Desata toda tu locura en Rage 2, una apuesta desenfrenada y divertida de mundo abierto
Que id Software sea una de las compañías referentes dentro del género shooter es algo que no debería coger a nadie por sorpresa, pues a fin de cuentas son los principales impulsores de este mismo, con clásicos tan destacables como Doom, Quake o Wolfenstein. Los disparos es algo que a esta compañía se le da muy bien y todas sus propuestas ofrecen las mejores experiencias de esta clase de juegos. Por ello, cada trabajo que realizan se espera con una ilusión y una expectativa a la altura de la trayectoria de esta misma. Asimismo, el regreso de Doom o Wolfenstein ha sido una auténtica delicia para todos los aficionados de la acción y los tiroteos, aunque también ha habido tiempo para otros proyectos de cosecha nueva. Entre los proyectos de nueva creación estaría RAGE, un título que apostó por un mundo post-apocalíptico hace ya casi 9 años y que poco a poco ha ido consolidándose como una nueva franquicia de peso dentro de Bethesda.
Tal ha sido el calado de RAGE que actualmente recibimos su secuela a manos de Avalanche Studios, los creadores de la saga Just Cause, y la propia id Software. RAGE 2 es la evolución lógica de su antecesor, aunque a pesar de todas sus bondades, intentos y ambiciones no ha acabado de superar las sensaciones que en su día nos dejó el debut del anterior, al menos hablando desde una perspectiva personal. Así pues, sin más dilación veamos cuales han sido, precisamente, sus puntos más fuertes o los más débiles en su análisis al detalle.
Para empezar, nos gustaría dejar una cosa clara, y es que casi todos los videojuegos o todas las creaciones de id Software son experiencias muy divertidas que abogan por la acción frenética y desmedida. Y por ello, quizás, son propuestas tan entretenidas y disfrutables, pues no tienen reparos en servirse de la violencia y de la casquería gratuita para hacernos sentir como auténticos súper soldados invencibles. Con ello, queremos decir que RAGE 2 no ha sido una excepción en esta fórmula o ecuación, pues es un título que nos ha deparado muchas horas de diversión y entretenimiento sin más contemplación que la de destruir y matar todo a nuestro paso. Sin embargo, el resultado de esa maravillosa esencia se ha diluido un tanto con un mundo abierto que no cumple bien con su función y que no nos invita a explorar cada rincón de su escenario.
Lo comentado en las últimas líneas es clave, ya que las otras propuestas de la compañía tienen un enfoque claro. Por ejemplo, Doom se sirve de un diseño de escenarios exquisito que apuntala con una acción sin descanso, Quake tiene uno de los multijugadores más adictivos y frenéticos de cuantos haya y Wolfenstein está apostando fuertemente por la narrativa, mientras RAGE trata de brindar una buena experiencia de mundo abierto desolador y atractivo para competir con este estilo de juegos, aunque como decimos no nos ha acabado de convencer. De esta forma, es como si el propósito u orientación de esta misma propuesta no haya acabado de despuntar, cuajar o brillar por una ejecución no muy acertada.
Las razones por las cuales no acaba de funcionar se hacen palpables y obvias en cuanto nos adentramos en el mundo abierto que nos brinda el juego, pues este se nos antoja del todo inconexo, cargado de iconos por doquier, sí, pero sin ningún tipo de conexión o continuidad que nos inste a descubrir cada actividad que se nos ofrece. Tampoco existe un ritmo que trate de apaciguar un tanto este desaguisado, por lo que la sensación que nos deja todo este conjunto es de una dejadez y una falta de imaginación o creatividad bastante acentuada.
No obstante, ahí no queda la cosa… pues el insulso mundo abierto solamente es un mal menor o un ápice de otro problema mayor: la acusada reiteración y monotonía en todas las actividades que nos podemos encontrar en el Yermo de RAGE 2. El patrón del videojuego es muy sencillo y simple, existen tres tipos de tareas o misiones a realizar que vienen designadas por cada líder de facción. De esta forma, una vez hayamos visto la dinámica de cada tipo nos encontraremos ante la misma premisa una y otra vez… Por ejemplo, nos topamos en numerosas ocasiones con guaridas o enclaves enemigos llenos de bandidos, pendencieros o mutantes que deberemos de eliminar con tal de hacernos con su domino. También tenemos la posibilidad de correr en distintas carreras por los vastos desiertos o incluso participar en persecuciones. En resumir las cuentas, sea cual sea el objetivo de la misión acabaremos en una zona u otra, cuyo diseño a veces no dista mucho entre ellas, machacando y destruyendo las huestes enemigas sin ningún tipo de hilo conductor o mayor intención.
Y eso que, en sí, la presentación del contenido no augura nada esta sensación de redundancia, pues si nos detenemos a ver la categorización o tipología de este, podemos intuir que lo que nos espera ahí afuera en el Yermo es más atractivo de lo que parece. Por ello, a parte de las guaridas que hemos citado anteriormente también tendremos que levantar bloqueos en las carreteras, destruir centinelas, reactores o convoyes al más puro estilo Mad Max. Y es que como veis parece que hay más variedad si los enumeras de esta forma, pero como decimos no es ni mucho menos así. Por otro lado, existen las arcas que son una especie de tutoriales en los cuales desbloqueamos nuevas habilidades o nuevas armas, radicando aquí realmente el sistema de progresión del título.
Esa progresión desde nuestro punto de vista no tiene una buena inclusión en el conjunto, pues en sí se nos antojan como objetivos secundarios… bueno y qué no lo es en esta propuesta. Es cierto que esta faceta del videojuego es la que más atractivo le pone al hecho de explorar el mapeado, pero se siente fuera de lugar en el desarrollo de la aventura. Esto se debe a que, por ejemplo, en nuestro caso hemos acabado la historia con la pistola, la ametralladora y la escopeta iniciales más dos poderes especiales, lo cual no ayuda para nada a las sensaciones que hemos ido describiendo hasta ahora. Y nos diréis, bueno… haber explorado e ido a las arcas a reclamar vuestras recompensas. Pues bien, a pesar de haber ido a unas pocas de ellas solamente hemos sacado la capacidad de esprintar más, el doble salto y las habilidades que comentábamos que en este caso han sido: el empuje y el vapuleo. Es una pena que el resto haya quedado un tanto en agua de borrajas, pues las ganas de descubrir nuevo arsenal, así como nuevas formas o habilidades para desmembrar a nuestros enemigos, eran bastante excitantes.
Además, las distintas habilidades que tenemos a nuestra disposición son tan interesantes como el arsenal, ya que entre ellas tenemos una barrera de defensa, vórtices de succión, golpes devastadores, entre otros. Estas técnicas las podemos ejecutar gracias a un traje llamado Ranger, el cual se asemeja un tanto a las armaduras que hemos podido ver hasta ahora en la saga Doom. Y es que en parte, este RAGE 2 bebe bastante de otras ofertas del mercado, como la propia variedad de armas. Entre ellas encontramos la clásica escopeta, la ya citada ametralladora, un revólver, un híper-cañón, un cañón de pulsos, una pistola de dardos gravitatorios… Lo cierto es que son una pasada y las combinaciones que se dan lugar junto con los poderes se convierten en una auténtica locura y un espectáculo. En definitiva, es realmente aquí donde el videojuego funciona, en su lograda y conseguida sensación de gunplay y en las posibilidades jugables que estas aportan.
Por otra parte, la progresión no se limita solamente al hecho de ampliar nuestras habilidades o armas, sino también en el hecho de poder mejorarlas. En este sentido, el juego se comporta de mejor forma y es que durante nuestra aventura iremos consiguiendo diferentes recursos o materiales para construir objetos o munición, así como para poder mejorar todos nuestros poderes, accesorios y armas. De todos los recursos disponibles, el más importante quizás sea la feltrita, pues digamos que esta es la principal moneda de cambio en el videojuego.
Todos estos elementos que hemos ido citando hasta ahora tienen un peso importante en el videojuego, así como su propia cabida en el producto por sí solos, pero como como hemos ido diciendo no tienen ninguna conexión entre ellos y hacen que el sabor del conjunto sea un tanto agridulce, como ocurre con la historia. Esta se nos presenta de una forma bastante acelerada al principio de la aventura como si trataran de justificarse rápidamente por la falta cohesión y conexión entre todos los componentes del juego. La premisa que nos ofrecen es muy simple y anecdótica, pues en ella encarnaremos a Walker, uno de los últimos miembros de los Ranger. De esta forma, nuestro protagonista se ve afectado como parte de las víctimas en un asedio a su aldea por parte de La Autoridad, por lo que no tarda ni un solo instante en montar una especie de resistencia para vengarse y derrocar al General Cross que trata de dominar todo el Yermo con fuerza bruta. Para lograr su cometido, Walker debe encontrar y reunir a tres miembros de facción para poner en marcha un proyecto llamado Daga que se había diseñado para casos de necesidad extrema como en el que se encuentra, así que esa es meramente su motivación y un tanto el hilo durante toda la aventura. Lo cierto es que al igual que no se tarda nada en justificar nuestra situación al inicio del videojuego, tampoco hace falta mucho tiempo para que toda esta premisa se diluya por completo para ser meramente testimonial…
Como veis la parte narrativa de la propuesta no es ninguna virguería, aunque tampoco hace falta que lo sea en una oferta como esta. Pero sí que se hace evidente en todo momento que flaquea mucho y que no se sostiene en ningún momento, es más si no estuviera tampoco nos hubiéramos alarmado. A todo esto, tampoco ayuda el hecho de que su duración de aproximadamente 10 horas se alargue de una forma un tanto artificial, pues en el desarrollo de la historia llegamos a un momento en el que tendremos que subir de nivel obligatoriamente haciendo misiones secundarias.
En cuanto al apartado gráfico y técnico, hemos de decir que a pesar de cumplir muy correctamente con su cometido, RAGE 2 no luce un acabado acorde con lo esperado ni con las cotas de calidad pertinentes de una producción como esta en consolas. El videojuego se sirve del motor gráfico de Avalanche y no del idTech, lo cual ya es un tanto raro al ver que Just Cause 4 ya acarreó ciertos problemas de rendimiento como pasa en esta ocasión. Un shooter de estas características debe primar por encima de todo los 60 fps para ofrecer una experiencia de juego gratificante, sin embargo, esta obra no lo consigue en los modelos de consolas estándares. Por ello, Xbox One S y Xbox One se quedan con unos 30fps que en muchos momentos provocan una sensación de mareo un tanto desagradable, al menos bajo nuestro punto de vista. Así pues, Xbox One X es la única plataforma en la cual tendremos la mejor experiencia posible con ese rendimiento mejorado, siendo la mejor opción si jugamos en consolas. Por otro lado, el diseño, la estética o la dirección artística son los mejores aspectos en este apartado, mostrando unos tonos de colores muy vibrantes y llamativos que nos entran directamente por la vista.
Por último, en lo que refiere al aspecto sonoro hay que decir que el trabajo realizado es de muy buena calidad para los efectos de sonido, pues son contundentes y solventes como nos tienen acostumbrados. No obstante, no podemos decir lo mismo de la banda sonora, cuya variedad no es muy notoria a pesar de cumplir muy correctamente con el acompañamiento de la acción. Y lo mismo ocurriría con el doblaje, el cual está totalmente localizado al español, cosa que se agradece un montón. Sin embargo, parece como si los actores no hayan tenido muchos detalles de los entornos o situaciones en los cuales se encuentran sus personajes, perdiendo así en muchas ocasiones carisma, o fuerza, en sus interpretaciones.
Conclusiones
RAGE 2 es una propuesta muy divertida y entretenida que regresa con fuerza, pero que no ha sabido aprovechar todo el potencial que tenía y tampoco ha sabido sacar partido de sus mayores virtudes. Es un título muy frenético y desenfrenado que hará las delicias de cualquier amante de los shooter, más si somos fervientes seguidores o seguidoras de los trabajos de id Software, aunque la ejecución y recreación de su mundo abierto no ha acabado de funcionar. Asimismo, el diseño o estructura de las misiones, así como la inclusión del sistema de progresión, no ayudan a mejorar el producto final al sentirse un tanto como objetivos secundarios. No obstante, las horas de juego que le hemos dedicado se nos han hecho muy amenas, a pesar de su acusada repetición. Es una verdadera lástima que un producto como este que tenía todo en su mano para ser top, haya quedado en uno que sencillamente es correcto.