Análisis de System Shock para Xbox Series X. Un remake que trae de vuelta el terror espacial de hace 30 años.
En el vasto universo de los videojuegos, pocos títulos han logrado dejar una huella tan profunda como System Shock. El clásico survival horror, considerado como juego de culto, ha servido como inspiración a otras grandes obras, como la saga Bioshock. Ahora, con el lanzamiento del su remake treinta años después, nos encontramos ante la oportunidad de revivir este clásico de la ciencia ficción con una nueva perspectiva.
Esta versión remasterizada promete llevarnos de vuelta a la Estación Espacial Citadel (o Ciudadela como lo han traducido) pero con gráficos mejorados, jugabilidad modernizada y una narrativa más profunda. No obstante, siempre digo que la nostalgia es un arma de doble filo. Hace que idealicemos juegos del pasado que, en su momento, nos parecían increíbles. Por ello, en este análisis exploraremos en detalle las características de este remake, evaluando su fidelidad al original, sus mejoras y su capacidad para atraer a una nueva generación de jugadores. ¿Listo para volver a plantarle cara a SHODAN?
También te puede interesar
¿Cómo están los máquinas? Lo primero de todo
Los que jugasteis al juego original de 1994, ya sabréis de sobra cuál es la trama principal de System Shock, pero para los que no, os la explico a continuación. Cabe destacar, antes de nada, que una de las primeras novedades en este remake es su nuevo prólogo, además de poder jugar con una protagonista femenina.
Estamos en el año 2072. En este futuro distópico, nos meteremos en la piel de un (o una) hacker que ha sido pillado con todo el equipo cuando intentaba robarle un valioso implante cibernético a la megacorporación TriOptimum Corporation. Como única salida, se nos ofrece un trato: desactivar los protocolos éticos de una IA llamada SHODAN que se ha hecho con el control de la Estación Espacial Citadel. A cambio, se nos recompensará con el botín que intentábamos sustraer.

Para sorpresa de nadie, el plan no sale como imaginábamos. Acabaremos despertando en la planta médica de una estación espacial convertida en un infierno de cyborgs y mutantes.
Ratonera espacial
La premisa del juego no tiene demasiado misterio. Deberemos explorar cada rincón de Citadel, acabando como podamos con los enemigos que se crucen en nuestro camino y destruyendo los sistemas de SHODAN.
Todo esto suena muy sencillo hasta que nos encontramos en un auténtico laberinto de metal. No estamos ante un título lineal como podría ser un shooter subjetivo como el clásico DOOM. Aquí no iremos del punto A al punto B, sino que tendremos que explorar un enorme complejo dividido en 9 plantas con diferentes sistemas de defensa y dispositivos para desactivar.

Tampoco contaremos con ningún tipo de guía para saber qué objetivo deberemos cumplir. En este aspecto, el título consigue que nos metamos en la historia, obligándonos a leer las notas de audio o mensajes que ha dejado la antigua tripulación. Muchos dejan pistas o códigos que sirven para desbloquear puertas y avanzar. Por un lado, es un recurso fantástico de inmersión, pero por otro puede llegar a ser duro, e incluso frustrante, en los primeros compases del juego.
Servirás bien a SHODAN como cyborg, pequeño hacker
A nivel jugable, estamos ante un survival horror más o menos como los de la vieja escuela. Ya sabéis, con su inventario reducido que hay que gestionar, su escasez de munición y sus carreras para evitar enemigos que nos superan en número. El título también incluye ciertos compontes de RPG, pues a lo largo de la aventura encontraremos implantes y mejoras para nuestro traje que aumentarán nuestras capacidades físicas.
Respecto al combate, este remake ha recibido mejoras con respecto al original, como un notable retoque de la inteligencia artificial de los enemigos. Ahora son más persistentes, atacan en grupo y su área de visión es mayor. Pero a la hora de enfrentarnos a ellos, se siente que el juego pertenece otra época.

Cuando disparamos cualquier arma, no hay ningún tipo de feedback que nos de satisfacción o nos anima a alternar entre una y otra. Todas se acaban sintiendo igual. Algo parecido ocurre con las armas cuerpo a cuerpo. Aunque a nivel visual nos dejan claro que estamos cometiendo una masacre, la sensación de golpear es como si estuviésemos pegándole a un saco. Además, los enemigos tampoco reaccionan a nuestros impactos y no queda claro cuándo nos han golpeado, más allá de porque vemos bajar nuestra barra de vida.
Por otra parte, tendremos otro tipo de combate que tiene lugar en el Ciberespacio. Este es un nivel especial al que entraremos para hackear sistemas clave de la Ciudadela. A efectos prácticos, estamos ante un minijuego de navecitas con gráficos vectoriales donde nos podemos mover en todos los ejes. No queda demasiado claro qué es arriba y qué es abajo. Es una especie de bullet hell tridimensional que, a mí particularmente, se me ha hecho algo pesado.
Cuando lo retro y lo moderno se dan la mano
Respecto al apartado técnico, Nightdive Studios ha creado este remake de System Shock con el motor Unreal Engine 4. Esto se traduce en gráficos modernizados y un sistema de iluminación de gran nivel. Lo curioso, es que se ha tomado la decisión de mezclar las texturas y el estilo pixel art del juego original con una luminosidad, unas sombras y unos efectos especiales modernos. Es, sin duda, una apuesta bastante arriesgada y aplaudo su originalidad. No obstante, el conjunto acaba dando la sensación de que el juego se queda entre dos tierras. Personalmente habría preferido que se hubiera decantado por uno de los dos estilos.

En niveles de audio, es impresionante cómo la música y el sonido logran crear una atmósfera de tensión constante. Me ha recordado a otros títulos como Dead Space, donde los ruidos de los enemigos te obligan a estar alerta todo el tiempo. Además, hay cierta sensación de proximidad en el audio. Una característica que te pega algún susto que otro cuando estás concentrado resolviendo un puzle y un mutante con mala baba te ataca por la espalda.
Por último, también cabe destacar el excelente doblaje. El juego está en inglés con subtítulos e interfaz en castellano. La mayoría de los audios se corresponden con las grabaciones que escuchamos, pero el gran punto fuerte son los monólogos y los mensajes amenazantes de SHODAN para intentar detenernos. Su presencia casi constante en el juego, su megalomanía y los efectos de su voz, distorsionando el tono para dar a entender que es un programa corrupto, causan muy mal rollo.

En definitiva
Tras haber jugado unas cuantas horas, la sensación que me ha dejado esta versión de System Shock es la de estar más cerca de una remasterización que de un remake. Si bien es cierto que se ha utilizado un nuevo motor gráfico que mejora considerablemente la iluminación y las texturas, a nivel jugable sigue sintiéndose como un juego de hace años. La atmósfera opresiva de terror, la trama y la despiadada SHODAN siguen estando ahí. De hecho, son lo mejor del juego. Pero tal y como están planteados el ritmo, los combates y el pico de dificultad inicial, puede que para muchos este regreso a Citadel resulte algo agridulce.
System Shock
39,99 €Pros
- Su atmósfera opresiva y terrorífica
- SHODAN sigue siendo uno de los mejores villanos de los videojuegos
- A nivel técnico se ha mejorado mucho...
Cons
- pero la mezcla de estilos no me ha terminado de convencer
- En el combate es donde más se nota que es un juego de hace años
- Los puzles de tuberías y las zonas del Ciberespacio pueden hacerse pesados