Análisis de Dirt 5 para Xbox One X
Vuelvo una vez más al volante (para variar) para traeros el análisis de un peculiar juego intergeneracional como es Dirt 5. Un juego que ya está disponible en su versión de Xbox One y que ofrecerá una actualización, mediante smart delivery, para Xbox Series S|X con hasta 120fps, entre otras configuraciones gráficas. Sin embargo, en este texto, vamos a poner a prueba a la versión de generación actual y todas las opciones jugables, visuales y el brilli brilli general del título.

Dirt 5 es la nueva entrega de una reconocida franquicia. Pero antes de hablar de él es importante distinguir sus dos vertientes: arcade y simulación. Porque no es lo mismo Dirt 2 que Dirt 2.0, al igual que sucede con Forza Motorsport y Forza Horizon. El juego que nos atañe se aleja de la dificultad infernal y las físicas exigentes de su entrega paralela. Dirt 5 aboga por una experiencia muy arcade, pero sin caer en la conducción absurda. En esencia logra ser divertido y satisfactorio mientras aplica físicas muy bien llevadas pero sin ser densas de entender.
Ni tanto, ni tan poco
La simulación en general juega un buen papel. Como os comentaba, no estamos ante Assetto Corsa ni tampoco Midnight Club, sino un punto medio cercano a lo que nos ofrece Forza Horizon. Porque, en general, las sensaciones que produce Dirt 5 se asemejan mucho a Forza Horizon pero sin mundo abierto. Puede sonar a plagio, pero si te pones a copiar mejor que te copies del primero de la clase. Y en este aspecto Dirt 5 sabe aplicar todos los detalles clave para que la experiencia sea satisfactoria a la par que adictiva.

Una vez salimos a la pista y probamos los neumáticos contra el terreno… comienza la experiencia. Cada circuito ofrece sus propias variaciones en físicas. Nieve, hielo, barro, polvo, grava… Cada superficie ofrece una respuesta diferente. Por ejemplo, el barro permite derrapar pero con una sensación más pesada que la arena, mientras que el hielo nos hace deslizarnos sin control si no tenemos cuidado. Hay que destacar el buen uso de la vibración del mando de Xbox One, pues las fuerzas G se pueden sentir en las manos, así como el peso respuesta del terreno sobre los amortiguadores. El sistema de vibración es un espectáculo.
El parte del tiempo pronostica muchas partículas en pantalla
A todo esto hay que sumarle toda una serie de variaciones meteorológicas que aplican nuevas capas de emulación de física. Si la lluvia arrecia el barro pasa a ser más lodoso y el movimiento más pesado. Así como las ventiscas complican visibilidad y agarre. Sin olvidar las imposibles danas del desierto que anulan la visibilidad a medio y largo alcance. Si tenemos en cuenta que, además, en la misma carrera puede cambiar el ciclo día noche o que la meteorología es variable, cada vuelta a la pista puede ser una aventura diferente.

En este punto la next gen brilla con fuerza. No solo el terreno y las físicas van de la mano, sino que el propio apartado visual explota con fuerza todas sus posibilidades. Si comenzamos a experimentar con el modo foto podemos ver que cada partícula que salpica desde los neumáticos tiene su propio peso y trayectorias según el material. Es decir, a tiempo real podemos ver los charcos reaccionar a la luz según la hora del día. Pero, además, cada material que se desprende del suelo proyecta su propia estela con su propio peso y trayectoria. El barro cae antes, mientras que la nieve-polvo sale disparada.
Todas las carreteras llevan a Roma
Toda esta simulación se puede disfrutar en su modo trayectoria, un sistema de avance por tarjetas y bifurcaciones. Parecido a otros juegos en los que superamos pruebas sumando puntos y escogiendo sponsor, en Dirt 5 tenemos un modelo más vistoso y sencillo. A fin de cuentas, la clave es divertirse mientras nos acercamos a la cima del mundillo. Para hacernos eco entre los pilotos y los medios debemos escoger que pruebas nos gustan más e ir desbloqueando sus ramificaciones. Si somos hábiles podremos ir avanzando capítulos en línea recta por el sistema de trayectoria. No obstante, si no tenemos suficientes medallas, siempre es viable participar en otras carreras o recorrer más ramificaciones para acumular dinero y reputación.

Es interesante como las diferentes bifurcaciones desembocan en tipos de desafíos similares. Practicamente es como seguir una estela concreta en cuanto a estilo de conducción. Este punto me ha hecho recordar Forza Horizon, pues el título permitía jugar toda la campaña con un único tipo de coche si así lo deseábamos, o ir probando cada variación por el camino. Dirt 5 ofrece muchos tipos de carreras con opciones de diferentes de coches, así como un buen puñado de circuitos repartidos por todo el mundo. Italia, Marruecos, Estados Unidos, África del Sur, Brasil… hay mucho mundo que recorrer en Dirt 5.
El juego consiste en conducir
En cuanto a tipos de desafíos, tampoco se queda corto el juego. Quizás haya pocos coches como tal, pero por lo menos hay modos variados para usarlos. Carreras campo a través con todoterrenos de varios tamaños, rally con coches de varias épocas, arena y buggies, gymkhanas para poner a prueba nuestra habilidad haciendo trucos; incluso un loco modo “trial” por montañas imposibles, pero con un buggie de gran tamaño. La variedad brilla con fuerza en este juego, lo que hace que sea muy divertido ir probando cada modo en los diferentes países.
Hay que tener en cuenta que tampoco hay personalización de los coches más allá de la estética. Es decir, los reglajes de motor y potencia viene prefijados en cada modelo. En el fondo, Dirt 5 es como esos juegos de carreras de sala recreativa, pero con gráficos de último modelo y físicas más elaboradas. La parte visual de la personalización se luce más. Tenemos desde una tarjeta de jugador maquetable, hasta pinturas por defecto o diseñador por capas para nuestros coches. El juego apuesta por el brilli brilli constantemente.

Como es lógico, a parte del modo campaña tenemos un modo online para batirnos con amigos y desconocidos. Asimismo el arcade con carreras libres y contrarreloj nos permite escoger circuito y personalizar completamente su meteorología. Pero quizás lo que más se agradece es la inclusión de un multijugador a pantalla partida, algo que para mí es indispensable en juegos de conducción arcade. Para cerrar el apartado de modos de juego, hay un modo creativo donde diseñar circuitos o descargarnos los de otros jugadores. Este apartado lo pudo analizar en una beta privada nuestro compañero Mario.
En definitiva, Dirt 5 es una fantástica entrega de conducción arcade. Un juego que peca de tener pocos coches pero que apuesta fuerte por la variedad en circuitos. Las físicas y los gráficos se dan la mano para ofrecer una experiencia de nueva generación, aunque juguemos en Xbox One. Sin duda, es un juego a tener muy en cuenta para pasar el mono hasta que llegue Forza Horizon 5.