La magia de Moon Studios cobra sentido en esta precuela del genial Ori and the Blind Forest
Hace unos años se pudo comprobar científicamente que la composición lagrimal del ser humano cambia dependiendo de sus emociones. No es lo mismo llorar de alegría que llorar de pena, y al igual no es lo mismo una lágrima ocasionada por el frío del ambiente a la que se produce cuando nos entra una mota de polvo en el ojo. Las lágrimas y su composición evocan muchos sentimientos, sensaciones y estados del propio ser humano que nacen desde un mismo lugar. Esta analogía la podemos extrapolar a Moon Studios, la desarrolladora que es capaz de fabricar emociones muy dispares siempre tomando como partida un espíritu de luz llamado Ori. Si ya el estudio fue capaz de ablandarnos el corazón con Ori and the Blind Forest allá por el año 2015, ahora es el turno de Ori and the Will of the Wisps, su esperadísima secuela (o mas bien deberíamos llamar precuela) que poco o nada tiene que envidiar a su entrega primigenia.
De nuevo volveremos a controlar a Ori, una extraña criaturita embuida en luz que vivirá plácidamente con sus amigos en una paradisíaca isla. El destino quiere que nuestro entrañable protagonista cree un vinculo de amistad con un pequeño búho, al cual ayudará con un problema serio como es la dificultad para volar. Por suerte, Ori y el resto de animales extravagantes que habitan en el bosque son capaces de solucionar el problema de nuestra taciturna rapaz atando a sus alas una gran pluma legendaria que le permite moverse con destreza por los aires. Sin tiempo que perder, y con ganas de descubrir que hay más allá de su hogar, nuestros dos intrépidos amigos surcan los cielos en busca de nuevas islas… hasta que una tormenta los obliga a descender precipitadamente, separando a ambos compañeros en un terreno inhóspito. Un terreno que, aparte de contener muchas amenazas y peligros para nuestros dos amigos, esconde misterios que nos tocará resolver.
¿Conseguirás sentir el alma del bosque?
Ori and the Wild of the Wisps no solo “toca la patata” en los instantes iniciales, sino que durante toda la aventura nos transmite sentimientos de todo tipo. Es uno de los aspectos clave si lo comparamos con su primera entrega. Ya no solo tenemos el momento trágico al comienzo de la aventura que muchos hemos experimentado en Ori and the Blind Forest (y que nos marcaba durante todo el juego), sino que durante el transcurso de nuestra búsqueda habrá escenas y situaciones que nos pondrán la piel de gallina. (maldito búho, por qué tienes esa cara de no haber roto un plato) También se denota más cariño en sus secuencias narrativas y/o sentimentales. En estos momentos la cámara tomará otro enfoque, o incluso realizará otros planos para darle mayor diversidad a la secuencia. Un “más y mejor” de manual, que por supuesto se repite en los aspectos mecánicos del propio juego.
Pese a que los comienzos se centrarán en la búsqueda de nuestro alado amigo, a las pocas horas de juego nuestros objetivos se expandirán. No voy a comentar nada por no entrar en destripes innecesarios, pero digamos que habrá que explorar bien el escenario para encontrar una serie de objetos fundamentales para el desenlace de la trama. La parte “metroidvania” entra en este momento, y como pasaba en la anterior entrega, habrá zonas que serán imposibles de alcanzar si no tenemos una habilidad concreta. Por ejemplo, la zona de agua será inaccesible mientras no tengamos una hoja que nos permita planear.
Metroidvania…o más bien Hollowvania
Permitidme en estos momentos acuñar una nueva palabra para describir a Ori and the Will of the Wisps. Antes he utilizado la denominación “metroidvania”, aunque sería mas sensato utilizar un nuevo termino llamado “hollowvania”. Sí, suena feo, pero los parecidos de esta propuesta de Moon Studios con lo realizado en Hollow Knight gracias al estudio Team Cherry son más que evidentes. La metodología a la hora de expandir el mapeado, sus zonas de acceso, la inclusión de misiones secundarias… hasta habrá un amiguito que por una suma concreta de dinero nos venderá un mapa de la zona dibujado con su puño y letra. Os suena, ¿verdad? Esto no quiere decir que sea malo o que peque de repetitivo, sino que la evolución de este tipo de género avanza por esa línea, y la nueva aventura de Ori no quiere sentirse desfasada.
Por cierto, ya que nombro las misiones secundarias, cabe decir que todas y cada una de ellas se hacen con agrado. No son indispensables ni se necesitan completar obligatoriamente, pero en ocasiones hasta “saldrán solas” simplemente explorando bien el escenario. Además, pese a ser voluntarias, algunas sí que repercutirán de cierta manera en la aventura e incluso nos ayudarán a recomponer una tierra asolada por la podredumbre. Al final, pese a tener que completar el juego a toda mecha para poder brindaros estas impresiones, no he podido evitar pararme en zonas aparentemente inaccesibles para encontrar una semilla especial o un fragmento de Gortek. Con esos fragmentos, por ejemplo, podremos reconstruir la casa de los Moki. Y los Moki se merecen lo mejor. La búsqueda de recovecos, exploración y escudriñamiento de cada zona es un elemento innato en este tipo de juegos, y aportan una profundidad positiva a la narrativa gracias a que conoceremos más a fondo a todos los personajes que habitan en la isla.
El lado más bonito de la esgrima
Los parecidos y parentescos con Hollow Knight no acaban con la distribución del mapeado y el planteamiento de misiones. Ahora Ori podrá atacar a sus enemigos de varias maneras, y aunque el nivel de dificultad (y desafío) es inferior a lo visto en la obra de Team Cherry, en ocasiones tendremos momentos de mucha tensión contra enemigos finales. Unos combates que requerirán toda nuestra atención, destreza y estrategia. Es uno de los cambios mas significativos de Ori and the Wild of the Wisps, y se agradece este nuevo enfoque. También se añade un nuevo sistema de runas que podremos asignar a nuestro espíritu de luz, lo que hará que varíen sus características: desde poder hacer un triple salto, a quedarnos pegados en las paredes o lanzar tres flechas con el arco. Al final, entre los nuevos movimientos de ataque, esta nueva inclusión de runas y la exploración con el aporte de las misiones secundarias, el “mas y mejor” de esta entrega de Ori es espectacular. No me esperaba que sorprendiera tanto, y Moon Studios ha sabido otorgar la importancia que Ori merece yendo un paso más allá gracias a las nuevas implementaciones realizadas.
El nuevo sistema de combate no es perfecto, y encontramos varias fisuras que pueden generar encuentros caóticos. Se nota que la saga Ori está pensada para ser una propuesta plataformera, y al llegar a los momentos de “repartir estopa”, su ejecución no es tan limpia en comparación con los saltos. Muchas veces vamos a ser impactados porque el enemigo nos toca, sin opción a realizar un movimiento de esquiva. Otras veces nos vamos a quedar sin combos concretos para un tipo de adversario, y es debido a que solo podremos asignar tres habilidades de las tantas que hay. Al final me ha pasado que se me quitan las ganas de comprar mas movimientos por el rollo que supone intercambiarlos en mitad de un enfrentamiento.
El bosque está tranquilo, lleno de polvo y ceniza
Aunque parezca mentira ( y aún no entiendo la razón de su “magia”) su apartado visual vuelve a crear ese efecto sorpresa que vimos en Ori and the Blind Forest. El estudio repite técnicas, repite estilo artístico y repite ciertas maneras de aportar vida a los entornos por los que camina Ori. La paleta de colores es magistral, y a veces parece que Moon Studios quiere incluir todas las tonalidades en su juego pase lo que pase. Desde atardeceres anaranjados, pasando por blancos invernales, azules con las fases acuáticas, los verdes frondosos de los momentos iniciales… Da igual lo que haga la desarrolladora que va a lucir espectacular, propiciando una sensación de no haber visto otra cosa igual pese a haber disfrutado la entrega anterior. Es que hasta las fases en penumbra y con todo desolado tienen su encanto. Lo dicho, pura magia arcana y para prueba fehaciente de ello, nada como vivir los momentos de persecución o cuando aparece Chirrridos, el temible pájaro que hemos visto en algún trailer de presentación del juego.
Si bien es cierto que Ori and the Will of the Wisps mantiene una factura gráfica impecable, no podemos decir lo mismo de su aspecto técnico. Cabe resaltar que todos los problemas que comento son ocasionados antes del lanzamiento del parche “day one”, pero posiblemente algunos fallos encontraremos pese a esta corrección de errores mediante actualización. Los tiempos de carga se hacen un poco extraños, y no me refiero cuando entramos a un templo, molino o lugar ajeno al mapeado general. Cuando pasamos de una zona concreta a otra, el juego carga el nuevo escenario, lo que provoca unos milisegundos de congelación de imagen. También existe un pequeño bajón gráfico cuando la cámara se desplaza automáticamente por el escenario, como por ejemplo, cuando quiere mostrarnos el camino a realizar en una carrera, o quiere resaltar el cambio que se ha producido cuando hemos activado una palanca. No es problemático “per se”, aunque si puede sacarte un poco de la inmersión que Ori and the Will of Wisps pretende aportar. Veremos la fluidez del título pasado unos días.
Donde no hay nada que objetar es en su apartado sonoro. Como bien pudimos contemplar en su primera parte, la música es un elemento indispensable para obtener un producto redondo. Gracias a sus canciones y temas de acompañamiento, nos veremos envuelto en un velo mágico. Las piezas musicales son el complemento perfecto a todo lo que vemos en pantalla, y todo va acorde a la situación y la acción que se muestra. Si a eso le sumamos una ingente de cantidad de efectos de sonido, el resultado es muy notable. Se ve que Moon Studios han sido igual tanto este apartado sonoro como su rama artística.
Conclusión
Creo que la etiqueta de “más y mejor” se queda corta para denominar el trabajo que Moon Studios ha hecho con Ori and the Will of the Wisps. Evidentemente es más y mejor, pero de formas que yo mismo no podía imaginar. Los escenarios tan embelesadores (que llaman mucho la atención pese a que ya no hay el efecto sorpresa de la primera parte), el nuevo set de movimientos de ataque, las misiones secundarias, los amigos que encontraremos, los jefes finales…. Todo está hecho con mucho cariño y con muchas ganas de conseguir llegar a ser una entrega meritoria por sus propios logros y no una continuación “per se”. Prepárate para volver a inundarte de emociones. Prepárate para sonreír, para llorar, para sentir y para maravillarte con el espectáculo audiovisual que la precuela del espíritu de luz os tiene preparado. Si una lágrima es capaz de transportar emociones tan diferentes, Ori and the Will of the Wisps también lo consigue.
Agradecemos enormemente el código que Microsoft nos ha proporcionado días antes del lanzamiento de Ori and the Will of the Wisps para la realización de este análisis.
Ori and the Will of the Wisps
29.99€Pros
- Las nuevas acciones de ataque de Ori están muy bien
- Su apartado audiovisual vuelve a sorprender
- Desafiante y lleno de cosas por hacer
- Est un título Xbox Play Anywhere y está en Xbox Game Pass Ultimate
Cons
- Sólo podemos equiparnos tres habilidades a la vez... y se antoja corto
- Faltan movimientos defensivos cuando luchamos
- El juego presenta leves parones cuando carga una zona nueva