“…Razor’s Edge llega ahora también a Xbox 360, con ganas de hacer las paces con los fans de la saga….”
En Ninja Gaiden 3: Razor’s Edge volvemos a encontrarnos con el mismo juego que ya pudimos “disfrutar” el año pasado. Es decir, un hack’n slash con los mismos escenarios lineales y pasilleros en los que superar oleadas de enemigos para poder avanzar en la más que pobre y cuestionable historia que se nos cuenta. Aunque casi podríamos decir que las semejanzas entre la versión original y Razor’s Edge acaban aquí. Para empezar, el sistema de combate ha sido totalmente rediseñado para que se parezca más a lo visto en sus predecesores. Ante lo normal era que cuando combatíamos saltara una acción especial llamada “Acero en los Huesos” que no era más que un QTE en el que nos pedían que pulsáramos X para que Ryu se pusiera a matar enemigos de un solo golpe uno detrás de otro, permitiéndonos hacer cadenas de 8 o 10 enemigos muertos simplemente aporreando un botón.
Esto, además de restarle dificultad, automatizaba y ralentizaba demasiado el desarrollo de los combates, haciendo que perdieran el interés rápidamente ante lo monótonas que eran las numerosas batallas a las que teníamos que hacer frente. Por suerte, esto se ha eliminado. Ahora, la técnica de “Acero en los Huesos” solo la podremos realizar si esquivamos un ataque poderoso (los enemigos brillan con un aura roja cuando van a hacer uno) en el momento justo y contraatacamos, aunque esto solo nos permitirá matar a dos o tres enemigos como mucho, y siempre contando con que estén cerca de nosotros, ya que en esta versión no nos teletransportaremos de un lado a otro como pasaba antes.
También es de destacar que vuelven las obliteraciones, algo muy demandado por los fans. Lejos de ser un detalle meramente estético para hacer el juego más sangriento, es algo que tiene su impacto en la jugabilidad. Que le cortemos las piernas o un brazo a un enemigo no significará que los hayamos matado, y estos se arrastrarán hacia nosotros para intentar inmolarse, o para realizar ataques a la desesperada. Una vez les hayamos mutilado algún miembro, si pulsamos X realizaremos una técnica de obliteración para rematarlos en una rápida secuencia que por lo general suele ser bastante gore.
El ataque cargado también ha sufrido cambios y cuando lo realicemos Ryu recorrerá solo una corta distancia en vez de teletransportarse hacia el enemigo más cercano, por lo que ahora se asemeja mucho más a su funcionamiento en Ninja Gaiden 2 y no es tan poderoso. Algo similar ocurre con los Ninpos. En vez del todopoderoso Ninpo dragón que acababa con todo lo que había en pantalla y nos curaba la vida entera, ahora empezaremos con el ninpo de las bolas de fuego, un clásico en la saga. Con él solo podremos fijar unos pocos blancos (lo que ya nos obliga a apuntar) y nos curará en función del daño que hagamos con él. También existen más técnicas y todas ellas pueden mejorarse para potenciar su uso.
Esto nos lleva a otra de las grandes novedades respecto a Razor’s Edge: la inclusión de un sistema de progresión. Ahora con cada combate recibiremos puntos de karma, los cuales podremos canjear para mejorar nuestras armas (en plural, que ahora hay más de una), aprender técnicas, conseguir trajes, etcétera. Como muchos podréis imaginar, gracias a esto no seremos tan poderosos desde un comienzo y sentiremos cómo vamos mejorando a medida que avanzamos, algo que se agradece enormemente y que se echaba mucho en falta. Cada vez que terminemos una oleada de enemigos, se nos valorará con una puntuación que va de la D a la S según la salud que hayamos perdido y lo que hayamos tardado en concluir el combate. Mientras mejor sea la puntuación, mayor será el extra de puntos de karma que recibiremos.
Todo esto hace que Ninja Gaiden 3: Razor’s Edge sea ahora un juego mucho más difícil que antes y que incluso en nivel normal suponga un desafío a la altura de lo esperado, aunque donde los fans lo van a disfrutar de verdad será en difícil y en los siguientes niveles de dificultad. También hay que señalar que los enemigos ahora son mucho más agresivos e insistentes que antes, algo que se aplica tanto a los enfrentamientos normales como a los jefes finales, los cuales os harán sudar igual que lo hicieron los de Ninja Gaiden y Ninja Gaiden 2 gracias a sus nuevos ataques y movimientos, por lo que el desafío está más que servido. Mencionar que ahora sus barras de vida son visibles, algo que nos permitirá saber el daño que les estamos haciendo con nuestros ataques.
Entre otras novedades, ahora podremos encontrar repartidos por los niveles dos extras coleccionables. Otro extra incluido son las Calaveras. Hay una escondida en cada nivel y si la encontramos nos llevará a un desafío ninja de enorme dificultad. En ellos tendremos que superar varias oleadas de enemigos para acabar enfrentándonos a un jefe final proveniente de las anteriores entregas. Siguiendo con más novedades, tengo que mencionar que ahora hay tres personajes jugables más: Ayane, Momiji y Kasumi. La primera de ellas cuenta con dos capítulos exclusivos integrados en la historia del juego, mientras que las otras dos solo serán jugables en las nuevas Pruebas Ninja y en los retos de capítulo. En cuanto a estos nuevos niveles protagonizados por Ayane, decir que encajan bien, siguen la misma tónica que las pantallas de Ryu y no molestan para nada, por lo que acaban resultando un buen añadido.
Otros cambios menores los encontramos en la eliminación de algunos momentos, como el que nos obliga al principio del juego a matar a sangre fría a un soldado indefenso que suplica por su vida, y de la mayoría de las escenas con QTEs, como la del prólogo, que ya no existe. Sigue habiendo momentos de este tipo y nada nos librará de la tediosa escalada ninja, pero ahora hay muchos menos, están algo mejor resueltos y no rompen tanto el ritmo de juego.
En cuanto a las escenas en las que Ryu sufre los efectos de la maldición, ahora en vez de tener que movernos a duras penas pegando espadazos lentos y ortopédicos a enemigos que mueren de un solo golpe, tendremos que superar una arena que representa la lucha interior a la que se ve sometido Ryu. La maldición hace que la espada tenga sed de sangre algo que hará que vayamos perdiendo vida a medida que pase el tiempo mientras nos enfrentamos a las almas de aquellos a los que una vez mató nuestro protagonista. Cada vez que matemos a un enemigo en estas secuencias recuperaremos algo de vida, por lo que tendremos que asesinar todo lo rápido que podamos para saciar a la espada. Una vez superada la arena, bastarán dos o tres pasos para que Ryu se recupere, así que ya no rompen el ritmo de la misma forma que antes.
En general son muchísimas las mejoras que incluye esta edición, aunque muchos de sus errores más graves siguen presentes, como su pobre diseño de niveles, su poca variedad de enemigos, su repetitivo desarrollo, su excesiva linealidad y su olvidable historia. Por culpa de ello sigue siendo la peor entrega de la trilogía y se queda lejos de la excelente calidad de sus predecesores, aunque ahora es un título mucho más digno del nombre que lleva en su portada.
Entrando ya en lo que es su apartado gráfico, no hay mucho que destacar comparándolo con su tercera entrega. Luce exactamente igual que entonces, con unos modelados que cumplen, unos escenarios un tanto desangelados, y sobre todo, un diseño artístico, en nuestra opinión, poco afortunado. El sonido por su parte sigue igual que siempre, con un selector de idiomas para poner las voces en japonés o inglés, una banda sonora algo repetitiva pero que encaja bien con los combates y unos efectos de sonido que cumplen su función decentemente.
Conclusiones
Ninja Gaiden 3: Razor’s Edge es lo que debería haber sido la tercera entrega de la serie cuando se lanzó por primera vez. El Team Ninja ha escuchado a los fans de Ryu para traer de vuelta todo lo que se venía demandando, recuperando así la esencia de la saga para alegría de todos. Sigue estando muy lejos de ser perfecto y sigue padeciendo errores graves, pero consigue volver a transmitirnos muchas de las sensaciones que esta serie nos hizo vivir en el pasado……tarde pero quizás a tiempo para rescatar a algún naufrago del mundo nija.