Una aventura narrativa lineal de una época gloriosa que se queda en el intento
Soy muy fan de las aventuras de acción en tercera persona de corte narrativo y lineal, y con este Echoes of the End recuperé esa vieja ilusión que me despertaron aquellos títulos de la época de Xbox 360 o el posterior Ryse: Sons of Rome. Imaginen mi entusiasmo cuando vi el anuncio de éste el primer título de Myrkur Games, que prometía acción directa y al grano y una prometedora premisa.
La historia transcurre en Aema, un reino ambientado en Islandia que se ve amenazado por un imperio totalitario, una ambiciosa nación llamada Reigendal que pretende usar la magia para conquistar y obtener un poder absoluto. Nuestra protagonista, Ryn, se encuentra explorando las fronteras del reino junto a su hermano Cor, cuando lo secuestran para usarlo para sus fines egoístas.
Ryn se encontrará con un compañero inesperado, Abram Finlay, atormentado por su pasado y que ayudará a Ryn a mejorar sus poderes y rescatar a su hermano.
Gráficamente muy bello aunque necesita un poco de pulido
Echoes of the End entra por los ojos, con un diseño artístico que tira por lo realista, grandes y preciosos paisajes de toda la región en un entorno islandés de ensueño. Nos encontramos con uno de los puntos más fuertes del título, que pese a venir de un presupuesto modesto y un equipo de desarrollo novato, han sabido plasmar muy bien su idea de los reinos de Aema.
Es un videojuego lineal, pero 100%, aunque hay alguna pequeña ruta alternativa para desentrañar algún que otro secreto u obtener potenciadores para el personaje. Esto está construido con un diseño de niveles bastante simple, pero efectivo y que continuamente deslumbra con su belleza.
En modo rendimiento el juego va suave como la seda, pero he de decir que sufre un poco con la iluminación sobre todo en los horizontes con los reflejos de los lagos, que al mover la cámara hace que desluzca el bello paisaje continuamente. También sufre de popping en los escenarios de manera muy seguida y es algo que espero arreglen con el tiempo.
En cuanto al diseño de los personajes, es muy detallado y pese al poco carisma de las vestimentas tanto propias como enemigas, los protagonistas lucen espectaculares, tanto que sorprende. Lo malo viene en las animaciones, tanto al trepar, saltar y sobre todo al combatir, algo de lo que hablaremos a continuación.

Combate errático y desaprovechado
Si hay un título con el que comparar para tener una referencia, y salvando muchísimo las distancias de calidad (y sobretodo de presupuesto), es God of War (2018). Tenemos a nuestra disposición una espada y nuestro control sobre la materia, combinándolos para hacer combos espectaculares, al menos a priori, porque se diluye en cuanto las físicas y animaciones empiezan a jugar en contra de la jugabilidad.
Conforme avanzamos, iremos ganando puntos de habilidad a compartir en cuatro ramas: movimientos de combate, poderes, energía y vitalidad, y por último, poderes del compañero. Esto me recuerda mucho al juego de Santa Monica antes citado, en un árbol de habilidades no muy extenso que iremos completando con cada capítulo.
Pero lo peor del juego, o una de las peores características es el combate, que está muy lejos de la calidad de un soulslike, teniendo bloqueo, parry, esquiva y demás, pero de qué sirven los combos si SIEMPRE los interrumpen los enemigos. Me refiero a los ataques potentes que adquirimos gastando puntos de habilidad, algo que me ha frustrado muchísimo, porque los ataques infranqueables de los enemigos no podemos interrumpirlos.
Otra característica de Ryn es su capacidad de combate a distancia lanzando objetos mediante nuestro poder, pero es muy impreciso, con un control de cámara desesperante y muy mejorable. También podremos usar a Abram pulsando “X” en el mando para que lance sus poderes (como Atreus y su arco) y obtener una ventaja táctica, pero los enfrentamientos son desordenados y demasiado aleatorios como para dominarlos.
Por supuesto, habrá combates contra jefes, pero no es lo mejor del juego ni serán recordados como épicos. A veces nos costará varios intentos para aprendernos los movimientos, pero tampoco es que sea muy complicado el vencer, aunque lo peor es el diseño de algunos jefes, que me han parecido muy poco inspirados.

Exploración lineal y puzles, muchos puzles
Es un juego totalmente lineal, sin backtracking y lleno de obstáculos que superar mediante puzles ambientales en los que tendremos que usar nuestro ingenio, nuestros poderes e incluso los de nuestro compañero de aventuras. Están bastante logrados y tampoco es que nos vayan a romper la cabeza, pero lo malo es la cantidad absurda que nos encontramos en el camino.
Llegó un punto que casi me hace abandonar, porque era uno detrás de otro y a veces alargados artificialmente, lo que no juega precisamente a su favor. Congelar objetos de entre todos los que podemos mover, jugar con el tiempo y partes del escenario y otras características, amplían el desafío para avanzar a nuestro objetivo y por lo general son entretenidos.
Como hemos comentado más arriba, pese a ser pasillero, hay algún camino alternativo que nos dirige a un cofre, pero poco más motivo para explorar. Ganar capacidad vital o maná es el único objetivo que tenemos para rebuscar en todos los caminos posibles, que incluso nos lo indica el compañero y así nos hace saber que el objetivo principal no es por ahí, pero que hay algo interesante.
En Echoes of the End no hay items de curación como tales, sino pequeños túmulos de energía estratégicamente repartidos por los escenarios y que actúan como “checkpoints”. Así, no tenemos control estratégico de la vida en combate, sino robar vida con nuestro poder y gestionar la lucha con mucho cuidado.

Animaciones pobres, escriptado y duración
Tanto en los combates, el control del personaje y la interacción con los enemigos, nos topamos con unas animaciones que necesitan algo de pulido, así como el fijado de enemigos que es impreciso y no muy claro visualmente provocando confusión. Esto como otras tantas cosas se puede pulir con futuras actualizaciones.
Cuando estamos intentando resolver un puzle o avanzar, podemos solicitar la ayuda de Abram, e incluso a veces nos comentará observaciones sobre posibles pistas para seguir nuestro camino. El problema es un fallo en la escriptación, pues la mayoría de las veces habla a destiempo, cuando ya hemos solucionado el atasco.
Otras veces, los puzles se podrían resolver fácilmente o de otra manera, pero el juego está diseñado para hacerlo a su capricho y objetos que podrían pasar por un arco, se atascan mágicamente. Esto denota la falta general de pulido del título, que podría ser mucho mejor con un poco de trabajo extra para ofrecer una mejor experiencia.
No se trata de un título muy largo, algo muy de agradecer en esta industria repleta de juegos enormemente largos y que tienen un backtracking para alargar la experiencia. Para mí esto es un acierto en este videojuego, pues de vez en cuando necesitamos de esa aventura que en unas 10 o 12 horas nos ofrece una andanza directa y sin complicaciones de memorizar mapas.

Conclusiones
Echoes of the End es ese tipo de título que algunos jugadores echábamos de menos, lineal, con una narrativa muy buena, unos personajes con carisma y que va ganando ritmo y enteros según avanzamos en la historia. Un juego de acción y aventura clásico, que va al grano y que se deja jugar, pero que arrastra algunos problemas en las animaciones y decisiones técnicas en el combate que lo deslucen.
En definitiva, que por la decisión de diseño de puzles demasiado numerosos y en ocasiones tediosos, pueden cansar el jugador demasiado pronto, pero que con un poco de pulido pueden dejar un título bastante resultón con una buena historia y a un precio bastante reducido.
Echoes of the End está disponible en Xbox Series X|S, Playstation 5 y PC a un precio de 39,99€.