SHODAN nunca se fue: System Shock 2 Remaster es una pesadilla con nueva piel cortesía de Nightdive Studios
La saga System Shock nació en 1994 (Looking Glass), pero fue su secuela de 1999, System Shock 2, la que redefinió el horror sci‑fi con su combinación de acción, rol y supervivencia. Creada por Irrational y Looking Glass, introdujo elementos como progreso de habilidades, narrativa ambiental y una IA antagónica memorable: SHODAN. Sus ecos resuenan en series como BioShock y Prey.
Tras el exitoso remaster del primer juego en 2023, Nightdive Studios se lanzó a una ardua reconstrucción del código original. Durante seis años de ingeniería inversa, adaptaron el título a su nuevo motor KEX, manteniendo intacto su espíritu claustrofóbico y expandiendo su alcance a consolas y PC modernos .

Bienvenido al infierno cibernético de SHODAN
Han pasado 42 años desde los sucesos del primer System Shock, y la pesadilla ha mutado en algo aún más retorcido. SHODAN, la inteligencia artificial más perturbadora del ciberespacio, ha regresado… y no viene sola. A bordo de la nave estelar Von Braun, infestada por aberraciones mutantes y secretos de ultratumba, despertamos como un soldado con implantes cibernéticos incrustados en la carne y un pasado tan borroso como el propio futuro de la humanidad.
Con cada paso por los asfixiantes pasillos de la nave, nos enfrentamos no solo a enemigos físicos, sino a un constante asedio psicológico. Armas letales, habilidades psiónicas paranormales y mejoras tecnológicas serán nuestras aliadas, pero nada nos prepara del todo para la mente enferma de SHODAN y su complejo de “diva” digital.

Cambios jugables y modos actuales
La remasterización no altera la estructura ni las mecánicas originales, pero añade elementos clave para la experiencia moderna:
- Interfaz remozada para mando, con navegación optimizada del PDA, menús y sistema de apuntado retocado. Pese a la mejoras, aún se siente algo engorroso el navegar por sus menús, y requerirá algo de paciencia adaptarse a ellos.
- Quickbar asignable para armas y poderes, lo que hace que cambiar entre herramientas sea mucho más fluido. Todo un acierto para hacer algo más ágil sus gestión.
- Opciones de cálculo de FOV, postprocesado, ultrapanorámica y soporte multijugador cooperativo con crossplay para jugar la campaña (sin soporte durante el analisis). Además incluye parches y mods de la comunidad (SS2 Community Patch, NewDark), manteniendo un legado de mejoras orgánicas.
Supervivencia exigente
Eso sí, pese a estos añadidos, sigue siendo un título exigente. No hay guía que nos lleve de la mano, y se nos da poca información sobre nuestras tareas. Los combates cuerpo a cuerpo son imprecisos, sobre todo al principio, el mapeado es intrincado y las muertes, frecuentes. Habrá que guardar con frecuencia, prestar atención a cada detalle y asumir que sobrevivir no es sencillo. Pero esa es precisamente su mayor virtud: System Shock 2 no es para todos, es para los que disfrutan de la incomodidad, del reto y de la inmersión pura.
Navegar por sus pasillos puede resultar algo confuso al principio. El minimapa ayuda, pero la clave está en observar. Una vez dominamos el espacio, recorrer la nave se convierte en parte del disfrute.. Eso sí, insisto, recomiendo guardar a menudo, porque pese a que hay checkpoints, estos te costarán “nanitos”, la moneda del juego, y no están ubicados de la mejor manera posible. Además, una vez terminados, tocará cargar partida igualmente, así que mejor guardar con frecuencia.

No obstante, aprenderemos a la antigua: a base de fallar, de probar, de entender cómo reacciona el entorno. Esa curva de aprendizaje, exigente pero satisfactoria a la larga, es uno de los motivos por los que este juego sigue siendo tan adictivo y especial. Pero, esa curva de entrada también es áspera para jugadores modernos.
La Von Braun y la Rickenbacker son laberintos mecánicos con alma. Son estructuras frías, utilitarias, llenas de recovecos y secretos. Algunos escenarios son más abiertos, otros claustrofóbicos. Pero todos están diseñados con una lógica y buscan nuestra observación. Hay salas ocultas, caminos alternativos, zonas opcionales que esconden mejoras vitales o pequeñas historias contadas a través de archivos de audio o cadáveres abandonados.
Más que sobrevivir: decidir cómo hacerlo
La jugabilidad de System Shock 2 sigue siendo, a día de hoy, una gran lección de diseño inmersivo y libertad en el gameplay, pero arrastra los problemas del pasado en fluidez. Este no es un shooter lineal al uso, ni un simple survival horror: es una amalgama de géneros que nos pone al mando de decisiones que definen no solo cómo jugamos… sino también cómo sobrevivimos.
Desde los primeros minutos de partida, el juego nos obliga a elegir una especialización: ¿te decantas por las armas de fuego, el hackeo o los poderes psiónicos? Cada rama ofrece una experiencia diferente.

Puedes jugar como un marine que confía en su puntería, como un hacker que convierte cámaras y torretas en aliados, o como un psiónico que manipula mentes y crea explosiones mentales. Y lo mejor: el juego no te fuerza hacia ninguna, sino que te deja experimentar. Esa libertad, que hoy nos suena familiar gracias a títulos como Prey (2017) o Deus Ex, fue pionera aquí.
Cada combate es una apuesta. La munición escasea, las armas se deterioran (sí, aquí hay que repararlas), y los recursos son limitados. Así que cada enfrentamiento requiere que pensemos, observemos y actuemos con inteligencia. ¿Gasto las últimas balas en este mutante o intento usar la llave inglesa y me arriesgo a recibir daño? ¿Uso mis nanites para comprar munición, curación… o guardo para hackear una consola vital?
Si optamos por las habilidades psiónicas, entramos en otro juego distinto: lanzar rayos mentales, crear campos de energía, potenciar nuestros atributos. Pero todo cuesta puntos y recursos, y lo que parece poderoso al principio puede volverse una carga si no gestionamos bien nuestro enfoque.
Los enemigos, por su parte, también saben castigar. Algunos se regeneran, otros explotan, otros nos infectan con virus que requieren antídotos específicos. Hay torretas que detectan sonido, cámaras de seguridad que activan alarmas y llaman refuerzos. De nuevo, la clave es observar. Y dicho sea de paso, que no nos quedemos enredados en ningún obstáculo, o que las comentadas animaciones de combate, se porten y sean precisas.

Aspecto técnico y audiovisual
Visualmente, la remasterización supone una mejora significativa:
- Texturas, modelos y cinemáticas actualizados con sombras envolventes, SSR y escenas re-renderizadas.
- Resolución 4K nativa y hasta 120 fps en Series X/S, con soporte VRR para imágenes estables. La actualización gráfica a nuestros días le sienta como un guante, y se convierte en la mejor forma de volver a este clásico.
- Mejora de efectos gráficos de la vieja Dark Engine: ambient_occlusion, shaders modernos y ajustes varios en iluminación. La ambientación mejora, y mantenimiento esa sensación de terror y soledad a bordo de la Vom Braun.
Entre sombras y polígonos: la Von Braun es aterradora
La Von Braun siempre fue un lugar opresivo. En 1999 lo era gracias a su atmósfera, no tanto quizas, por su músculo técnico. Hoy, sin embargo, esta remasterización a cargo de Nightdive Studios cambia esto en cierta manera, han sabido pulir la nave sin borrar sus cicatrices, y el resultado es notable, aunque no perfecto.
Las sombras proyectadas, el uso de ambient occlusion, los efectos de partículas o las superficies reflectantes tipo SSR le dan a los pasillos una presencia física más amenazante. Incluso las cinemáticas se han re-renderizado para mantener la coherencia visual con el gameplay, algo que no todos los remasters cuidan.
En Xbox Series X se nota el esfuerzo: el juego corre a 4K nativos con opciones de hasta 120 fps, lo que garantiza una experiencia fluida y estable. Aun así, hay momentos en los que ciertos elementos como NPCs menores o modelados secundarios parecen más anclados en el pasado, ofreciendo un contraste algo brusco con el conjunto.
El trabajo artístico, sin buscar el realismo fotográfico, rescata ese estilo tan propio de finales de los 90: colores apagados, superficies oxidadas, maquinaria industrial que respira decadencia. Una estética que ayuda a reforzar el horror de ciencia ficción sin necesidad de casqueria. Aquí reinan la soledad, el frío metal y el terror existencial.

En la parcela sonora, las voces se han regrabado para eliminar referencias a inputs de teclado/mouse, manteniendo la atmósfera y el audio posicional que sigue siendo escalofriante, con sonidos lejanos que nos ponen la carne de gallina espacial. Su parcela ambiental en conjunto cautiva como antaño. El doblaje es muy bueno, el juego mantiene sus voces en inglés, con una traducción al castellano muy correcta en forma de subtítulos.
Conclusión
Con System Shock 2: 25th Anniversary Remaster, Nightdive logra un equilibrio entre lo clásico y lo moderno. El juego, un FPS de la vieja escuela con fuertes componentes RPG, conserva su naturaleza inmersiva y difícil, mientras se hace accesible a una nueva generación sin perder su identidad. Volver a enfrentarse a SHODAN es una experiencia tan perturbadora como adictiva. Puede que sus esquinas sigan siendo algo toscas, pero eso también forma parte del viaje. No es un remake, es una restauración cuidadosa: cada pasillo seguirá encogiéndote el alma, cada sombra será más profunda, y SHODAN volverá a hablar… y a desafiarte con su fría inteligencia.

System Shock 2: 25th Anniversary Remaster
Pros
- Remasterización visual cuidada y respetuosa con el material original
- Atmosfera opresiva y sci-fi que sigue siendo única
- Interfaz adaptada a mando con mejoras sustanciales
- Soporte para cooperativo online y crossplay
- SHODAN sigue siendo una villana formidable
Cons
- El combate cuerpo a cuerpo sigue siendo tosco y poco pulido
- Algunos menús aún se sienten anclados en el pasado
- Falta de ayudas contextuales para nuevos jugadores: el juego no explica demasiado sus sistemas, lo que puede abrumar a quienes no conocen el original.
- Las animaciones siguen mostrando su origen noventero, especialmente en enemigos o ciertos movimientos