Entre la campaña, modo online, zombies y la remasterización de un clásico, Call of Duty: Infinite Warfare es una apuesta a tener en cuenta estas Navidades.

Un año más, y ya forma parte dentro de la tradición en el mundo de los videojuegos, tenemos nueva entrega de Call of Duty, esta vez apellidada Infinite Warfare. Como novedad, no viene sola, ya que los chicos de Activision e Infinity Ward han sabido cuidar muy bien al fan de su franquicia (o volver a capturar al jugador que había abandonado la serie, nunca lo sabremos…) gracias a la remasterización de un clásico atemporal como es Call of Duty: Modern Warfare. Mucho contenido el que tenemos que afrontar en este análisis, así que pasamos directos a desgranar los elementos clave de ambos juegos.

Tu no sabes nada, almirante Kotch

Lo primero que llama la atención de Call of Duty: Infinite Warfare es su línea histórica-temporal. Dejamos de un lado ese “pseudo-futuro cercano” para embarcarnos en la ciencia ficción futurista pura y dura. En esta ocasión, manejaremos al comandante Reyes , un recién ascendido almirante que tendrá que luchar una guerra contra la SDF (Settlement Defense Force), facción que ansía la independencia y el alzamiento de Marte, buscadora de recursos intergalácticos y que pretende ser el relevo generacional de un planeta Tierra tras una guerra de secesión que lo cambió todo. Una lucha interplanetaria que nos deja un “malo” de renombre en la facción rebelde, Kit Harington, más conocido como John Snow en Juego de Tronos y que aquí interpretará a Salen Kotch. Pese a la importancia que se le quiere dar a este personaje, no tiene ni la relevancia, ni sale tantas veces como a nosotros nos gustaría. En este sentido, Kevin Spacey haciendo de villano en Call of duty Advenced Warfare le da mil vueltas en todos los sentidos, ya sea por el guion del juego, o de la propia interpretación del actor.

Aun con una falta de peso argumental, o de giros de guión que nos asombren en comparación con otras entregas, Call of Duty Infinite Warfare nos deja buenos momentos con situaciones atípicas, y que sientas de maravilla a una saga que empieza a dar signos de agotamiento. Aparte de unos buenos tiroteos en el espacio, con ausencia de gravedad y con la posibilidad de desplazarnos libremente en todas las direcciones, tenemos unas batallas en naves espaciales que viene a ser lo más llamativo del modo historia. Desde el primer minuto alucinaremos con el despegue de estas naves, y gracias a un control muy intuitivo, pronto sabremos maniobrar bien entre asteroides para dar caza al enemigo. Puede que a la larga lo encontremos un poco simple y con objetivos algo repetitivos, pero estos cambios de aires sientan muy bien y son de agradecer para romper con la tónica habitual que vemos año tras año.

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Os presentamos a un malo que no da tanto respeto como uno podría esperar…

Una vez seamos ascendidos a almirante, y gracias a la extracción de unos valiosos datos del enemigo, sabremos la posición exacta a de sus naves, y con esto, se desbloquean una serie de misiones secundarias que podremos completar (o no) en el orden que queramos. Por desgracia, y sobre todo en las fases que transcurren a pie, el terreno de acción será muy parecido independientemente de la misión que escojamos. Entrar en la nave del enemigo (que entendemos que sean todas fabricadas a imagen y semejanza, en la guerra no se mira el estilo artístico de una fragata de combate) y piratear, sabotear, destruir o robar algún prototipo que pueda sernos de valor.  Al menos el esfuerzo tendrá su recompensa, ya que una vez que completemos la misión secundaria correspondiente, seremos recompensados con nuevos accesorios o armas tanto para nosotros como para nuestro caza de combate. Las misiones principales sí que están mejor realizadas, con escenarios nunca antes vistos en un shooter y con momentos intensos. Al final, nos encontramos con una campaña de 8-9 horas de duración y que podemos alargar o acortar como nosotros queramos, dependiendo si queremos completar más o menos misiones. Eso sí, si jugamos en un nivel de dificultad alto, las tornas se vuelven verdaderamente difíciles en esta entrega si comparamos con títulos anteriores.

Hablando de armas, (y esto también podría servirnos para el modo online y  el modo zombie) tendremos un gran surtido de pistolas, escopeta, fusiles de asalto y armas pesadas, cada una de ellas con diferentes aspectos personalizables y tipos de disparo. Mientras que para los humanos nos será útil utilizar la munición “estándar”, para los bots que nos impidan el camino lo mejor será usar munición eléctrica, mucho más efectiva por razones obvias. Antes de cada salida al espacio exterior, tendremos la posibilidad de escoger el tipo de arma que llevar, tanto la principal como la secundaria , y deberemos estar atentos al tipo de misión a la que nos enfrentamos, ya que algunas requerirán de nuestro mejor sigilo, donde priman los silenciadores, mientras que en otras será más apropiado el uso de armamento pesado. Armas que, como el propio juego, tienen elementos futuristas inventadas por los desarrolladores. Cada una de ellas tendrá sus particularidades, defectos y ventajas y aunque al principio costará diferenciar el rol que desempeña cada una, con la práctica nos habituaremos muy bien a cada estilo. Cabe destacar el armamento pesado, lo más original y que consta de láseres ultra-potentes y multidireccionales, una especie de lanzacohetes rastreadores o “rail-guns” de gran poder destructivo. Eso sí, la mayor parte de “ficción” se la llevan los accesorios que podremos equiparnos, divididos en dos tipos: los letales compuestos por minas buscadores o granadas anti-gravedad, y las tácticas , con módulos de pirateo para hackear los robots enemigos, o escudos de energía que nos permiten ganar unos segundos de respiro. Mucha fantasía, mucha ficción, pero bien metido y sin nada que resulte chocante pese a la invención ofrecida.

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Posiblemente las batallas espaciales sean lo mejor de Call of Duty: Infinite Warfare

Un modo multijugador que no despega

Todos los que hayan probado alguna entrega de Call of Duty saben perfectamente el estilo multijugador que ofrece: escenarios reducidos, bastante frenéticos para encuentros cercanos que no permitan un minuto de respiro…y los jugadores camperos que escudriñan cada centímetro del campo de batalla para busca la mejor posición. Esto se mantiene en Infinite Warfare, pero además añadiendo nuevas opciones que varían ligeramente la forma de jugar. En esta ocasión, cada jugador podrá escoger una de las seis clases de soldado disponible (tres de ellas bloqueadas en un principio) que poseen diferentes habilidades, armamento y ataque especial. Estas seis clases se componen de mercenario, sináptico, hyper, striker, FTL y fantasma, con habilidades especiales tan dispares como generar un escudo, volverse invisible, rastrear la localización de los enemigos, etc.

Aparte de estas habilidades personales de los pilotos, cada uno de ellos tendrá un propulsor que les permite hacer una especie de doble salto, y con el que pueden caminar por las paredes. Las comparaciones son odiosas, pero es imposible no realizar un símil con el gran exponente en esa forma de movimiento, que se trata de Titanfall. Por desgracia, en Call of Duty Infinite Warfare estos desplazamientos resultas más lentos, menos frenéticos que en la saga de Respawn Entertainment… incluso exentos de vida y objetivos si vamos más allá y lo comparamos con el reciente Titanfall 2. En Call of Duty Infinite Warfare lo más importante es tener reflejos en el apuntado, saber coordinarse perfectamente con el equipo, intentar conseguir la mejor racha posible y estar casi en continuo movimiento para no ser sorprendidos por la espalda.

Como parte interesante de este ámbito online, tendremos de primeras a nuestra disposición una cantidad bien numerosa de modos de juego, que ya son santo y seña de la casa. Contaremos con Duelo por Equipos, Todos contra Todos, Dominio, Buscar y Destruir, Punto Caliente, Baja Confirmada, Primera Línea y Defensor. Cada una con sus reglas y forma diferente de ganar. A día de hoy ya hay bastante gente conectada, por lo que no tendremos problema en encontrar partida en cualquier modo descrito. Por supuesto, ganar tiene premio consistente en el desbloqueo de nuevas armas, equipaciones y clases, con cajas de suministros con accesorios poco comunes que se desbloquean una vez que consigamos cierto número de Criptos (la moneda del juego) o pasemos por caja y nos hagamos con puntos COD. Esperemos que esta ventaja disponible a base de rascar el bolsillo no desestabilice unas partidas que encantarán a aquellos amantes de la franquicia.

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6 clases con 6 roles completamente diferentes.

La vuelta del modo Zombie, mejor que nunca.

Poco a poco, y entrega tras entrega, la inclusión del modo zombie ha calado entre los fans de Call of Duty, conviertiéndose por méritos propios en un estilo muy querido para las partidas con amigos, con el aliciente de colaborar y superar con sudor, sangre y lágrimas las oleadas de no-muertos. En esta ocasión, y de momento, contamos con un escenario localizado en un parque de atracciones denominado Zombies in Spaceland. Como si fuera una película de serie B, nuestros cuatro “actores amateurs” serán transportados al mundo de terror y gore que el director de cine, Willard Wyller, tiene en mente. Argumento surrealista, pero que da a pie a buenos momentos como diremos a continuación.

Como pasa en todas las entregas del modo zombie que han ido apareciendo, al principio estaremos limitados a una zona concreta del escenario y a unas armas limitadas, pero según vayamos matando zombies y superando oleadas, iremos llenando nuestros bolsillos de dinero que nos permitirá desbloquear nuevas zonas y armamento más efectivo. La gracia de Zombies in Spaceland es que, aparte de reventar cabezas a tiros, podremos interactuar con multitud de elementos en pantalla, como atracciones, puestos del tiro al plato, hablar con un DJ para que nos ponga música de los ´80, y descubrir un montón de secretos como una serie de teletransportadores…o un cameo de David Hasselhof.

Existen ayudas para que todo sea más asequible, en forma de cartas divididas en dos clases: las de destino y las de suerte. Cada una de ellas otorga diferentes habilidades o subidas de estadísticas, y en nuestras manos está usar estas bonificaciones en el momento más oportuno y de esa manera salir airosos de situaciones comprometidas. De todas formas, si morimos, no será el fin de la partida, ya que acabaremos en un pequeño salón con varias actividades para hacer que nos mantendrán entretenidos mientras nuestros compañeros se encargan de superar la ronda y activar nuestra “resurrección”. Un modo entretenido, largo e impredecible que gana muchos puntos si lo jugamos con amigos.

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Busca a otros tres amigos y coopera con ellos si quieres terminar el modo zombie.

El espacio se ve y también se escucha

Momento de dar un tirón de orejas a Infinity Ward, básicamente por continuar con el mismo motor gráfico de hace 10 años. Si, lógicamente contiene mejoras en todos los aspectos, pero solo se trata de un maquillaje que no disimula imperfectos que son evidentes a día de hoy. Los personajes, (y depende de cuales), brillan a un gran nivel, y ciertos elementos de la iluminación, sobre todo en momentos en el espacio exterior, están muy conseguidos. Pero eso no quita para que haya texturas sin trabajar, algún fallo de clipping y escenarios de “corta y pega” para mantener unos estables 60 fps en todo momento. Estos defectos no quitan que nos encontremos estampas muy bonitas, sobre todo en el espacio exterior ya que las fases de la Tierra, que son las primeras, desfavorecen al título y te hacen comenzar el modo campaña con un sabor algo agridulce.

El apartado sonoro es soberbio. Ya no solo por unas buenas voces dobladas a nuestro idioma, sino por los efectos de sonido en mitad de la batalla y al comienzo de cada misión. Ponernos el casco, escuchar nuestra respiración y salir al espacio exterior no tiene precio. Sobre todo las primeras misiones con nave, donde despegas de la tierra para terminar fuera de la atmósfera, y donde se escucha hasta la presión que ejerce la gravedad sobre nuestro caza estelar. Puede que las armas sean las menos favorecidas, con una evidente falta de contundencia con cada disparo, que lo suplen otros artefactos como pueden ser las granadas de fragmentación, de gran poder destructivo. Tenemos que mencionar de nuevo la banda sonora del modo Zombie, y es que no tiene desperdicio: Europe con The Final Countdown, Twisted Sisters, Blondie, Soft Cell y un largo etcétera que nos hará retrotraernos a los años ´80.

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Los efectos de sonido son notables, como el sonido de esta granada anti-gravitatoria.

El cebo con el que muchos picarán el anzuelo.

Pero tranquilos, porque en esta ocasión si picamos nos llevaremos toda una alegría. Nos referimos a Call of Duty: Modern Warfare Remaster, la vuelta de uno de los mejores títulos que tiene la saga bélica. Si en anteriores análisis criticaba el poco trabajo de remasterización que tenían juegos como Skyrim, amén de lo que está saliendo estos días sobre la saga Assassin´s Creed, en Modern Warfare Remastered podemos estar tranquilos. Cada personaje, escenario, iluminación y apartado gráfico en general parece estar prácticamente hecho desde cero, y sólo hay que contemplar la primera pantalla con esa lluvia incesante que sacude al barco para darse cuenta de que este lavado de cara sí que tiene un buen trabajo detrás.  La jugabilidad sigue siendo de acero, con un control fluido tanto en su modo campaña como en su modo online. De hecho, su vertiente multijugador resulta igual o incluso más divertida que la que oferta Infinite Warfare, con un estilo que casi podríamos llamar “old-school” donde solo contamos con nuestras armas convencionales y algún que otra racha, pero sin dobles saltos, deslizarse por el suelo ni nada parecido. Un detallazo que se disfruta a día de hoy igual (incluso puede que más) que hace 9 años cuando salió a la venta.

 

Puntuación
Gráficos
75 %
Sonido
85 %
Jugabilidad
90 %
Duración/Diversión
90 %
analisis-call-of-duty-infinite-warfareCall of Duty Infinite Warfare no se trata para nada de un mal producto. Es más, este año podríamos decir que contiene 4 tipos de juego diferentes en uno: su campaña offline, su modo multijugador, el modo zombie y la remasterización de Call of Duty: Modern Warfare. Todos brillan a un nivel aceptable, y nos darán infinidad de horas de diversión. El problema que vemos seguramente sea el agotamiento de la saga que, pese a intentar renovarse con esas batallas espaciales, aún dista bastante de la originalidad que ofrecen sus competidores directos. Aun así, si eres fan de la saga, o si te gustan las campañas basadas en el espacio exterior, se trata de un juego que debes tener en tu biblioteca.

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