Análisis de Daemon X Machina: Titanic Scion para Xbox Series X. Un JARPG de mundo abierto que lleva el combate de mechas a otro nivel.
Desde los inicios del anime moderno, Japón ha cultivado una fascinación casi reverencial por los mechas: colosos metálicos pilotados por humanos que encarnan tanto el poder tecnológico como los dilemas éticos de la humanidad. Series como Mazinger Z, Mobile Suit Gundam o Neon Genesis Evangelion no solo definieron un género, sino que cimentaron una cultura visual y narrativa que ha influido profundamente en el manga, el cine y, por supuesto, en los videojuegos. En este contexto, Daemon X Machina irrumpió en 2019 (como exclusivo de Nintendo Switch) con una propuesta audaz. Aunque no logró conquistar al gran público, sí se ganó un lugar entre los entusiastas del género mecha gracias a una estética vibrante, su sistema de personalización y una jugabilidad que apostaba por la acción estilizada y el combate aéreo.
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Seis años después, Marvelous y First Studio redoblan la apuesta con Daemon X Machina: Titanic Scion. Esta secuela (ahora multiplataforma) no solo amplía el universo narrativo de la primera entrega, sino que también refina su propuesta jugable con un mundo abierto más ambicioso, un sistema de combate más fluido y una personalización aún más profunda. Además, el juego cuenta nada menos que con la incorporación de Shoji Kawamori, el legendario diseñador de Macross y Armored Core, elevando el diseño de los mechas a nuevas cotas de espectacularidad.
Sin embargo, no todo brilla bajo el metal. Y es que las armaduras de Titanic Scion, aunque parezcan invencibles, también se quedan sin energía.
Bestias y dioses de metal
Antes de comenzar a hablar de su historia, es necesario mencionar que, aunque Daemon X Machina: Titanic Scion es cronológicamente una secuela del título de 2019, funciona perfectamente como una aventura independiente.
Titanic Scion nos sitúa 300 años después de los sucesos del primer juego. La humanidad lucha por sobrevivir en un mundo dividido. Los Outers, humanos modificados que poseen habilidades extraordinarias gracias a un raro recurso energético llamado Femto, se rebelaron contra el resto de la sociedad por el desprecio y el rechazo que recibían. Formando un régimen militar tiránico llamado Sovereign Axiom, estos dioses con armaduras robóticas gobiernan con puño de hierro desde El Jardín, una utopía orbital tecnológicamente avanzada.
Por otro lado, el resto de los seres humanos luchan por sobrevivir en la superficie de un planeta devastado, enfrentándose a criaturas orgánico-mecánicas llamadas Immortals. Pero en medio de la desesperación, una resistencia llamada Reclaimers empieza a forjarse para combatir a la Trinidad, la división de élite de Axiom.

Nuestro (o nuestra) protagonista, es un piloto Outer fugado que acaba metido de lleno en esta revuelta entre ambas facciones.
Como habéis podido leer, la trama del juego está cargada de traiciones, tensiones políticas y enfrentamientos dignos de un guion de anime.
Auténtica furia mecha
Antes de empezar la aventura, Titanic Scion permite crear nuestro propio protagonista en un editor de personaje bastante variado. También podremos elegir entre numerosos personajes predefinidos bastante molones.
Una vez hecho esto, el juego nos ofrece la posibilidad de elegir entre dos tipos de armaduras: una ligera y otra más equilibrada. Cuando nos hayamos equipado con nuestro traje mecánico, comenzará un prólogo de casi una hora en el que debemos escapar de la base de Axiom junto a otro Outer llamado Nerve. En esta introducción (que incluye una pequeña pelea contra un jefe), el juego nos bombardea con un montón de información en pantalla que resulta algo confusa y abrumadora.
Tras todo ello, finalmente acabamos aterrizando en El Jardín, una especie de semi mundo abierto con regiones amplias y conectadas entre sí. Es aquí cuando Daemon X Machina: Titanic Scion se abre y comienza a explicar sus mecánicas. En El Jardín encontramos objetivos principales (los de la campaña), encargos secundarios o recompensas por eliminar enemigos concretos. Montados en nuestro Arsenal, un exoesqueleto dotado totalmente para el combate, exploraremos distintos biomas por tierra y aire enfrentándonos a monstruos o a otros mechas en peleas bastante dinámicas.

Dichas contiendas nos permiten utilizar armas tanto a distancia como a melé, agarrar enemigos y lanzarlos por los aires o arrancarles blindajes. También tendremos secuencias a bordo de vehículos, usando armas fijas como torretas o misiones de escolta.
Una buena puesta a punto es esencial antes del combate
Si en el primer Daemon X Machina pilotábamos robots gigantes al más puro estilo Armored Core, en Titanic Scion, como decía antes, sustituiremos a estos colosos por servoarmaduras de tamaño humano (más parecidas a las Alabardas de Anthem). Pero esto no quiere decir que el combate sea menos espectacular, ni mucho menos. Es muy intuitivo y divertido. Ahora los movimientos resultan más contundentes y la sensación de inercia está mejor lograda, lo cual hace que volar, esquivar y disparar se sienta mucho más satisfactorio (excepto cuando la cámara se vuelve un poco loca).
Los Arsenals nos permiten llevar un arma en cada brazo, además de otras dos secundarias que podremos alternar. Podemos combinar armas de corto alcance (como espadas laser, tachis o lanzas) y de largo alcance (como rifles, arcos, cañones de riel o lanzacohetes). También podremos equiparnos una tercera al hombro y un objeto auxiliar, como bombas, escudos, propulsores adicionales o sistemas de recuperación.
Al derrotar enemigos, podremos arrebatarle un arma, una pieza de la armadura, un objeto auxiliar o un plano para fabricar nuevo equipo en la base. Siempre y cuando tengamos los materiales necesarios para hacerlo, claro. También es importante destacar que nunca podremos quedarnos con todo, así que deberemos priorizar qué ítem nos interesa más en cada situación. Todas estas piezas nos servirán para modificar las estadísticas de nuestro Arsenal. Es aquí donde Titanic Scion muestra su faceta de RPG, pues en la base podremos experimentar con un montón armas y equipo, combinándolas para conseguir las mejores builds.

Por si fuera poco, se ha incluido un nuevo sistema de fusión con los llamados Factores Inmortals. Esto nos permite implantar mejoras biotecnológicas en nuestro personaje para obtener ventajas únicas (como más potencia de fuego o mayor resistencia). A cambio, nuestro piloto se volverá cada vez menos humano, con cambios visibles en su aspecto y la posibilidad de perder parte de esa identidad.
Epicidad titánica
A nivel técnico, Daemon X Machina: Titanic Scion se mantiene estable la mayoría del tiempo, ofreciendo un control bastante fluido y preciso. Los enfrentamientos se sienten intensos y están cargados de momentos épicos. Sin embargo, ciertas caídas de frames llegan a ensuciar un poco la experiencia. Estas, sobre todo, se dan en momentos con mucha carga de efectos visuales o proyectiles y cuando jugamos online. También he notado algunas cargas tardías de texturas (sobre todo en las cutscenes).
Respecto al diseño artístico, el título de Marvelous brilla con un apartado visual que beneficia en gran medida a los mechas. Los Arsenals cuentan con un nivel de detalle encomiable y todos ellos portan un estilo que combina lo funcional con lo estético. Cada pieza nueva que conseguimos refleja una historia de batallas libradas. Además, en la base contaremos con generosas opciones de personalización para dejar nuestra armadura bien resultona con todo tipo de pegatinas, patrones y colores. Por su parte, los personajes presentan un diseño de lo más anime, con mención especial a la división de élite de Axiom.

En cuanto al diseño del escenario, aunque este tiene varios tipos de biomas y lugares ocultos que animan a la exploración, también presenta los típicos problemas de los mundos abiertos. Muchas zonas del mapa se sienten vacías y parecen meros descampados que sirven como arenas de batalla para los robots.
Por último, a nivel sonoro escucharemos temas de corte metalero con guitarras pesadas y tonos electrónicos que encajan bien con la adrenalina del combate, pero tampoco nada especialmente memorable. El juego también cuenta con doblaje en inglés y japonés que, aunque es aceptable, no es demasiado expresivo. Esto, unido a la poca efusividad de sus animaciones faciales, hace que los personajes se sientan carentes de espíritu.
En definitiva
Aunque Daemon X Machina: Titanic Scion no viene a reinventar la rueda, logra aprender de sus errores del pasado ofreciendo un sistema de juego más fluido, combates espectaculares y un mundo abierto que, aunque no revoluciona, sí aporta frescura y libertad para repartir estopa con estilo. Además, el sistema de personalización y las mejoras genéticas aportan un toque estratégico que engancha.
Ahora bien, no es Femto todo lo que reluce. La historia, aunque con buenas ideas, no termina de despegar. Ciertos personajes son clichés andantes y el ritmo narrativo a veces se pierde entre explosiones y diálogos que no llevan a ninguna parte. Además, el rendimiento técnico tiene sus altibajos.
Está claro que la obra de Marvelous y First Studio no es perfecta, pero sí es un paso firme hacia una saga que quiere hacerse notar. Si te van los mechas, los mundos postapocalípticos y los dilemas existenciales con sabor a láser, en Titanic Scion encontrarás tu dosis ideal de sangre y acero.

Daemon X Machina: Titanic Scion
70 €Pros
- Sistema de juego fluido y satisfactorio
- Múltiples opciones de personalizar los mechas para crear diferentes builds
- El diseño de los Arsenals es espectacular, reluciendo en los combates
- Cooperativo online para disfrutar de la campaña con amigos
- Mundo abierto con diferentes biomas y cuevas para explorar...
Cons
- ...que se siente algo vacío en ciertas ocasiones
- Demasiadas misiones secundarias muy simples y repetitivas
- Que el looteo esté limitado a un solo objeto por enemigo llega a ser algo frustrante
- La trama, aunque empieza bien, no termina de despegar
- Ciertas caídas de frames y texturas que tardan en cargar