Shadow of the Ninja – Reborn sale de las sombras para sorprender con un espléndido remake que gustará a veterano y neófitos por igual

Puede que algunos lo conocieran como Shadow of the Ninja, otros como KAGE, e incluso otro les suene el nombre de Blue Shadow. Sea como fuere, en 1990 tuvimos en nuestra flamante NES un titulo que recogió la esencia de los desafiantes Ninja Gaiden, pero algo más asequible y pensado para todo tipo de públicos. Una propuesta directa, divertida y cooperativa que podemos revivir gracias al remake que nos brinda NatsumeAtari. A poco que te gusten los títulos con esencia retro, con ciertos toques arcade y con un componente cooperativo, estás tardando en encarnar a los ninjas Hayate y Kaede. ¿Preparado para la acción?

Vuelta a los buenos arcades

Shadow of the Ninja – Reborn se trata de un remake a todas luces. No sólo cambia drásticamente el estilo visual respecto a la entrega original, sino que vemos una modificación de escenarios, armas secundarias, patrón de ataque de los enemigos y mucho más. Una reinvención que gustará tanto aquellos que vivieron el auge de las recreativas de los años 90. A mí por ejemplo, en estética me recordó muchísimo a Midnight Wanderers, un arcade que me marcó la infancia y al que invertí muchísimas monedas de cinco duros. Ese azote de nostalgia que ocasiona seguro que a más de uno le devuelve a su adolescencia dejándose la paga en los salones recreativos, y dice mucho del mimo que el estudio ha puesto en el lavado de cara que han realizado.

Unos ninjas bien pertrechados

Aunque estemos en un futuro distópico, la katana seguirá siendo nuestra mejor arma para enfrentarnos a las oleadas de enemigos que alberga cada fase. Nosotros escogeremos uno de los dos ninjas para emprender una aventura que nos llevará a redescubrir las cinco fases originales más una completamente diseñada para la ocasión. Y aunque parezcan pocas, la dificultad y rejugabilidad estarán presenten para alargar la vida útil del juego.

Al igual que en otro gran clásico como Strider, nuestra katana podrá obtener un filo de poder si cogemos el potenciador pertinente. Con eso ya (casi) podremos pasarnos Shadow of the Ninja – Reborn, aunque contaremos con otro tipo de ayudas… algunas mejores que otras. Dentro de las positivas, está el gancho, con el cual no podremos aferrarnos a las repisas, pero será muy útil si queremos abatir a rivales que estén fuera de nuestro alcance o por el cielo. Tampoco está nada mal el ataque especial que afectará a todo lo que esté en pantalla, aunque nos restará un poco de nuestra salud. Donde no estoy tan convencido es con el resto de ítems secundarios que iremos coleccionando mientras abrimos cofres…

Problemas de agilidad

Los reflejos y destreza de nuestro personaje es uno de los factores que definen la estrategia a seguir. Pues bien, como buenos ninjas, os aseguro que prescindiremos de las armas alternativas que el juego nos ofrece. Básicamente por dos motivos: hacen un daño similar a nuestra katana, y porque son más lentas de usar, dejándonos vendidos delante del adversario. Tendremos desde shurikens, escopetas, ametralladoras, espadones, cañón de bolas… la variedad es enorme. Pero no serán útiles salvo en aquellos momentos puntuales que nosotros deberemos saber con antelación.

Y es que para ser ninjas, Hayate y Kaede tienen fallos de primer año en su formación como profesionales. Los saltos no están bien conseguidos. A veces se quedan pegados en las paredes, otras no. La física del salto en ocasiones es errática, con momentos donde sí llegas a la siguiente plataforma, y en otras circunstancias donde te quedas corto. Siento inseguridad en los saltos, y eso junto con las armas secundarias, hace que no me sienta tan inmerso en la acción como debería.

Espectáculo noventero

Todo lo negativo se compensa con el espectáculo visual que viviremos en pantalla. Es una maravilla ser partícipe de la acción en cada fase, con muchos elementos en el escenario y diversas localizaciones, a cada cual más bonita. Eso sin contar con los jefes finales que nos esperan en el último tramo del nivel. Un buen ejemplo de saber hacer, donde tendremos que conocer las debilidades de cada uno a base de repetir y repetir. Si al espectáculo gráfico lo acompañamos con un aspecto sonoro a la altura, estamos ante un producto muy trabajado. Detrás de sus canciones está Iku Mizutani, responsable de muchas canciones en la gloriosa época de la NES.

Aunque no es un juego fácil, podremos llegar al final de Shadow of the Ninja – Reborn en hora y media si somos hábiles con nuestras dotes ninja. Eso sí, hay un modo difícil que no se limita a tener más enemigos, sino que implementa nuevas ataques en los jefes finales y un mayor frenetismo de balas en pantalla. Merece la pena pasar por este desafío si ya habéis completado el juego en su dificultad normal.

Conclusión de Shadow of the Ninja – Reborn

Los amantes de los juegos de recreativas seguro que ven con buenos ojos la llegada de este título. NatsumeAtari ha hecho un trabajo espectacular con un remake que supera al original en todos sus ámbitos. Su aspecto visual, su sonido, la buena implementación del cooperativo (local)… hace que estemos absortos en la pantalla todo el rato. Lo que peor llevo son los cambios a las armas secundarias, muy tosco si vemos la naturaleza ágil y frenética del propio Shadow of the Ninja – Reborn. Eso y unos saltos que a veces nos propician un susto. Pese a los aspectos negativos, ya podrían todos los remakes salir con tanta calidad. Sólo me hubiera faltado que añadieran la versión original de 1990 para que me teletransportara a esa (lejana) juventud.

Shadow of the Ninja - Reborn

19.99€
8

Nota Final

8.0/10

Pros

  • Remake puro y duro: su estilo visual, diseño de niveles, sonido
  • En difícil los enemigos tienen otros patrones de ataque
  • La opción cooperativa siempre es de agradecer...

Cons

  • ... aunque solo sea en local
  • Echo en falta el clásico de 1990
  • Las armas secundarias son anecdóticas para la aventura

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