20 años se cumplen de uno de los títulos que han pasado a la historia de Xbox.
Siempre que me acerco a juegos de la saga Halo lo hago con cierto respeto. Mi cariño eterno por la franquicia comenzó hace 17 años, cuando en el ciber de mi barrio echábamos partidas locales a ese juego que desconocíamos, pero que nos maravillaba a partes iguales. Ese juego era Halo: Combat Evolved.
Desde entonces, mi cariño por esta saga ha seguido tras muchos años y, pese a que hace mucho tiempo que no se lanza un nuevo juego de la saga principal, anhelo las sensaciones de asombro y maravilla que me produjo la trilogía original en Xbox y Xbox 360. Por suerte, estamos a pocos días de que llegue Halo: Infinite, que promete devolver la saga a sus raíces. Sin embargo, el juego que lo comenzó todo es el siguiente que os vamos a desgranar.
Desde el principio, Halo: Combat Evolved tenía un importante y vital objetivo que lograr, ya que era un título de lanzamiento de Xbox, la primera consola de Microsoft que salía al mercado. El objetivo era claro: vender consolas con una IP de gran calado. A pesar de la larga lista de lanzamiento de 19 juegos (que en un principio parecía impresionante), una vez que se dejaban de lado los habituales juegos deportivos y los títulos menos conocidos y de menor calidad, no encontrábamos grandes juegazos en esta parrilla de lanzamiento (aunque sí que alguna que otra joya oculta). Halo: Combat Evolved era una IP first party, así que la presión era enorme. Y pese a todo, se puede decir que Bungie, su estudio desarrollador, lo consiguió.
El jugador se pone en la piel del Jefe Maestro, un supersoldado Spartan que es despertado por la tripulación del Pillar of Autumn, mientras huyen de la amenaza alienígena conocida como el Covenant. El capitán Keyes en asociación con la Inteligencia Artificial llamada Cortana, inician un protocolo para impedir que el Covenant descubra la Tierra. Las probabilidades son casi cero en contra de la humanidad, pero Halo: Combat Evolved nos contaba una historia en la que un solo hombre puede marcar la diferencia.
En cuanto a la narrativa, su relato directo, épico y de gran presupuesto complementa a la perfección la jugabilidad. Contaba una historia apasionante, que no era demasiado compleja y que dejaba muchos interrogantes en torno al mundo de Halo, tanto en el pasado como en el futuro, al terminar el juego. Estaba claro que la serie tenía un futuro muy brillante y, afortunadamente, los jugadores estaban de acuerdo.
El Covenant era una alianza de todo tipo de criaturas, desde los débiles Grunts hasta los temibles Elites, que se comportaban de forma ligeramente diferente. Además, justo después de la mitad del juego te encontrabas con los Flood, que pululaban y resucitaban tanto a los humanos como a otras criaturas del Covenant. Había numerosas armas disponibles, por lo que buscar en los amplios escenarios para encontrar las adecuadas en función de los enemigos a los que te enfrentabas era crucial, especialmente en modos de dificultad altos. Esto significaba que el jugador debía llevar a cabo una evaluación táctica antes de cada batalla, ya que si se lanzaba directamente a lo loco al meollo del asunto, a menudo esto se traducía en una muerte más que segura.
En ciertos momentos de Halo: Combat Evolved podíamos ponernos al volante y conducir varios vehículos, incluido el mítico Warthog o la Banshee, para cubrir más terreno y darnos ventaja en algunas de las batallas más importantes. El tercio final es uno de los momentos más épicos que el que escribe ha experimentado en un juego, Para mí, ilustra a la perfección lo que hace que Halo: Combat Evolved sea tan especial para los fans de Xbox.
Lo que también me sorprendió la primera vez fue la enorme diversidad de las localizaciones de cada nivel, hasta el punto de que visitar el mismo lugar dos veces durante la campaña era una experiencia claramente diferente. El anillo de Halo era un entorno bonito pero mortal para explorar, que iba desde playas soleadas hasta cañones llenos de nieve.
Dado el impacto de Halo: Combat Evolved, no era de extrañar que se produjera un remake. Y así fue, ya que 10 años después llegaría Halo: Combat Evolved Anniversary, el cual estuvo a cargo por 343 Industries tras la salida de Bungie de Microsoft, e hizo un gran trabajo al conservar las sensaciones del original, pero adaptado a la nueva generación. Podías pulsar un botón también para cambiar instantáneamente entre los gráficos nuevos y los antiguos en cualquier momento, lo que era una característica realmente espectacular, sobre todo para los que jugamos al original.
No se puede subestimar la importancia de Halo para Microsoft y Xbox, en particular Halo: Combat Evolved, que tuvo la tarea más difícil de consolidar una franquicia en una consola completamente nueva. Fue nada más y nada menos que una obra maestra y sigue siendo uno de los juegos favoritos de todos los tiempos para los fans. Lo que sería una celebración perfecta para Xbox, es que Halo: Infinite pueda devolver esa magia más de 20 años después.