Un frenético juego de conducción futurista y colorida con una propuesta de inicio muy interesante que no llega a explotar del todo
El género de las carreras de coches en los videojuegos sigue teniendo tantos adeptos que van saliendo juegos sin parar y ya de entrada se han de enfrentar al primer reto: intentar ofrecer algo fresco, distinto a los demás. GRIP se enfrenta a dicho reto con una propuesta clara y atrevida: conducción frenética, ambientes futuristas y combate, todo a la vez.
Desarrollado por Caged Element con la colaboración de Warp Digital Entertainment y publicado por Wired Productions, nos ofrece una conducción muy arcade que apuesta por la diversión acelerada, con unas físicas muy trabajadas (de lo mejor técnicamente del juego) y la posibilidad de combatir mientras competimos.
Con una ambientación futurista (en realidad se supone que viajamos por diversos planetas para las distintas carreras) la base del juego es muy sólida. Tenemos unos vehículos que se agarran (de ahí el nombre del juego, “grip”, agarrar…) a paredes y techos si la velocidad es la suficiente (cosas de la cinética, oigan) con lo que las carreras son muy divertidas, pudiendo ir por unas pistas o por sus paredes o a veces, cuando lo hay, por sus techos. Podemos saltar de un lado a otro o de arriba a abajo, dado que nuestros vehículos son reversibles, podemos correr por ambos lados, de modo que en GRIP podemos chocar e incluso salir de la pista y caer al vacío, pero nunca “volcar”; eso aquí no existe.
Esta propuesta, que es sin duda muy divertida, es la auténtica arma del juego, pero pronto nos encontraremos con su mayor hándicap: GRIP no la hace evolucionar lo suficiente. Sí, hay muchos circuitos diferentes (22 en concreto) pero aparte de la ambientación, muy bonitos y variados al ubicarse en diferentes mundos, lo que es la jugabilidad no cambia demasiado, son todos muy parecidos en la práctica. Sí, hay potenciadores que encontramos en la pista y van desde un turbo a disparar misiles o ametralladoras a los otros conductores. Hay saltos, push de velocidad y obstáculos… pinta bien ¿no? Pues sí, es muy divertido… las primeras diez o doce carreras…
Donde no puede haber queja es en la variedad de modos de juego y sobre todo en el divertidísmo online, mucho más disfrutable que el modo en solitario.
Para empezar hay una Campaña consistente en una serie de Torneos con varias carreras cada uno que tenemos que ir superando para desbloquear el siguiente. También para un jugador hay otros modos como Desafíos y luego tenemos la posibilidad de carreras online o a pantalla partida (hasta de cuatro jugadores) en la propia consola. Para jugar contra otros jugadores (donde el juego gana muchísimo, la IA de los rivales cuando jugamos en solitario es bastante pobre) hay modos para aburrir: carreras clásicas, por puntos, bandera, eliminación, contrareloj… Es un juego muy disfrutable en el online o a pantalla partida con amigos.
En cuanto a los vehículos en sí tenemos más de 15 que tendremos que ir desbloqueando. La jugabilidad no cambia mucho de unos a otros (sí, otra vez con lo mismo, ya) aunque veamos que tienen diferentes valores en aceleración, agarre y demás… al final vamos a coger unos u otros más por estética. Podemos “tunearlos” de forma algo básica: colores, algunas pegatinas, ruedas… no es muy profundo este aspecto pero lo suficiente para que tengamos un vehículo propio y reconocible.
También subimos de nivel al ganar expriencia carrera tras carrara, pero esto sólo nos sirve para desbloquear nuevos elementos de tuneo y nuevos vehículos.
Gráfica y técnicamente GRIP no es una bestia de juego, pero tampoco tiene nada de qué avergonzarse. Tiene un ligero toque cell-shading muy bonito (algunos mundos nos han recordado inevitablemente a los “Borderlands” de Gearbox) y se mueve muy estable y suave. No es un juego puntero en ninguno de estos aspectos, cumple sin más, pero cumple bien y no hemos detectado ningún fallo o defecto reseñable. El juego va muy bien.
El auténtico “tour de force” son las físicas que juegan con la velocidad y la cinética, haciéndonos pegarnos a las paredes o a los techos, pudiendo bajar en cualquier momento antes de que estos desparezcan y caigamos al vacío. Es la seña de identidad del juego y da lugar a situaciones de alto voltaje. Está muy logrado y es jugablemente lo mejor, con una cámara que casi siempre responde a la perfección. El combate sin embargo (las armas son potenciadores que tenemos que pillar en la pista y se gastan rápido) no están tan aprovechadas, podrían haber dado algo más de juego.
Conclusiones:
La propuesta de GRIP es divertidísma, carreras a toda velocidad en vehículos reversibles y armados por paredes y techos en mundos futuristas. Su ejecución es impecable y es muy divertido (sobre todo contra otros jugadores), aunque echamos en falta algo más de evolución en lo jugable, algo que afecta más al modo en solitario.
GRIP llega a Xbox One el próximo 6 de noviembre.
Hemos analizado este juego en Xbox One S gracias a un código para descarga digital proporcionado por Wired Productions.