Hasta que aparezca la ultima entrega de Megaman donde recuperamos la estética de 16 bits, nada mejor que ir calentando motores con 20XX.
Hay estudios que intentan captar la esencia de mecánicas jugables de otros juegos, personajes carismáticos o propuestas de género que gustan al usuario medio. Luego por otra parte están Batterystaple Games y Fire Horse Games, quienes no dudan en copiar y plasmar en su título todo lo visto en la saga Megaman. Hasta tal descaro es el punto (y el estudio es consciente de ello) que hasta el nombre del juego, 20XX, es un homenaje claro a la fecha indeterminada en la que se basa la gran franquicia de Capcom. Por suerte, el juego no ha salido tan mal del todo y aporta elementos que pueden ser curiosos e interesantes para que quieran experimentar una aventura similar a las vividas por el niño con el casco azul, mejorando incluso otras incursiones semejantes aparecidas recientemente como fue Mighty No.9.
Quienes hayan disfrutado de la época de Megaman en tiempo de NES, verán las similitudes desde el comienzo de la aventura, con ese gran rascacielos y arriba en lo alto la protagonista de la aventura, Nina. El caos se apodera de la gran ciudad que Nina contempla, y con la inestimable ayuda de su compañero de fatigas Ace (¿os acordáis de Zero?), deberán derrotar a toda la legión de máquinas y animales robotizados que crean el desastre en la gran urbe. Una historia sin muchas pretensiones, pero que da pie al tipo de propuesta rápida y directa que quiere plantear 20XX.
Sé que las comparaciones son odiosas, pero no me queda más remedio en este análisis que seguir comparando ambos juegos por todo lo que tienen en común. Nina contará con un cañón en su brazo que lanzará unos proyectiles a distancia, con la habilidad de cargar un tiro más potente si mantenemos durante unos segundos el botón de disparo. Ace, por el contrario, contará con una especie de espada-látigo mucho más potente que el arma de Nina, pero más restringida a la hora de atacar a distancia. En ambos casos, nuestra misión será la misma: completar una primera parte de la fase basada en la aniquilación de los pequeños enemigos y en completar las plataformas correspondientes sin caer a la deriva, para llegar a una segunda parte de la pantalla donde nos veremos la cara con el final-boss de turno. Tranquilos chicos, no podía faltar. Una vez que derrotemos a este jefe final, podremos obtener su habilidad especial que nos será útil (o no) contra el próximo enemigo que elijamos. Eso sí, en esta ocasión en nuestras manos está si queremos hacernos con el ataque especial del enemigo o por el contrario conseguir la moneda de turno o energía para mantener a nuestro personaje el mayor tiempo posible con vida, porque la muerte permanente acecha en cada esquina.
Sí amigos, 20XX presenta mecánicas de permadeath y roguelike . Eso quiere decir que cada vez que muramos deberemos empezar desde el principio de la aventura, y que cada partida que empecemos será diferente a la anterior. Eso sí, con cada incursión jugada iremos recolectando unos chips con los que podemos comprar mejoras permanentes para nuestros protagonistas, así como otras temporales para que todo sea más suave al principio. También existe un factor muy sutil de rol, ya que podremos equiparnos con cascos, torsos, brazos y piernas mejorados para que nos mejoren nuestros atributos de energía, fuerza o velocidad. Por lo tanto, buscar por el escenario cada objeto será otro factor a tener en cuenta, especialmente cuando hayamos derrotado a varios jefes finales y la aventura se complique.
He comentado que 20XX tiene mecánicas roguelike… pero hasta cierto punto. Es cierto que cada fase tiene sus componentes propios y únicos con cada partida, pero habrá partes concretas de cada escenario que se repitan una y otra vez. Por ejemplo, acabé cuatro veces en el mismo tipo de pantalla aérea donde tenía que derrotar a un jefe final alado. Pues bien, esas cuatro veces, existía el mismo patrón de plataformas suspendidas en el aire que te conducía a un camino secreto, y partes exactamente iguales que te hacen dudar de hasta qué punto el título puede denominarse procedural al cien por cien.
Lo que sí cambia de manera significativa es el nivel de dificultad según vas completando escenarios. Por ejemplo, hay un pingüino como final-boss que si te enfrentas a él al comienzo de la aventura solamente se deslizará y te tirará nieve. Pues este mismo pingüino, si te enfrentas en la cuarta o quinta ronda de la aventura, contará con bloques de hielo por los laterales de la pantalla que complican bastante nuestro éxito en la misión. Lo mismo pasa con la primera parte de la fase, según vayamos completando estas pantallas, aparecerán nuevos tipos de enemigos, con ataques mucho más peligrosos. De una forma o de otra, al final lo que el estudio pretende es que no seas capaz de acabar el juego de una sola pasada, sino que tengas que morir una y otra vez, mejorando poco a poco al personaje, hasta que te veas capacitado para acabar con todas las amenazas de una tacada y restaurar la paz en la ciudad.
Este tipo de juegos con una dificultad que a menudo puede ser endiablada requiere de un control muy fino y preciso que nos permita afrontar cada riesgo con confianza. Por suerte, 20XX lo consigue, ya que contamos con una jugabilidad sencilla pero bien asentada, con movimientos básicos que serán suficientes para disfrutar cada momento. Particularmente, me recuerdan a la base jugable de los Megaman aparecidos en Super NES o ya en tiempos de la primera Playstation, donde no había que medir al milímetro cada salto y donde el juego levantaba un poco la mano para que la experiencia no se convirtiese en todo un infierno cubierto de píxeles. De hecho, pese a su condición de permadeath, caerte por un foso no conduce al fin de la aventura, sino que restará un poquito de vida y podremos volver a intentarlo sin pagarlo muy caro.
De todas formas, si la dificultad puede con nosotros, o necesitamos la inestimable ayuda de un compañero de fatigas, siempre podemos recurrir a la opción multijugador que incluye el título, tanto en su vertiente local en la misma consola o de manera online. No hemos podido probar la experiencia en todos los días que llevo con el juego en mis manos, básicamente porque no encontré a nadie con quien jugar… Así que si tenéis ganas de disfrutar la experiencia de 20XX en cooperativo, mejor que llaméis antes a un amigo para evitar esperas interminables. Aparte de este modo para dos jugadores, el título también cuenta con desafíos diarios y semanales. Un añadido que se antoja anecdótico ya que consistirán en completar niveles al igual que hacemos en la aventura principal (eso sí, con otras recompensas).
No creo que tenga que incidir mucho en su aspecto visual. Nos encontramos con una propuesta que bebe de los buenos momentos propiciados por la era de las 16 bits, con una buena fluidez y con bastante colorido independientemente del escenario al que nos enfrentemos. Puede que lo peor de 20XX en este apartado sea la similitud existente entre fases, todas bastante lineales y compartiendo muchos elementos en común. Es la otra cara de la moneda de los roguelike: al ser todo aleatorio, el mismo desarrollador no puede crear una serie de fases espectaculares, con personalidad propia y con mecánicas jugables que difieran de saltar o disparar. Con lo bien que le habría sentado a la fase de nieve un momento inolvidable con tabla de snowboard…
Donde no tenemos queja ninguna es en su apartado sonoro. Música de la época, con toda la esencia de Capcom. Ritmos trepidantes y machacones que nos empujarán a hacerlo mejor intento tras intento. Y además, pese a que no existe mucho texto en pantalla, el juego viene completamente traducido a nuestro idioma. Un gesto muy de agradecer pese a lo humilde de su propuesta.
Conclusión
Lo que sintáis anhelo por las aventuras de Megaman, estáis de suerte ya que 20xx ofrece todo aquello que esperamos de la saga de Capcom, pero de manera más humilde y con ese toque procedural que alarga su duración considerablemente. Además, podemos jugar con otro personaje que hará las veces de Zero, y gracias a su cooperativo podemos colaborar en partidas de lo más divertidas con amigos. Eso sí, gráficamente se encuentra por debajo, y sus características de roguelike a veces no alcanzan las cotas esperadas.