El primer Mass Effect había sido un gran juego, presentando un rico universo y una magistral y enigmática trama. Pero el 2 potenció a sus personajes. Y esto es lo que acabó haciendo única a la saga
Bioware habia conseguido algo muy difícil en 2007 con Mass Effect en este duro mundillo de los videojuegos, donde las nuevas IP´s son siempre alabadas y deseadas, a priori, pero luego tienen que pasar por innumerables filtros de los jugadores e inevitables (y muchas veces injustas) comparaciones.
Los que teníamos una Xbox 360 y disfrutamos el primer Mass Effect valoramos (y gozamos como enanos) lo que consiguió Bioware en ese título-presentación de la nueva saga: un mundo futurista, fantástico, increíblemente rico, detallado y bien construído y sin embargo, lógico, creíble. Creo que esa es una de las claves del éxito de Mass Effect y lo que ha calado en los jugadores: su mundo te lo crees, todo está bien explicado y nada ocurre o está en el juego “por que sí”. Hay poderes, sí, pero no mágicamente; todo se explica al detalle con la biótica. Hay viajes entre las estrellas pero no porque sí; están los relés de masa y el Elemento Zero que hace posible la Velocidad MIR. Hay decenas de especies de otros planetas pero todos hablan inglés… ah no, es que todos llevan en su omniheramienta un chip traductor que hace que cada uno hable en su lengua pero nosotros (que somos humano o humana) lo oigamos en la nuestra. Y así todo…
Realmente la segunda entrega lo tenía complicado. Por una parte la historia del primero quedaba autoconclusiva (la amenaza estaba resuelta) pero a su vez dejaba la puerta abierta (una amenaza aún mayor está por llegar… y Shepard es consciente de ello).
No era fácil establecer qué hacer en Mass Effect 2 y Bioware tomó una serie de decisiones que ahora, pasado el tiempo, casi todas las percibimos como muy acertadas, aunque algunas en su día levantaron bastante controversia.
Por ejemplo en el 2 redujo los espacios abiertos y la exploración. Adiós al Mako y a recorrer los planetas explorando. Era para leer los foros, creedme: “esto ya no es rol… lo han convertido en un juego lineal y pasillero… #*@# EA!”… Visto ahora fue un acierto; los planetas del primer Mass Effect estaban muy vacíos y en el 2 vamos al “meollo del asunto”.
¿Y cuál era ese “meollo”? Sin duda alguna, los personajes.
Nuestra nostalgia a veces puede jugarnos malas pasadas y tendemos a endiosar cosas que vivimos hace tiempo. Y en el caso de esta saga, siempre hemos dicho que lo que la hizo grande fueron sus personajes. Y así es pero al César lo que es del César: es en el 2 donde se hicieron grandes, gigantes e inolvidables sus personajes.
Garrus por ejemplo; sí, en el 1 ya es un tipo interesante y muestra algunos de sus más característicos rasgos de personalidad: rebeldía, inconformismo, sus dudas morales (la misión del doctor Saleon)… Pero muy de pasada. Es en el 2, en su fracaso como “Arcángel”, un justiciero tipo “Darknight” y su intento de venganza en su misión de lealtad en la que, acabe como acabe, vuelve a fracasar… es ahí donde el personaje creció y se hizo inolvidable.
Tali no digamos. Todos amamos a la maravillosa quariana, sí… Pero en el uno no es más que un “códice viviente” sobre su raza y el conflicto Geth, las cosas como son. Es en el 2 donde el personaje se nos devuelve lleno de matices, engrandecido y mucho más rico en detalles y con una psicología mucho más compleja y trabajada, ya desde el prólogo en Progreso de la Libertad y luego en su rescate en Haestrom, rematando en su misión de lealtad en la flotilla que es sin duda una de las mejores de toda la trilogía.
No ocurrió con todos, es verdad, porque otros personajes como Wrex (al que sólo veremos fugazmente en Tuchanka, aunque también apuntando nuevas maneras en su ser), Ashley o Kaidan quedan desplazados a la tercera entrega, donde vuelven a cobrar protagonismo. Liara T´Soni también aunque el dlc “La guarida del Corredor Sombrió” la eleva de nuevo a protagonista (siendo este el mejor dlc de toda la saga y una cabronada, con perdón, que sea de pago…)
Aquí abriré un paréntesis para defender algo que siempre me pareció muy injusto en los ataques a Mass Effect Andromeda: “los personajes de MEA no son tan profundos como los de la trilogía de Shepard”, decía la gente. Claro, es que Mass Effect Andromeda es el primero de lo que debía ser una nueva saga. Es muy injusto, por tanto, compararlo con los tres juegos de Shepard; compáramelo solamente con el primer Mass Effect y ahí ya veremos si pierde por tanta diferencia. A lo mejor resulta que no tanta…
Pero, volviendo a 2010 y a los personajes de Mass Effect 2, es que además de que los “heredados” del primer juego vienen crecidos en muchos casos, los personajes nuevos ya vienen trabajados “de serie”. Con un solo juego Miranda, Jack, Grunt, Thane o Mordin se nos colaron en el corazón para siempre.
Mass Effect 2 no es un juego perfecto. La gestión del inventario era nefasta, el escaneo de planetas un coñazo… pero tiene unos de los mejores desarrollos y profundidad de personajes de la historia de los videojuegos, así, tal cual.
La primera vez que lo jugamos, cuando nos embarcamos en la Misión Suicida y vamos todo el rato teniendo que disponer al equipo y temiendo por quién va a morir es, sencillamente uno de los momentos álgidos de los videojuegos, de todos los tiempos.
Porque al final, esto va de personajes. Las historias no son tan importantes y de hecho sólo hay unas cuantas historias que se pueden contar. Las podemos variar un poco, adornar de una forma o de otra, vestir con una ropa u otra… pero solo existen tres o cuatro historias que se pueden contar, no más:
“Chico conoce a chica”. “El viaje del héroe”. “Alguien mata a alguien, ¿por qué lo ha hecho?”.
Pocas más, eso es todo. No hay más historias. ¿Qué diferencia a unas de otras? ¿Por qué amamos unas y otras las olvidamos o nos aburren?
Por los personajes. Ellos harán que amemos o detestemos la historia. Y Mass Effect tiene los mejores.
Y se hicieron lo que son en este juego por el que no parece que hayan pasado 10 años.