Análisis de Nickelodeon Kart Racers 2: Grand Prix para Xbox One
Esta semana vuelvo al volante, y a los 90′, para traer de regreso nuestra infancia, y la de niños más jóvenes. Pues tengo entre manos el análisis de Nickelodeon Kart Racers 2: Grand Prix para Xbox One. Por sorprendente que parezca, es el típico título de karts que copia al reconocido Mario Kart, pero por lo menos lo hace bien. Cada pieza clave del origen de este género tiene buena representación en el título que nos atañe. Desde una conducción práctica pero tampoco regalada, hasta los típicos potenciadores, armas y tirabuzones con turbo al caer, Nickelodeon Kart Racers 2: Grand Prix tiene los ingredientes adecuados.
El nuevo título de carreras arcade de karts aboga por la infancia de múltiples generaciones, pues mezcla toda serie de personajes icónicos en carreras alocadas. Así pues, desde CatDog, hasta las Tortugas ninja, incluso los Rugrats tiene permiso de conducir. El elenco es bastante variado, y a su vez se va ampliando según avanzamos en el juego. Más no solo tendremos pilotos, sino también compañeros y jefes de equipo, quienes nos aportan ventajas y powerups durante las carreas. El sistema es bastante original, tampoco reinventa la rueda. Aunque dispone de un buen puñado de pistas temáticas con su atajos y requiebros.
Si nos centramos en la personalización, nos encontramos con la elección de piloto, lo cual ya altear los parámetros de velocidad, conducción, derrape y turbo. Además, debemos escoger motor, tubos de escape y otras piezas para acabar de equilibrar nuestros indicadores. Como os comentaba, los miembros y el jefe de equipo ponen la pizca de azúcar que falta. Estos personajes no jugables añaden dos habilidades pasivas y una activa. Siendo esta última la que nos ofrece el jefe de equipo. Las pasivas ofrecen bonus como objetos adicionales, turbo tras recibir un impacto, y otros. Por su parte, el jefe de equipo otorga habilidades definitivas como protección total, turbo de larga duración, etc. Las habilidades de los ayudantes se activan solas según se cumplen sus condiciones. Mientras que las del jefe de equipo requieren de pringue.
El pringue es la materia prima de este mundillo. Ya sea en su forma prima esparcido por el escenario como en monedas coleccionables, siempre aporta beneficios. Acumular el pringue del escenario nos cargará el ataque definitivo. Las monedas recaudadas nos permitirán comprar mejoras nuevas para el kart y otros extras. No obstante, el dinero no lo compra todo, por eso si queremos nuevos pilotos deberemos superar las diferentes copas. Asimismo, el modo desafío ofrecerá otros tantos miembros de equipo y pilotos que conseguir.
El modo desafío es bastante interesante, puesto que ofrece una serie de pruebas de habilidad de cara a conseguir personajes. Es esta modalidad no basta con ganar la carreras. En ocasiones se nos exigirá destruir objetos, en otras batir tiempos, e incluso realizar derrapes o saltos antes de finalizar la carrera. Resulta un modo de juego que rompe con lo estándar y da un respiro a las típicas copas y modos contrarreloj. Lo he agradecido mucho, la verdad.
Aun cuando tengamos a todos los personajes jugables y no jugables y las copas ganadas, todavía quedará el modo contrarreloj, la competición local de hasta cuatro jugadores y el modo online. Sin duda, Nickelodeon Kart Racers 2: Grand Prix ofrece contenido para dar y tomar. Más no nos vamos a quedar solo en el contenido, toca revisar el apartado visual, el apartado jugable y la forma de adaptar un género tan establecido como son los karts con mascotas famosas.
En esta ocasión debo reconocer el buen hacer de Gamemill Entertainment, pues puestos a copiar mejor hacerlo bien. Los modos de juego saben optar por lo que hace que los grandes exponentes como Mario Kart o Crash Team Racing destaquen, pero además añade una capa de desafíos y modo arena interesantes. Asimismo, la conducción es divertida y ofrece 3 velocidades diferentes. El derrape se realiza con un único botón y si no chocamos nos acumula turbo para salir disparados. Los objetos que podemos usar en las carreras son todo tipo de enseres reconocibles de las series que prestan a sus personajes.
Visualmente el título es resultón y bonito. Es como jugar con muñecos en nuestro cuarto. En cuanto al rendimiento, el juego se nota fluido. Obviamente no os puedo decir los fps, pero si confirmar que la experiencia es estable, lo cual se agradece dada la índole del juego. La precisión es clave cuando hay que tomar curvas y esquivar pelotas de goma. Más aun si optamos por jugar con amigos o familia en el salón.
En definitiva, Nickelodeon Kart Racers 2: Grand Prix es un buen exponente del género de los karts. Si bien no es un alumno tan avanzado como Crash Team Racing, si sabe competir contra todos los demás aspirantes y salir bien parado. En este punto no se si juega más a su favor lo mediocres que resultaban otros títulos como el de Garfield, o si la nostalgia le da puntos extra. No obstante, lo recomiendo para pequeños y grandes de la casa. No esperéis el gran simulador, ni un sustituto de Mario Kart, pero si un gran título para toda la familia.