Análisis de Cult of the Lamb – Escucha los sermones del cordero

Conviértete en todo un profeta gracias a Cult of the Lamb

¡Amigos devotos, parroquianos de pura cepa y religiosos de poca fe! Un nuevo culto se aproxima, y con él un nuevo estilo de vida y forma de pensar que seguro que ensancha vuestra alma hasta límites insospechados. El camino será difícil, con muchas pruebas que pondrán a prueba nuestra tenacidad y seguramente haya que hacer algún que otro sacrificio por el camino. Pero Aquel que Espera no es cualquier Dios, y todo lo que hagamos en Cult of the Lamb merecerá la pena con tal de ser bendecidos por esta deidad. ¿Preparado para escuchar el sermón matinal?

Bienvenido a la tierra de los falsos profetas

Todo lo que toca Devolver Digital queda bendecido en el acto. En esta ocasión, junto con la desarrolladora Massive Monster, se complacen en traernos Cult of the Lamb. Un título que entra por los ojos en una primera instancia, aunque luego engancha por unas mecánicas muy bien implementadas. A medio camino entre rogue-like y juego de gestión, tiene lo bueno de cada género para que la experiencia a los mandos sea de lo más gratificante.

El cordero que nosotros controlaremos será el pastor de este rebaño tan particular. Seremos el último borreguito de nuestra especie en ser sacrificado. Aunque antes de encarar a la propia muerte, el Dios Aquel que Espera nos dará una última oportunidad de redención. Esta deidad nos promete nuestra vuelta a la vida siempre y cuando creemos una secta que le permita ser más fuerte. Por supuesto, los Obispos de la Antigua Fe que en su momento nos sacrificaron se opondrán a este movimiento, y no dudarán en acabar con nosotros (otra vez) con tal de que nuestros planes fracasen.

Apartado rogue-like: conviértete en el dios de las mazmorras

Como hemos comentado antes, Cult of the Lamb se puede dividir en dos grandes partes muy bien diferenciadas. En la parte rogue-like, tendremos que ir superando las diferentes estancias aleatorias matando a todos los enemigos que salgan a nuestro paso. Con cada run que hagamos, iremos consiguiendo nuevas materias primas para mantener nuestra campamento sectario, así como encontrar nuevos adeptos que se quieran unir a nuestra causa.

En Death´s Door no manejamos a un cordero sino a un pingüino, pero también es de Devolver Digital y merece mucho la pena que lo juguéis.

En total, habrá cuatro puertas que tendremos que abrir y que nos llevarán a los cuatro herejes a los que eliminar. Por suerte, al contrario de otros rogue-like parecidos, todo tiene una curva de dificultad muy bien ajustada, y apenas he tenido la sensación de estar en una desventaja descarada. Obviamente, todo lo que hagas en el campamento que luego comentaremos tiene mucha relevancia en estos momentos de acción. A medida que construyamos nuevas edificaciones y adoptemos nuevas doctrinas, conseguiremos mejores atributos para el combate y nuestro camino será mucho más asequible.

Cordero con piel de lobo

Cada incursión que hagamos a sus mazmorras no dudará más de 10 minutos, y no faltarán las sorpresas, factores aleatorios y combates épicos contra enemigos finales. Todo ello con un sistema de combate muy sencillo, pero que exigirá que estemos atentos al rival si no queremos morder el polvo. Además, al principio de cada vuelta podremos escoger una bonificación, y obtener otro tipo de ayudas gracias a las cartas de tarot. No acaba aquí el contenido, ya que la progresión será una constante, pero de una forma tan suave que no nos sentiremos agobiados por tanta información. Es que hay hasta un juego con dados que es divertido de por sí.

Apartado de Gestión: Crea la secta de tus sueños

Aunque el modo rogue-like es divertido y se hace indispensable para recolectar adeptos y materiales, la “salsa” de Cult of the Lamb llega por la gestión de nuestra secta. Una vez que nos hayamos cansado de dar espadazos a diestro y siniestro, llega la hora de encarnar al profeta que llevamos dentro y encauzar a nuestro grupo de seguidores por el buen camino. O por el mal camino, lo que nosotros queramos ya que la secta es nuestra.

Una vez creado nuestro templo y estatua de adoración, tendremos un mundo de posibilidades esperándonos. Para empezar, tendremos que conseguir la mayor cantidad de adeptos posibles… y hacer que se queden con nosotros. Podremos darles todas las comodidades para que su estancia sea placentera, como una buena cama, regalos que les motiven, etc. Un adepto contento equivale a una mejor productividad a la hora de recolectar madera o piedra, o en los momentos de adoración.

A las duras y a las maduras

Si “por las buenas” no conseguimos los resultados óptimos, siempre podemos aplicar mano dura. Es un momento álgido del juego y que ofrece ese punto de vista mucho más macabro pese a lo inocentes que parecen las criaturitas. Habrá un momento en el cual podremos hacer sacrificios de nuestros feligreses, mandarlos a la cárcel para que mediten sobre su falta de fe y mil posibilidades más que es mejor que descubráis por vosotros mismos.

Esta conducta de nuestros seguidores también es importantísima para que capturemos su devoción. Si queremos desarrollar nuevas habilidades, conseguir mejores atributos y hacer crecer a nuestra comunidad, más nos vale recolectar toda la devoción que desprenden con cada oración. Además, según vayamos avanzando y completando misiones principales y secundarias, iremos recibiendo fragmentos de tablillas que nos permitirán consagrar nuevos mandamientos en nuestra querida (o temida) religión.

Bienvenidos a Comunidad XGOD

Al igual que sucede en su modo rogue-like, todo parece muy caótico cuando lo mencionamos en el análisis (y me dejo muchas cosas en el tintero), pero su curva de aprendizaje es tan buena, y su control por los menús tan intuitivo, que pronto le pillaremos el truco a todo. Y al igual que en su modo rogue-like, Cult of the Lamb levanta la mano en los primeros compases de la aventura. No te fuerza a llevar un ritmo en las construcciones ni exige ciertos objetivos en una horquilla de tiempo determinada. Cada jugador es libre de tomarse el tiempo que quiera para ordenar las cosas en el campamento, o repetir los combates que hagan falta entre sus mazmorras.

Cult of the Furro

Creo que no miento cuando digo que Cult of the Lamb llamó la atención de los usuarios por su cuidado apartado visual. Es una maravilla lo que vemos en pantalla. La mezcla de criaturitas del Señor con una inocencia casi angelical mezcladas con las barbaridades que pueden llegar a acometer es magia pura. O más bien un humor negro muy bien equilibrado. Sea lo que sea, Massive Monster sabe jugar muy bien con este aspecto gráfico, y no duda en explotarlo gracias a la personalización que pueden tener los adeptos.

De hecho, no dudará en usar ese reclamo incluso con la interacción con lo seguidores que tengamos en Twitch. Cult of the Lamb tiene la opción de que aquellos suscritos a nuestro canal que nos vean jugar puedan personalizar el nombre de nuestros adeptos en nuestra partida. Incluso a fastidiar o ayudarnos mientras deambulamos por las mazmorras. Lástima que esa interacción no se prolongue a un sistema cooperativo con otro amigo para hacer las partidas (y las decisiones) el doble de divertidas.

Conclusión de Cult of the Lamb

Pongo la mano en el fuego para asegurar que Devolver Digital y Massive Monster han desarrollado uno de los mejores juegos del año. El aspecto visual llama mucho la atención, con esa mezcla entre criaturitas angelicales y actos macabros que cometen cuando menos te lo esperas. Y aunque ese puede resultar ser el principal reclamo, luego engancha por unas mecánicas jugables muy bien implementadas.

Tanto en su apartado rogue-like con el “mazmorreo” típico de esas propuestas como en su apartado de gestión de nuestra secta, Cult of the Lamb funciona perfectamente. Es muy amable con el jugador, y sin realizar un sobreesfuerzo por entender qué sucede en pantalla, iremos conociendo todos sus entresijos y manera de actuar. Al final, sin darte cuenta, puedes estar horas y horas creando la religión más bonita del mundo. O la más aterradora y brutal que jamás ha existido. Tu secta, tus adeptos, tus doctrinas.