Análisis de Rebel Transmute para Xbox Series X. Una aventura de ciencia ficción que rezuma la magia de los clásicos metroidvania de los 90.
“Metroidvania” es el nombre que recibe ese subgénero de videojuegos que abarca todos aquellos títulos de desplazamiento lateral en 2D o 2.5D con escenarios de plataformas y estructura no lineal. La palabra es la unión del nombre de los dos primeros juegos que aparecieron en el mercado con este estilo: Metroid y Castlevania. Ambos fueron los pioneros de esta fórmula en la década de los 90 y con el paso de los años se ha ido desarrollando de mejor y peores maneras. Ahora, el desarrollador independiente Evan Leibman, junto con el distribuidor español JanduSoft, nos traen recuerdos de 1994 con Rebel Transmute. Una aventura de ciencia ficción que rezuma esa magia que tenían clásicos como el Super Metroid de SNES.
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Planeta hostil
Rebel Transmute nos cuenta la historia de Luna Mikono. La madre de Luna, Wendy, era una conocida investigadora en el planeta Terra 6, pero un gran cataclismo hizo que este mundo se transformara en un lugar inhóspito. En ese momento, Luna pasará de ser desguazadora a aventurera espacial y se adentrará en una peligrosa misión en Terra 6 para descubrir el verdadero destino de su madre desaparecida.

Sobreviviendo en Terra 6
Cumplir con nuestro cometido, como podréis imaginar, no será tarea fácil. Para empezar, el aterrizaje en el planeta ha sido forzoso. Nuestro exotraje está equipado con lo básico para sobrevivir: un cañón laser y una cura. Con esto, tendremos que explorar un enorme planeta que se traduce en un gigantesco mapa dividido en zonas. Explorar nos permitirá descubrir nuevas mejoras, personajes relevantes en la historia y desbloquear movimientos que nos ayuden a acceder a más lugares.

La jugabilidad de Rebel Transmute es muy fluida y precisa. Es algo que se nota nada más coger el mando. Esto se traduce en movimientos muy receptivos dentro y fuera del combate. Que el control esté tan pulido se agradece de enorme manera, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos ante un juego con sus buenas dosis de plataformeo. La mayoría de los saltos son muy ajustados y desafiantes. A la mínima que calculemos mal, caeremos al vacío y rezaremos para que no haya pinchos debajo. El combate está bien equilibrado, con una buena variedad de enemigos presentes para mantenerte alerta durante todo el juego. Además, la acción de disparar provoca cierto efecto de retroceso en nuestro personaje, por lo que tendremos que calcular bien las distancias si no queremos caernos de una plataforma sin darnos cuenta.
Poder aumentado
Como buen metroidvania que se precie, en Rebel Transmute habrá que explorar meticulosamente cada rincón del mapa para encontrar mejoras u objetos clave para seguir avanzando y alcanzar nuevas zonas. Estos Aumentos, como los llama el juego, son lo mismo que los Amuletos de Hollw Knight. Es decir, son habilidades pasivas que podremos equipar y llevar al mismo tiempo en diferentes ranuras de nuestro traje espacial. Mejorarán diferentes aspectos como la vida, la cantidad de cura, los cristales que mantendremos al morir, etc. Podremos cambiarlos siempre que queramos en las cápsulas de restauración que hallemos. Estas funcionarán también como puntos de control, curarán nuestra vida y reapareceremos en ellas una vez que muramos.

Además de los aumentos, también podremos mejorar nuestro traje. Estas mejoras abarcarán el sistema de movimiento y el de combate. Podremos adquirir habilidades como un dash en el aire o diferentes armas para nuestro cañón laser que sean más efectivas contra ciertos enemigos. Cabe destacar que, si morimos, dejaremos en el lugar de nuestro fallecimiento un determinado número de cristales y apareceremos en la última cápsula que hayamos encontrado. Aquí tendremos dos opciones: volver a ese lugar y recuperarlos, pero con un punto menos de vida, o perderlos y revivir con la vida completa. Depende de nosotros el riesgo que queramos correr.
Arte retro extraterrestre
A nivel artístico, Rebel Transmute simula el estilo pixel-art de 16 bits clásico de los años 90. Pero esto no es nada negativo, al contrario. Su estética es lo suficientemente moderna como para distinguirse como una versión actualizada de la fórmula visual. La dirección de arte funciona bien con todos los retratos de personajes y sprites. Además, el juego cuenta con más de 80 enemigos y 10 jefes, todos con diseños únicos. Lo mismo ocurre con los escenarios, cada zona está bien diferenciada y cuenta con su propia ambientación.

Respecto al sonido, está elegido cuidadosamente dónde y cuándo debe sonar la música, y casi siempre dan en el blanco de forma adecuada durante todo el juego. No obstante, aunque el título cuenta con una gran atmósfera creada por su banda sonora, esta no varía demasiado. Para cada región, hay una música itinerante predeterminada, una música de monstruo y luego una música de jefe. La primera será la que escucharemos la mayor parte del tiempo. Aunque está bien compuesta y establecen el tono de manera apropiada, escuchar la misma pista en bucle acaba machacándote la cabeza.
Cabe destacar que la obra cuenta con textos traducidos al castellano, aunque con ciertos fallos de vez en cuando.
En definitiva
Rebel Transmute es un metroidvania como los de antaño, pero con un buen lavado de cara a nivel jugable. Sus controles pulidos y bien cuidados hacen que la experiencia de controlar a nuestro personaje sea muy disfrutable, especialmente si tenemos en cuenta que no es un juego fácil. Pese a ser un proyecto de desarrollador en solitario, es un título perfeccionado hasta la médula. Evan Leibman logra poner amor y cuidado tanto en el diseño pixel-art como en la música. En general, Rebel Transmute juega demasiado sobre seguro como metroidvania, pero sigue siendo una muy buena opción para todos aquellos que disfruten del género.