Arropa el carácter filosófico que desprende From Heaven to Earth
Ser inmortal es un rollo. Llega un momento donde los días se te hacen muy largos, todo cambia menos tú y en general, se pierde un poco el sentido de la vida. Ya hemos visto los problemas que acarrea no morir en juegos como Lost Odyssey, y ahora volvemos a ser testigos en From Heaven to Earth, el último trabajo de EpiXR Games. Eso sí, el protagonista de este juego decide cambiar su vida y descender al mundo terrenal, aunque le lleve toda una eternidad ejecutar esa proeza.

El tiempo en sí es el enemigo de toda la existencia
From Heaven to Earth nos invita a experimentar un descenso desde los cielos hasta suelo firme en una serie de fases donde las plataformas están a la orden del día. Aderezado con tintes filosóficos entre pantalla y pantalla, tendremos que realizar grandes saltos hasta llegar a la respectiva meta. Y aunque empieza de manera muy fácil y sencilla, pronto nos tocará calcular bien las distancias, elegir el camino idóneo y saber usar los potenciadores en el momento justo para no caer el vacío.
Quienes hayan jugado a títulos como Clustertruck sabrán como es el esquema de saltos que encontraremos en From Heaven to Earth. Aunque podremos maniobrar en el aire e incluso cambiar la dirección, siempre será recomendable controlar la orientación de nuestro protagonista mientras estemos en tierra firme. Por el camino encontraremos una serie de trampolines que nos impulsarán por el cielo mucho más alto, al igual que otra serie de bonificadores que nos permitirán hacer un doble salto. O triple y cuádruple, llegado el momento.

Una elección irrevocable
El problema es que aquí se acaba la parte jugable del juego. Con esos elementos habrá que superar los 10 mundos de los que consta el título, sin novedades que se vayan destapando a medida que avancemos en la trama. Sólo notaremos un cambio leve en las mecánicas gracias a los escenarios, quienes otorgan pequeños elementos diferenciadores que consiguen sacarnos de la rutina.
Empezaremos en el mismo Cosmos, y poco a poco veremos cómo vamos descendiendo hasta tocar el suelo. Cabe destacar la fase de las torres blancas, con puentes de luz transparentes que debemos intuir, las últimas fases ubicadas en una ciudad donde saltaremos sobre globos aerostáticos y aquellas donde el los cañones del Colorado y las montañas son el decorado que ilumina nuestras acrobacias.

¿Qué es la perfección sin la imperfección?
Técnicamente, From Heaven to Earth es muy justito. El estudio nos tiene acostumbrados a juegos así, como ya vimos en su anterior desarrollo, Aery – Dreamscape, el cual tuve el placer de analizar. Es curioso que esta vez habrá varias opciones de rendimiento. Podemos optar porque el juego se vea mejor, o al contrario, penalizar un pelín el apartado gráfico para aportar mayor tasa de frames al juego. Entiendo que en títulos triple AAA esto sea importante, pero en un título visualmente tan humilde como el que estamos analizando, no le veo mucha lógica.
Y es que el juego se conforma de texturas y diseños muy sencillos. No hace falta decir mucho, ya con ver las imágenes uno se da cuenta de lo que digo. Cada nivel está copado de las mismas plataformas. Algunas más grandes, otras más pequeñas, pero las mismas plataformas. Todo con un aspecto muy estático, a decir verdad. Lo único que se mueve “algo” son los bloques de hielo en la correspondiente pantalla de hielo.

Conclusión de From Heaven to Earth
EpiXR Games vuelve a la carga con un estilo de juego muy particular, con una serie de características donde el estudio se encuentra agusto. Ya vimos el carácter contemplativo de obras anteriores como Aery – Dreamscape, y en esta ocasión repiten esquema, aunque modificando su parte jugable. Cambiaremos el papel del protagonista, siendo ahora un ser inmortal con ganas de descender al mundo terrenal. Un camino plagado de saltos donde vemos escasa innovación entre pantalla y pantalla.
Y ese es el principal problema de From Heaven to Earth, la falta de alicientes. Sólo vemos cambios sustanciales en los propios escenarios, que van modificando levemente sus mecánicas e incrementando su nivel de dificultad con saltos más ajustados. Pero no es suficiente. Falta algo más que el doble salto o los trampolines impulsores que nos permiten coger más altura. Su apartado visual tampoco es que ayuden mucho, ya que encontramos pantallas muy vacías, llenas de los mismos elementos una y otra vez hasta que visitamos el siguiente mundo. Me gusta el estilo filosófico que aporta el estudio a sus juegos, y el carácter contemplativo que contienen, pero deberían centrarse también en mejorar otros aspectos para que sus juegos obtengan un mayor interés de cara al jugador que busca un nuevo reto. Nosotros esperaremos a ese resultado, aunque nos lleve la vida (eterna) en ello.