Monarchy te invita a levantar un reino de la nada mientras exploramos sus bosques y nos defendemos de los bandidos
Ser rey no es tarea fácil.. o al menos no lo era en el medievo. Hay que buscar un lugar idóneo donde asentar los cimientos de nuestra ciudad, contratar a personas que trabajen para nosotros y gastar monedas para la construcción de nuevas instalaciones. Si a eso encima le unimos la necesidad de proteger a nuestro feudo de ataques de bandidos, la cosa se pone peliaguda. Menos mal que en Monarchy aprenderemos todas esas gestiones y otras tantas por si algún día queremos convertirnos en monarca.
Vive el día, sobrevive la noche
Brain Seal es el estudio responsable de brindarnos este particular juego de gestión. Nosotros seremos el futuro rey de unas tierras completamente vacías. Tendremos que ir expandiendo nuestros dominios a base de fortalecer nuestro territorio con muros, atalayas y arqueros que frenen el avance del asedio rival. Una gesta que empieza siendo fácil pero que luego se complica según vamos obteniendo mejores infraestructuras y nuevos tipos de soldados. Y es que pese a la simplicidad que aparentemente denota Monarchy, hay un gran trabajo estratégico detrás. Para quien pregunte (y aunque las comparaciones son odiosas), esta propuesta recuerda mucho a Kingdom, aunque con variaciones jugable y visuales.
Las monedas y los aldeanos serán los recursos que más importarán durante toda la aventura. Podremos ir reclutando cada día mano de obra que nos ayude a las tareas que necesitemos y asignándolas un oficio según nuestras necesidades. Desde leñadores que se encarguen de talar árboles, constructores o por supuesto, guerreros que arriesguen su vida por el reino al defenderlo cada noche. Porque como buen rey, nosotros no atacamos, sino que somos defendidos. Todo ello lo iremos viviendo en una serie de cuatro etapas ya predefinidas por el propio juego y que sirven como una especie de tutorial.
Nuestra vida tiene un precio
Los controles son muy sencillos. Nosotros simplemente nos moveremos de izquierda a derecha a lomos de nuestro caballo, impartiendo ordenes y escogiendo las zonas donde explorar o levantar un campamento. La gracia reside en encontrar cosas inesperadas que nos planteen cambios en la estrategia inicial. Puede que seamos invadidos por unos bandidos, o que de repente nos quedemos sin recursos y tengamos que adentrarnos en el bosque. Incluso hay cuevas y grutas que esconden secretos…a veces buenos y a veces malos.
Una vez que elegimos la zona donde crear un edificio, simplemente pagaremos las monedas necesarias para levantar los primeros bloques y listos. Ojo con las monedas, ya que son un factor muy importante en Monarchy. Aparte de ser la manera de pagar las cosas, también será nuestra propia barra de vida. Si nos quedamos sin monedas y somos golpeados por un rival, automáticamente estaremos muertos. Lo mismo sucede si invaden nuestro campamento y destrozan el edificio principal. Tocará empezar lo nuevo con todo lo que ello conlleva, y eso duele mucho.
Sota, caballo y REY
Aunque como título de gestión sorprende con todo lo que se puede hacer con tan poco, lo cierto es que llega un momento donde todo se puede volver un pelín repetitivo. Será porque no hay una historia conveniente detrás, o que al final cada mapeado se completa de una forma parecida (sobre todo el principio). Tampoco hay unos objetivos claros que nos inviten a explorar todo lo que tenemos a nuestro alrededor. Y eso para un cierto tipo de usuarios en los que me incluyo, lastra un pelín la experiencia.
Visualmente estamos ante un título muy bonito. Pese a la sencillez que se aprecia en unos primeros instantes, con unas animaciones de los personajes de dudosa calidad, todo se mueve de manera fluida y hay cierta variedad de biomas. Tanto los exteriores (con sus días y con sus noches) como los interiores de las cuevas tienen su propio toque que lo hacen diferente. Un toque minimalista que se agradece cuando hay mucho movimiento en pantalla, con soldados de un lado y del otro partiéndose el lomo a base de estocadas o flechazos. Este factor nos sirve también para no perder a nuestro protagonista si jugamos en su modo cooperativo local, con el cual Monarchy gana varios enteros.
Conclusión de Monarchy
Brain Seal nos invita a gestionar un reino desde cero de una manera fluida, minimalista y entendible para todo tipo de usuarios. Nosotros encarnaremos a un rey que, montado a lomos de su corcel, deberá mandar a sus súbditos una serie de tareas por el buen funcionamiento del reino. Desde la tal de árboles, construcción de edificios o defensas y cómo no, en el reclutamiento de un buen grupo de soldados para protegernos de los bandidos.
Pese a la simplicidad de sus controles, hay cosas que no terminan de convencerme. Primero, la falta de un modo historia o algo parecido. Tendremos cuatro fases que irán sirviendo a modo de tutorial, pero nunca se nos relata unos hechos u objetivos concretos. Jugaremos por el simple placer de hacer un castillo mejor y llegar a los objetivos que marca cada mapeado. Y aunque hay elementos sorpresa que sucederán cuando menos te lo esperas, puede pecar de repetitivo en los primeros compases de la creación de nuestro reino. Nadie dijo que crear nuestro imperio fuera fácil, aunque si queremos ceder parte del gobierno a a un amigo, podemos disfrutar de su modo cooperativo para disfrutar muchísimo mas de las virtudes que alberga Monarchy.