La última publicación Annapurna que llega directamente a GamePass es una aventura a pedales para salvar el mundo místico.

Meshoff, californianos conocidos por los enfrentamientos rápidos y sangrientos de los Nidhogg, rediseñan la exploración y la aventura más clásica para crear un universo que gira entorno una de las aficiones de su productora, Kristy Norindr: el ciclismo.  Las carreras, la reputación y recuperar las partes de una bicicleta mística que cambia la marcha de la existencia conforma esta historia.

Despierta Kat, la aventura te llama.

Tanto como la bicis, una cosa que es de verano (y a mi entender de todo el año) es la siesta. Así de apacible, en un bosque de colores ocre se despierta Kat, la protagonista de la historia. El ruido que le hace despertar viene de un antiguo templo donde otra criatura también ha despertado de una siesta que se le ha alargado. Skully es un espíritu encargado de vigilar las cloacas de las almas y conducirlas hasta la luna para cambiar la marcha y que la rueda siga girando a su ritmo. Todo referencias a una bicicleta mística que oh! sorpresa, han robado durante la siestecita y han sustituido por una vieja bicicleta oxidada.

La premisa clásica que precede la aventura: el elegido tiene una misión y pocas materias primas para llevarla acabo. En Wheel World l a bicicleta está dividia en componentes que tienen los líderes de diferentes zonas. La Labor de Kat es escalar habilidades para poder recuperar la bicicleta mística.

Monta y pedalea.

El Mapa ofrece zonas abiertas, atalayas para descubrir zonas y (vaya por dios) iconos para localizar las misiones. La propuestas artística del juego es lo suficientemente atractiva y estimulante para poder haber creado otro sistema de exploración más allá de chinchetas en del mapa. De hecho con las atalayas, grandes timbres de bicicleta, intenta algo  más orgánico para encontrarlos, pero al activarlos se descubre el mapa y en él todas las misiones. Algo tan manido y desestimado por los grandes y tan usado por los genéricos del género que, repito, no se relaciona bien con el diseño artístico del juego.

El arte de Wheel World enamora con trazos simples, low poly, etéreos, mezcla de Hora de Aventuras y Ollie Ollie World con colores muy vivos que dan una profundidad a la secuencia y ofrece unas postales bastante memorables. Mas allá de problemas de jugabilidad que trataremos más adelante y algunos elementos como el popping, la animación es muy fluida y elástica. Muy necesario en un juego de carreras.

Moverse por el mapa a lomos de nuestra máquina es una delicia. El paisaje que se abre a nuestro alrededor, en una primera parte del juego es idílico. Los campos, bosques y ciudades están diseñados para ir en bici disfrutando de la brisa y el paisaje. Buscando piezas de bicicleta en cada rincón y descubriendo rutas y saltos. Hablando con las personas que habitan el mundo, compartiendo sus experiencias para enriquecer tu habilidad en la bicicleta. No es muy extenso (el mapa y estas experiencias) pero añade un toque de secundarias a las carreras principales.

Todo acompañado con una banda sonora Pop-electrónica que refuerza el deseo de exploración y hecha el resto con temas cantados para dar toda potencia en los desafíos. Si bien es cierto que a veces falla la banda sonora durante la carrera, esta sigue sonando en tu cabeza.

Domina el pelotón.

Todo en Wheel World es reputación y Kat… pues es una don nadie. Esto la lleva a coger la bicicleta oxidada que le ofrece Skully, lanzarse al camino y conocer a los diferentes equipos diseminados por el mapa desafiándolos en sus carreras. A medida que las ganamos tenemos más reputación y podemos acceder a los desafíos de los jefes de zona y recuperar la parte correspondiente.

En cada zona hay unos cuantos pelotones que están esperando el desafío. Verdaderas tribus urbanas del ciclismo con ganas de retos, y ahí estamos nosotros para destrozarlos. Siendo cada carrera diferente el reparto de puntos de reputación dentro de esta siempre es el mismo: quedar entre los tres primeros, ganar la carrera, superar el mejor tiempo y conseguir tres letras diseminadas por el escenario. No están mal porque conseguir todas a la vez supone un reto en ocasiones pero que sea una constante, que diferentes carreras siempre tengan los mismos objetivos lastra un poco la experiencia.

Aprende mecánica.

Lejos de objetivos, las carreras en sí tienen diferentes estilos que harán que tengamos que preparar la bicicleta para la ocasión. Wheel World tiene un sistema de equipo muy variado que modifica la bicicleta a nuestro favor. A lo ancho del mapa encontraremos muchas cajas/cofres con partes y también las ganaremos con los desafíos. Dependiendo del tipo de carrera podemos combinar diferentes tipos de rueda, sillin, cuadro,transmisiones… pudiendo hacer mil y una modificaciones con las que arañar stats y que en el tramo final marca bastante la diferencia.

Sin asustar tampoco, es un juego que apuesta más por el arcade y en este sentido se echa en falta algo muy de ciclismo como la estamina para subir puertos. No hay muchas cuestas, pero para esos tienes la transmisión con marchas: un punto de desafío unicamente para los más experimentados y sólo para el reto personal, porque no resultan necesarios. Si se quiere un modo facil está el piñon fijo.

Es como montar en bici, siempre se recuerda.

Al principio del juego hablan del falso llano: ese tramo que aparentemente es fácil pero tiene un imperceptible desnivel que cuando lo adviertes te ha destrozado. La dificultad en Wheel World no es así. Tiene una primera parte muy fácil en la que prácticamente no hay que cambiar la bicicleta y a la vuelta de la esquina te encuentras un puerto de primera categoría donde los corredores son más agresivos y pierdes todas las carreras… no hay evolución paulatina y si no hablas con los NPCs realmente no descubres cómo montar una buena bicicleta para cada desafío. Punto a favor de la exploración, punto en contra de la jugabilidad.

El manejo de la bicicleta es muy gustoso si hay poco trasiego alrededor, si son carreras largas poco contacto con los contrincantes. Caerte de la bici es difícil, tienen que ser un choque frontal para que Kat tropiece. Pero cuando llega ese pico de dificultad el manejo se vuelve más torpe y los accidentes se suceden más. Parte del problema se soluciona con habilidad y mejoras de bici. Cuando la cosa se pone seria, las calles son muy estrechas, hay tráfico farolas y los oponentes te empujan el juego no llega a romperse pero su sistema de físicas es débil, el manejo se resiente y la habilidad no sirve. Resulta un problema porque en estas ocasiones parece que ganar es una cuestión de suerte más que de destreza.

Conclusiones.

Estando en verano, Wheel World es una propuesta bonita y liviana para pasar los momentos que nos dejan las vaciones para jugar. La aventura no es muy larga y en un par de tardes se puede completar. Pica y pide rejugabilidad para conseguir todo lo que ofrece. Es el momento ideal para este tipo de juego, además en Gamepass. A pesar de sus fallos, Wheel World es una perspectiva diferente a los videojuegos de aventuras, con sus builds de bicicletas que en un primer momento son casi estéticas pero más tarde juegan una dimensión decisiva. Muy refrescante.




Wheel World

18,49 €
7.3

7.3/10

Pros

  • Es muy gustoso explorar con la Bici
  • Muchas opciones de construcción de bicis
  • El diseño artístico, tanto gráfico como de sonido

Cons

  • Su dificultad no escala bien
  • No responde bien en las carreras críticas

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