Capcom ha recuperado una de sus joyas antiguas para que los jugadores puedan revivir la leyenda de Onimusha Warlords en sus consolas actuales.

¿Quién le iba a decir a Capcom el buen resultado que le iba a dar su saga de zombies, y en todos los productos en los que derivaría después? Uno de esos juegos que recoge mucha esencia de Resident Evil es precisamente Onimusha Warlords, que, al igual que está sucediendo con la saga de no-muertos, cuenta con una remasterización cuyo análisis podréis leer a continuación. Acompáñanos a este curioso viaje al Japón feudal con tintes fantásticos (si, aquí tenemos zombies samuráis) con los suficientes cambios como para justificar de nuevo la compra de este título.


Lanzado originalmente en el año 2001 para la primera Xbox, PS2 y PC, Onimusha Warlords mantenía la fórmula que hizo gozar de tan buena fama a Resident Evil. Fondos prerrenderizados, cámaras fijas, una historia absorbente y una distribución de fases bien hiladas. Al menos por territorio patrio, no conozco a mucha gente que haya disfrutado de este título, posiblemente colapsado por todos los juegos acontecidos años atrás que aprovechaban la carga poligonal en tres dimensiones y unas mecánicas muy similares (ya habían aparecido Resident Evil 3, Dino Crisis, Silent Hill y derivados menos conocidos…). Sin embargo, quienes si tuvieron la suerte de disfrutar de Onimusha Warlords pudieron verificar con sus propias manos el buen producto que es. Es por eso que, 18 años después y con los arreglos necesarios para adaptarse a las nuevas formas de jugar, tanto neófitos como veteranos de la saga van a poder disfrutar de las aventuras de Samanosuke de la mejor manera posible.

La historia de Onimusha Warlords puede parecer muy manida, con nuestro protagonista Samanosuke intentando salvar a Yuki, la princesa de turno que ha sido raptada por el “malo de la película” llamado Nobunaga. Lo que en un principio parece una misión de rescate por mantener la paz en el reino se torna mucho más retorcido, con demonios asolando las inmediaciones de la fortaleza y con unos planes secretos que iremos destramando según avanzamos hacia nuestro objetivo final. Un toque de fantasía y de folklore japonés relacionado con los demonios que tendremos que solventar a base de espadazos y con la ayuda del Guantelete de Oni, un accesorio indispensable para nuestra lucha contra las bestias provenientes del inframundo.

La acción estará presente en todo momento, y aunque las raíces son las que son (y algún susto nos llevaremos) todo se solventará con las armas cuerpo a cuerpo y el arco o rifle que tenemos a nuestra disposición. Se nota muchísimo la mejora en los controles de nuestro protagonista: en vez girar sobre su eje para poder avanzar (quienes hayan jugado a los primeros Resident Evil sabrán lo que digo) ya tenemos un movimiento que responde perfectamente en todas las direcciones. Esto, lejos de parecer una tontería, simplifica bastante los combates, siendo más dinámicos y menos injustos para el jugador. Aun así, tendremos que andarnos con pies de plomo, ya que si no estamos atentos a nuestra salud (o a las provisiones de hierbas curativas en nuestro inventario) podemos acabar siendo devorados por estos demonios.

Según avancemos en la aventura iremos desbloqueando nuevas armas con diferentes atributos. Tendremos una katana imbuída con el poder del rayo, una espada con abrasadoras llamas y una lanza versátil que cuenta con la ayuda del poder del viento. Esto abre diferentes formas de jugar y de afrontar la aventura, aunque tendremos que mejorarlas si queremos proseguir y poder acceder a puertas que de otra forma son infranqueables. Estas mejoras son posibles gracias al Guantelete de Oni, un artefacto otorgado por el clan de los Oni que sella las almas de los enemigos y otorga puntos de experiencia para invertir en el arma de nuestra elección. Con estos ingredientes sobre la mesa, nuestra habilidad con las armas y nuestros reflejos para el esquive, tendremos que sacar las castañas del fuego en una aventura que en su primera vuelta no dura más de 6 horas.

Cabe mencionar que aparte de estos momentos de acción (la base en la que se sustenta el juego) también tendremos pequeños puzles y habrá que explorar el castillo en busca de piezas que nos permitan proseguir. Que no os asuste esta otra vertiente, ya que serán cuatro rompecabezas muy puntuales y con una dificultad muy asequible.

Aparte de las mejoras en su jugabilidad, encontramos mejoras visuales que nos deja un sabor agridulce. Se nota que hay más resolución en personajes, en objetos importantes de la historia, enemigos, etc… pero se han descuidado mucho los fondos de los escenarios. No hace falta ni que lo comente, con tan sólo ver las imágenes del análisis podéis haceros una idea de por donde van mis tiros. La recreación de los entornos se mantiene con una resolución de baja calidad (la que encontramos en el juego original, vaya…) y eso “canta” mucho en comparación con la alta definición de los personajes de la aventura.

Tampoco se han tocado otros aspectos igual de importantes como es la cámara del juego. Puede que, en títulos de esta índole donde la acción es menos relevante, no importa que de repente el plano de la cámara cambie… pero en Onimusha Warlords sí afecta. Me ha sucedido muchas veces que, en momentos concretos, la cámara cambia de posición y me descoloca la estrategia en el combate que estoy librando, ya que tengo que reubicar a Samanosuke y a los diablos de turno. Es complicado solventar este aspecto porque los tiros de cámara ya están prefijados y son los que son, pero podrían haber optimizado estas complicaciones es los momentos críticos (especialmente con los jefes finales).

El apartado sonoro sigue brillando a un nivel excelente. No suelen acompañarnos muchas melodías ya que el juego quiere profundizar en los silencios y en la tensión que estos silencios provocan, pero cuando la orquestación sale a relucir, lo hace de fábula. Todos los acompañamientos están muy bien medidos y te invitan a sumergirte en el juego desde el primer momento, con sonidos y instrumentos típica del Japón feudal donde se enfoca el juego. Tendremos voces tanto en inglés como en japonés, aunque por suerte podremos contar con subtítulos en español.

Conclusión

Es un placer contar con Onimusha Warlords en una versión en alta definición y con los controles mejorados. Pese a que hayan pasado 18 años desde su lanzamiento, la carga narrativa, propuesta jugable y composición musical sigue rayando a un nivel muy notorio; y aunque no tenga unos gráficos de actual generación te atrapará desde el primer minuto gracias a la lucha que Samanosuke mantiene contra los demonios que asolan el castillo de Inabayama. No es perfecto, y arrastra fallos de la entrega original como una cámara que a veces juega en nuestra contra o unos combates que por momentos no suponen desafío ninguno…o todo lo contrario. Si perdonamos estos problemillas, o el gran contraste entre personajes detallados frente a una resolución de fondos de escenario muy por debajo de lo esperado, nos veremos envuelto en una historia que los chicos de Capcom supieron desarrollar muy bien y que a día de hoy sigue funcionando.

 
 

Onimusha Warlords

19.99€
8.1

Gráficos

7.0/10

Sonido

8.5/10

Jugabilidad

8.0/10

Duración/Diversión

9.0/10

Pros

  • Una historia absorbente
  • Controles mejorados que responden de maravilla

Cons

  • La cámara sigue haciendo jugarretas
  • Los fondos prerrenderizados no han sido remasterizados

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