Playtonic Games nos trae de vuelta al simpático dúo Yooka y Laylee con una remasterización de su primer juego
El género de las plataformas en tres dimensiones tuvo su época dorada en los noventa, cuando títulos como Banjo-Kazooie o Super Mario 64 marcaron el camino con su combinación de exploración, humor y montones de objetos por recolectar. En 2017, el estudio independiente Playtonic Games, formado por antiguos miembros de Rare, intentó recuperar esa fórmula con Yooka-Laylee, una aventura protagonizada por un camaleón y una murciélaga que pretendía ser una carta de amor a los clásicos. El resultado, aunque disfrutable, dividió a la comunidad. Su encanto visual y tono nostálgico convencieron a unos, mientras que otros criticaron un diseño algo torpe y una cámara difícil de domar.
Siete años después llega Yooka-Replaylee, una versión completamente revisada que no se limita a ofrecer un simple lavado de cara, sino que reconstruye buena parte de la base jugable. Es, en esencia, una oportunidad de redención y la forma en que Playtonic demuestra haber escuchado las críticas y aprendido de la experiencia. Su objetivo no es solo revivir el espíritu de los clásicos, sino actualizarlo a las expectativas actuales sin perder su identidad.

Recordando tiempos pasados
El argumento sigue siendo sencillo, casi anecdótico, pero cumple su función dentro del tono humorístico de la saga. Yooka y Laylee se encuentran recordando los hechos del primer título, donde se veían envueltos en una trama absurda que los enfrenta a Capital B, un empresario codicioso que busca robar los Pagies, las páginas doradas de un libro mágico. Esto hace que los dos protagonistas exageren y cambien eventos del título anterior como les plazca, dando lugar a situaciones más desternillantes sin la necesidad de cambiar el lore que estableció el primer título. Yooka-Replaylee apuesta por un humor autoparódico y constante ruptura de la cuarta pared, recordando que el juego no se toma demasiado en serio a sí mismo.

Jugablemente, a años luz
Donde Yooka-Replaylee más brilla es en su jugabilidad. El control de los personajes ha sido completamente ajustado. Los movimientos ahora son más ágiles, la respuesta más precisa y la cámara, por fin, deja de ser una enemiga constante. La sensación de desplazarse, saltar o deslizarse por las cuestas resulta mucho más fluida y natural, algo que el original nunca llegó a conseguir del todo.
La estructura sigue siendo la misma. Cada nivel es un mundo abierto con montones de secretos y coleccionables. Sin embargo, el diseño de esos mundos se ha refinado, eliminando tramos vacíos o confusos y añadiendo más incentivos para explorar. Ahora cada área tiene un ritmo más equilibrado y un mejor sentido de progresión. También se ha introducido un sistema de viaje rápido y un mapa más claro, lo que evita desplazamientos innecesarios y mejora el ritmo general. Es cierto que el diseño de niveles no llega a la excelencia de otros referentes del género, pero son muy divertidos y bonitos.
Una de las decisiones más interesantes de esta revisión es que muchos de los movimientos y habilidades que antes se desbloqueaban de forma lenta ahora están disponibles desde el principio. Esto permite que el jugador explore con libertad desde los primeros minutos, sin tener que volver una y otra vez a los mismos escenarios. A cambio, el juego introduce nuevos desafíos opcionales y habilidades especiales que se consiguen al entregar objetos a diferentes personajes repartidos por los mundos. Es un cambio sutil, pero aporta una capa de gestión que da más sentido al progreso y añade variedad a los combates y al plataformeo, haciendo el juego más fácil o complicado dependiendo de los tónicos que nos equipamos.

Como si de Rare se tratara…
Visualmente, el salto es notable. Los mundos lucen más coloridos, las texturas son más nítidas y los efectos de iluminación aportan una calidez que el juego anterior no alcanzaba. El diseño artístico mantiene ese aire caricaturesco propio de Playtonic, con una paleta saturada que recuerda a los juegos de Rare pero sin sentirse anticuada. Además, las animaciones se han revisado y los personajes se mueven con mayor naturalidad
En lo técnico, el rendimiento es estable y el juego se ejecuta con fluidez, aunque en ciertos entornos amplios aún pueden percibirse leves caídas de frames. Nada grave, pero suficiente para recordar que, pese a la revisión, sigue siendo un título de presupuesto medio. Aun así, el resultado general transmite mimo y atención por el detalle.
El apartado sonoro sigue siendo una de las grandes fortalezas del título. La banda sonora combina composiciones nuevas con versiones orquestadas de los temas originales, firmadas nuevamente por Grant Kirkhope y David Wise, dos nombres legendarios del género. Las melodías son pegadizas, alegres y perfectamente adaptadas al tono desenfadado del juego, logrando ese equilibrio entre nostalgia y frescura que define toda la experiencia.

Conclusiones
Yooka-Replaylee demuestra que escuchar a la comunidad y revisar lo ya hecho puede dar grandes frutos. Playtonic ha conseguido convertir un juego que muchos consideraban una promesa incumplida en una experiencia sólida, divertida y más acorde a los tiempos. No es una revolución, pero sí una reivindicación de lo que este estudio siempre quiso ofrecer, un plataformas en 3D que respira cariño, humor y espíritu aventurero. Para quienes disfrutaron del original, esta versión es una actualización casi obligada. Y para los nuevos jugadores, una excelente puerta de entrada a un tipo de juego que ya no abunda, pero que cuando se hace bien, sigue siendo tan disfrutable como hace décadas.

Yooka-Replaylee
29,99€Pros
- El control, tanto del personaje como de la cámara, ha sido mejorado sustancialmente
- Que todos los movimientos estén disponibles desde el principio
- Mejoras gráficas, es un título hermoso
- La banda sonora
Cons
- El diseño de niveles, pese a ser bueno, no sobresale respecto a otros títulos del género
- Los minijuegos y retos se repiten demasiado