Stately Snail y Ratalaika Games repiten fórmula con lavado de cara. Volvemos a la fantasía medieval, a la primera persona y la mazmorra procedimental. One More Dungeon 2 quiere que juegues siempre una más.
Abrimos los ojos y estamos en una mazmorra. Una de verdad. Una celda, vamos. Nuestro carcelero (¿eso es un caracol?), abre la puerta diciendo que tenemos que ver al rey. Recorremos el castillo y su alteza nos manda una tarea: recorrer las mazmorras (estas sí, las clásicas de la fantasía medieval) y derrotar al ejército malvado… pero somos un prisionero humano, trabajando para babosas ¿Por qué nosotros? Porque sí.
One More Dungeon 2 es un Roguelite y tampoco hay que darle muchas vueltas (a la historia). Manejamos a un humano con dos manos en un mundo de babosas, esqueletos, ratas y demonios multidimensionales. El objetivo es superar todas las pruebas que podamos para crecer, mejorar y seguir superando los niveles hasta el final.

Demasiado procedimental, quizás.
Como buen Roguelite. En One More Dungeon 2 los niveles se crean de manera procedimental. Esto se nota bastante en este juego. En muchas ocasiones la creación de este mundo se nota que no obedece a ninguna norma. Se crean incongruencias como que se genere un cofre que se abre con una llave, pero que en todo el nivel no haya ninguna llave. O escenarios excesivamente vacíos y con pocos ítems en una run o todo lo contrario en la siguiente. La generación de mazmorras no está muy conseguida. Es uno de los riesgos de este tipo de juegos.
También son aleatorias las armas con las que comienzas cada vuelta, pero tampoco existe mucha variedad. Las dos manos son importantes porque no todo ser de este juego puede sujetar un arma de melé y un arma a distancia a la vez (es lo que tiene ser una babosa). Encuentras nuevas armas que rara vez superan la puntuación de la que llevas de inicio, por lo que tampoco aporta mucho buscar nuevas hasta los niveles más avanzados. Un caso distinto son los báculos con los que lanzas magias, ya que consumen cristales de diferente colores y puedes turnarlos dependiendo el número de cristales que tengas en cada momento.

Algo que sí podemos escoger antes de adentrarnos one more time en la mazmorra es la clase. Dependiendo de la clase que escojamos tendremos unos atributos u otros. Pero siempre podremos equiparnos toda clase de armas, ya sean espadas, escudos, bastones mágicos o arcos. Nuestra clase sólo influirá en algunos números iniciales y en los recursos que gastamos. Por ejemplo, un bárbaro tiene más estamina y ataque con armas como mazas y espadas. Un mago necesita menos cristales para lanzar ataques con el báculo mágico. Pero todas las clases pueden utilizar todas las armas.
No muy pensado para mando.
Mención aparte merecen los controles de One More Dungeon 2. Va fluido y tanto el salto y el dash funcionan a la perfección, pero como un primera persona de 2024 flaquea y mucho en cuanto al movimiento del apuntado (stick derecho). Para empezar, únicamente se puede mover izquierda, derecha, arriba y abajo. No obedece a los movimientos diagonales y mucho menos circulares. Hace los movimientos toscos y bastante torpes para cualquier jugador habituado, y si a esto se le añade un punto muerto muy pronunciado con la sensibilidad a tope, resulta muy difícil jugar hasta que te acostumbras.

Existen ciertas fases que son de habilidad plataformera. Y es aquí cuando realmente esa rigidez y falta de sensibilidad se pone de manifiesto. Es imposible poner al personaje completamente recto apuntando a donde necesitas. Con los enemigos han tenido que poner un botón de fijado de objetivo porque también es complicado mantener la precisión a la hora de apuntar.
Sobre el mapeado de controles: no hay ninguna opción de cambiar los botones del mando y ponerlo a gusto del consumidor. No soy muy quisquilloso en este aspecto y me amoldo a lo que me dan. En muchos casos ese orden obedece a alguna lógica. En One More Dungeon 2 opino que no han tenido en cuenta lo que muchos en la primera persona damos por sentado. La colocación de los comandos en sí responde a unas necesidades que después de horas de juego se me escapan, pero que no se puedan modificar es el verdadero error que quiero remarcar.
Conclusiones
Me ha resultado muy difícil retomar el juego después de la primera hora. Evidentemente me obligué para poder decir algo. En contraposición de lo negativo que he comentado en el análisis he de decir que One More Dungeon 2 cumple con su premisa de Roguelike, que es volver a intentarlo y volver con otra run y con otra. Y notar que, a pesar de que el juego no te ofrece mucho donde mejorar (por eso he dicho Roguelike a pesar de ser un Roguelite), que lo has hecho. Y cada vez avanzas un poquito más. Entrar en el bucle es lo más importante en este tipo de juegos y a pesar del esfuerzo inicial, se ha conseguido.