Con la llegada del episodio final de la saga cinematográfica de Harry Potter y junto a él su videojuego oficial, albergaba la esperanza –motivado sobre todo por la prometedora calidad y la rotunda epicidad que emanaban los trailers de la película- que el estudio Bright Light de Electronic Arts haría honor a su nombre y echaría un poco de “luz brillante” –o un encantamiento Lumos- sobre la secuela de ese intento fallido de la Guerra de las Galaxias  con varitas mágicas que nos trajeron hace ya un tiempo.

Lamentablemente parece que a EA le tiene sin cuidado las críticas que vapulearon la primera parte de Las Reliquias de la Muerte, aunque es posible que simplemente se haya resignado a no modificar la secuela porque desarrollaron ambos juegos al unísono -por eso de que sale más barato, ya se sabe- y no tenían otra opción que apechugar con lo que habían alumbrado, fuera un título digno o una apología del bostezo.

El hecho es que cuando me he atrevido a darle al Start, he tenido el infortunio de encontrarme ante un pavoroso dejà vu, que cual pensadero evocaba en mi memoria los traumáticos recuerdos que me atormentaban mientras jugaba –o al menos lo intentaba- a Las Reliquias de la Muerte Parte 1.

Nos encontramos ante una mecánica que sueña con emular la de los FPS de Epic Games pero solo dispone de una varita como arma y seis míseros hechizos que resultan dolorosamente insuficientes; un sistema de cobertura que no aporta nada pues la superioridad en el campo de batalla de Harry y sus aliados es apabullante; combates repetitivos sin “chispa” -a pesar de las explosiones y sus elaborados efectos especiales por partículas- y la sensación generalizada de que no estamos tomando partido de la acción que transcurre ante nuestros ojos, sino que más bien nos hallamos contemplando una parodia en tres dimensiones de algo que podríamos estar disfrutando en la gran pantalla acompañados de unas ricas cotufas y una coca-cola.

Su apartado gráfico tampoco es para ponerse a bailar. La escenografía se me antoja muy fiel a la película y me ha encantado su atmósfera apocalíptica, la frialdad que transmiten sus escalas de colores oscuros, mortecinos, y el acabado único de cada entorno.

No obstante resulta muy fácil levantar el engañoso velo que cubre los niveles; basta con tratar de explorarlos para descubrir que apenas son pasadizos y habitáculos con una mínima profundidad, son meros espejismos que reciclan objetos decorativos hasta la extenuación, dotados de muy poca interacción y apenas destruibles, algo que teniendo en cuenta la potencia y la naturaleza de los encantamientos es una oportunidad desaprovechada.

El modelado y animación de los personajes es semejante a las primeras Reliquias, tal vez incluso puede que hayan mejorado levemente las texturas y poco más. Realmente no puedo quejarme en este aspecto concreto del juego, si bien es cierto que me deja indiferente a pesar del detallismo de por ejemplo los gigantes –cuyos rostros parecen más humanos que los de Potter y cía- y la espectacularidad de algunas criaturas a las que haremos frente durante la cruenta lucha que nos aguarda en Hogwarts.

Lo que sí me irrita y hace que me rasque la cabeza con incredulidad, es que los mejores momentos de Las Reliquias de la Muerte Parte 2 vengan a nuestro encuentro bajo la forma de cinemáticas no jugables. Es increíble que Light Bright no haya sacado partido de la espectacular huida de Gringotts a lomos del dragón blanco, o sin ir más lejos de la loca carrera montados en escobas que tiene lugar en la Sala Multipropósito, con Harry siendo perseguido por gigantescos animales de fuego invocados por Goyle.

En cuanto al sistema de control, es un calco de su antecesor salvo por la forma más intuitiva en que aborda los hechizos –asignando dos ataques por botón- y la ventaja de que ahora podemos teletransportarnos para paliar la gravedad de que los personajes sean incapaces de saltar.

También vale la pena destacar que el elenco de héroes jugables se ha incrementado notablemente ofreciéndonos la oportunidad de embutirnos en las túnicas de Potter, Ron, Hermione, Neville Longbottom, Seamus Finnigan, la profesora McGonagall, Molly Weasley y…¿Ginny Weasley? ¿De verdad valía la pena convertir a la novia pelirroja de Harry en personaje jugable ignorando a sus hermanos gemelos o al profesor Lupin que lucharon a vida o muerte –literalmente- para salvar Hogwarts de las garras de Voldemort?

Por lo demás poco queda por hacer una vez superada la campaña principal, ya que han descartado el soporte para Kinect –algo comprensible debido al uso ridículo que le dieron- y le han incorporado desafíos desbloqueables y la posibilidad de rejugar niveles enfrentados a nuestros compañeros para ver quien obtiene mejor puntuación. Algo por otra parte un poco gratuito, a tenor de que no hay rankings online.

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2 es como el epílogo de la película en la que se basa –si habéis leído el libro o visto el film entenderéis lo que digo- gratuito, falto de ritmo, anodino y que no le aporta nada a la mitología del joven mago de J.K. Rowling. Evitadlo como si se tratase de una maldición imperdonable.

Lo Mejor

– La representación de los personajes y de los escenarios.

– Los videos son “igual de buenos” que la peli

– Las voces originales de la pelicula

 

Lo Peor

– El juego es demasiado corto

– La originalidad en algunas fases brilla por su ausencia

– No hay modo online

 

Gráficos  7.5

Sonido  7.5

Online  0

Jugabilidad  6.5

Duración  4

 

Conclusión

Si la primera entrega era un cúmulo de despropósitos, esta secuela mejora muchos de sus hándicaps, pero sigue siendo insuficiente para justificar el desembolso de 60€ por una obra que dura apenas tres horas y media o cuatro, unicamente os lo recomiendo a aquellos que habeis seguido fielmente la saga cinematográfica, aunque probablemente a la hora de devolverlo a su estantería ya se haya obtenido el 100% del contenido que ofrece en menos tiempo del esperado. Quizá en el futuro EA Bright Light solucione estos problemas pero, de momento, siguen haciendo acto de presencia. Una ocasión desaprovechada. Mejor que la anterior, pero igualmente desperdiciada si se atiende al valor de la franquicia en el resto de corrientes artísticas.

NOTA  6