Final Fantasy XVI abandona, aún más la senda el RPG, convirtiéndose en un juego de acción con muchas bondades y mecánicas interesantes.
Desde su nacimiento en 1987 la saga Final Fantasy creada por Hironobu Sakaguchi se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del videojuego actual. Lo que empezó como la última apuesta de Square (de ahí el “Final” del título) se transformó rápidamente en una franquicia reconocida mundialmente, caracterizada por su narrativa profunda, su jugabilidad por turnos, unos mundos vibrantes, bandas sonoras memorables y en los últimos años una constante reinvención para adaptarse a los nuevos tiempos.

Con entregas legendarias como Final Fantasy VI y Final Fantasy VII, la serie cimentó su lugar en la historia de los videojuegos. Mientras que FFVI ofrecía una narrativa coral y una crítica velada del autoritarismo y fascismo, FFVII explotó en el plano internacional por su enfoque cinematográfico y su protagonista, Cloud, que se volvió icono cultural y pop de toda una generación. El paso a los entornos 3D, el uso de CGI puntero y la audacia narrativa consolidaron a la saga como referente en todos los aspectos.

Final Fantasy, Saga emblemática.
Final Fantasy VIII exploró el amor adolescente y una narrativa más introspectiva; FFIX, por su parte, regresó a una fantasía más clásica como homenaje a las raíces de la serie. FFX introdujo voces por primera vez y un sistema de progreso mediante el tablero de esferas, mientras que FFXII optó por una narrativa política compleja y un sistema de combate semi-automatizado que dividió a los fans. Final Fantasy XIII, por su parte, apostó por una historia lineal y un sistema de combate basado en paradigmas que generó opiniones muy encontradas entre los usuarios. Comenzaban “las pruebas” de Square Enix por reinventarse y adaptarse.

En medio, proyectos paralelos como Final Fantasy Tactics, Crisis Core, Dissidia o Theatrhythm expandieron el universo y demostraron la versatilidad de la franquicia. Mientras tanto, Final Fantasy XIV vivió una redención histórica al pasar de un fracaso inicial a uno de los MMOs más aclamados tras años de esfuerzo por parte de la compañía. Square Enix no cejo en su empeño y años mas tarde, este juego online esta más vivo que nunca con más de 20 millones de usuarios activos.
Con Final Fantasy XV, Square Enix dio un giro audaz hacia el ARPG (RPG de accicón), apostando por un mundo abierto y combates en tiempo real, dejando atrás el clásico sistema por turnos, que durante tantos años fue la seña de identidad de la saga.
Evolución del RPG clásico al ARPG puro
Final Fantasy XVI marca el punto culminante de esa transición. Ya sin trazas de combates por turnos, la entrega abraza completamente la acción directa con un sistema de combate inspirado claramente en Devil May Cry (no es casualidad que Ryota Suzuki, diseñador de combate de DMC5, esté tras el sistema de FFXVI).

El resultado es un combate trepidante, fluido, espectacular y técnicamente brillante. Los enfrentamientos contra Eikons son verdaderos espectáculos visuales que beben del anime, el cine y los combates titánicos del shônen. Sin embargo, este enfoque también ha abierto el eterno debate entre lo que Final Fantasy era y en lo que se ha convertido. La pregunta clave: ¿ha perdido la saga su esencia por abandonar la estrategia y la gestión de grupo en favor del combate frenético y espectacular?

Para muchos veteranos, la respuesta es afirmativa. Para otros, FFXVI representa una evolución natural en una industria que ha cambiado, con jugadores que exigen inmediatez y sistemas menos complejos. Yo, por edad y vivencias estoy con los primeros. No hay más que ver como un título como Expedition 33 ha sabido exprimir un sistema de combate por turnos y llevarse oleadas y oleadas de buenas críticas por su buen hacer. Quizás no era el sistema de juego lo que fallaba, sino el enfoque o la forma tan tradicional de llevarlo a acabo.
Historia y narrativa: oscuridad, traumas y foco en lo política
Final Fantasy XVI apuesta por una historia mucho más oscura y madura, inspirada claramente en Game of Thrones: traiciones familiares, conflictos entre naciones, esclavitud, genocidio, venganza. Clive Rosfield, su protagonista, es un héroe trágico marcado por la pérdida y el deber.

La narrativa es muy sólida y emocionalmente potente, pero no exenta de problemas. La estructura por capítulos, el ritmo desigual en ciertas partes de la historia con exceso de cinemáticas que cortan la experiencia o las misiones secundarias poco inspiradas o mal colocadas o algunos tramos demasiado lentos, ralentizan las dinámicas y el ritmo narrativo hasta extremos “infumables”. A pesar de ello, la historia logra crear un mundo coherente, con políticas complejas y una mitología interna que recuerda a los mejores tiempos de la saga. Y es que, pesar de esa falta de ritmo, Square Enix sabe contar historias e historias buenas, además.

Factura técnica y ambientación: un espectáculo audiovisual
En términos de producción y factura técnica, Final Fantasy XVI es uno de los juegos más impresionantes de esta pobre generación que estamos viviendo, donde se tira en exceso de UE 5. El diseño artístico de Valisthea, el continente que patearemos de arriba abajo, es sublime. Cuenta con regiones bien diferenciadas, castillos góticos, ruinas antiguas y paisajes que evocan belleza y devastación por igual. La dirección de arte brilla especialmente en los encuentros entre Eikons (invocaciones que nos resultarán conocidas para los viejos de la saga) y que ahora manejaremos en combates que son, una mezcla de animación japonesa y realismo de alto presupuesto.

En cuanto a rendimiento, el juego aprovecha bien la potencia de Xbox Series X, destacando el “modo rendimiento” con un framerate rocoso en 60 fps que se agradece. Aunque si hay un evidente downgrade en nitidez, sobre todo en los elementos de segundo y tercer plano si lo comparamos con el modo calidad.La música, compuesta por Masayoshi Soken, es un deleite absoluto: desde temas de batalla orquestales hasta melodías corales, pasando por piezas emotivas que elevan el tono de cada escena. Épica, variada, memorable: uno de los pilares del juego.

Sistema de combate: dinámico, frenético y espectacular
El sistema de combate es, sin duda, uno de los mayores logros o fracasos (según se mire) de FFXVI. Si nos olvidamos que venimos de un RPG por turnos y lo vemos como algo al margen de la saga solo podemos hablar bondades. EL combate es rápido, fluido y con un diseño que permite al jugador alternar entre estilos de Eikon, personalizar habilidades y crear combos visualmente espectaculares. Es accesible, pero también profundo si se domina.

Los enfrentamientos contra jefes, en especial los Eikons, tienen una escala colosal. Son auténticos “combates set piece” que podrían estar sacados de una superproducción de Hollywood. La sensación de control es total, cada habilidad tiene peso y presencia. Sin embargo, para algunos jugadores, la falta de gestión del grupo, el abandono de cualquier atisbo de estrategia y la poca dificultad general en el modo historia pueden ser un torpedo a la línea de flotación.
Jugabilidad: estructura, habilidades y exploración limitada
Otro de los aspectos más debatidos de Final Fantasy XVI es su estructura de mundo. Aunque el juego no es un mundo abierto al uso, sino un conjunto de zonas amplias interconectadas por menús, este enfoque permite que la narrativa este centrada y evita que nos dispersemos. Sin embargo, muchas de estas zonas se sienten vacías, con poca o nula interacción significativa y una exploración que raramente se recompensa de forma adecuada.

La jugabilidad fuera del combate se reduce en gran medida a misiones secundarias que, aunque en ocasiones aportan contexto narrativo, suelen estar construidas sobre mecánicas simples y repetitivas. Se echa en falta una mayor variedad de actividades y minijuegos, elementos históricamente presentes en la saga.
En cuanto a Clive, su sistema de progresión se articula mediante un árbol de talentos centrado en los poderes de los Eikons. Cada Eikon ofrece un conjunto de habilidades con efectos distintos, y el jugador puede personalizar su estilo de juego eligiendo combinaciones y mejorándolas. Es un sistema funcional y flexible, aunque algo pobre y poco personalizable si se compara con otros RPG´s.
CONCLUSIÓN:
Final Fantasy XVI es una obra valiente y visualmente deslumbrante. Podriamos decir que redefine qué puede ser un Final Fantasy en los próximos años. Aunque se aleja de muchas de las mecánicas clásicas del JRPG. Aunque también mantiene elementos esenciales de la saga: una historia épica, personajes memorables, una producción sonora impecable y un mundo lleno de matices. Es un título que divide: para unos, representa la madurez de la franquicia; para otros, una traición a sus raíces. Pero en ese debate está, precisamente, su valor: FFXVI no deja indiferente. Y en una industria tan saturada, eso ya es una victoria.
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Final Fantasy XVI
59,99€Pros
- Excepcional presentación audiovisual.
- Combate ágil, divertido y bien diseñado.
- Banda sonora espectacular.
- Historia adulta con temas valientes.
- Protagonista carismático y bien desarrollado.
Cons
- Ritmo narrativo inconsistente.
- Mundo algo vacío, con poca interacción y exploración limitada.
- Falta de variedad en la jugabilidad fuera del combate.
- Combate centrado solo en Clive; se echa en falta el control de otros personajes.