Análisis de Darkest Dungeon 2 para Xbox Series X. Red Hook Studios alumbra esperanza en una secuela que puede hacerse demasiado oscura.
Entre la abundante marea de videojuegos independientes, de vez en cuando encontramos casos de títulos que han acabado siendo considerados de culto. Para mi Darkest Dungeon es uno de esos casos. Allá por febrero de 2015 salía al mercado este RPG de estrategia y combates por turnos que, para más inri, también añadía la dificultad de los roguelites. Esto dividió al público entre los que hablaban de él como una pesadilla y los que lo calificaban como uno de los mejores juegos del género. Nueve años después (que se dice poco), Red Hook Studios vuelve a firmar una secuela desafiante, pero algo más justa con el jugador gracias a las novedades de Darkest Dungeon 2.
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Rumbo a La Montaña de la locura
La trama de Darkest Dungeon 2 consta de cinco confesiones, las cuales se desbloquean a medida que derrotamos al jefe final de cada una. El Académico (interpretado de nuevo por Wayne June) nos relata a través de dichas confesiones los acontecimientos posteriores a nuestra victoria en el primer juego. La maldad ha acabado extendiéndose por el mundo y se nos encomienda ir a La Montaña con la “Llama de la Esperanza”, una antorcha que pondrá fin al caos y a la destrucción desatados.

Su carruaje le espera
Aunque la palabra “mazmorra” siga estando en el título del juego de Red Hook Studios, lo cierto es que el diseño de niveles de Darkest Dungeon 2 se aleja bastante de su antecesor. Si bien la primera entrega mezclaba la gestión de héroes con la exploración de calabozos generados aleatoriamente, esta secuela es un roguelite puro y duro. Aquí tendremos que intentar llegar al jefe final en cada run.
Como es habitual en la fórmula, crearemos un grupo de cuatro personajes. Una vez formado nuestro escuadrón, dirigiremos un carruaje por un mapa que se ramifica como en Slay the Spire. En nuestro viaje, encontraremos diversos caminos que nos llevarán a participar en diferentes tipos de eventos. Algunos serán enfrentamientos contra enemigos, pero también habrá otros, como paradas que nos permitirán descansar, conseguir objetos útiles o lugares especiales que nos permitirán conocer la historia de nuestros personajes.

Es importante destacar aquí que la inclusión del carruaje en esta segunda parte lleva consigo tener en cuenta un aspecto más: la durabilidad. Si nuestro vehículo sufre demasiados daños en el camino nos harán una emboscada. En estos combates especiales, en cada turno, perderemos a un héroe que se encargará de reparar el carromato. Cuando esté arreglado, la pelea concluirá, aunque no hayamos derrotado a todos los enemigos.
El escuadrón de la muerte
Como comentaba anteriormente, antes de cada incursión formaremos un equipo de cuatro héroes, cada uno con su propia clase y sus propias ventajas. El sistema de combate se mantiene fiel a la franquicia. Lucharemos contra enemigos variados en combates por turnos donde deberemos decidir de forma calculadísima qué acción realizar, pues cualquier fallo puede significar perder a un miembro del escuadrón. Si un personaje muere, pasa a convertirse en una lápida. Si no acabamos a tiempo el combate, dicha tumba desaparecerá y significará la muerte permanente de nuestro héroe para el resto de la partida.

Otra mecánica que también se conserva en Darkest Dungeon 2 es la Angustia. Cuando uno de nuestros personajes empieza a pasarlo mal (bien por las decisiones que tomemos durante el viaje o por el daño recibido en combate) aumenta su Angustia. Si esta alcanza el máximo nivel, terminará entrando en un estado mental que provocará diversos efectos, positivos o negativos.
Pero lo más interesante que ha hecho Red Hook Studios para darle un toque de frescura a esta secuela es la implementación de la Afinidad entre personajes. Dicha mecánica permite que los héroes de nuestro grupo creen amistades o enemistades entre ellos dependiendo de nuestras decisiones. En combate esto se traduce en que, cuando uno efectúe habilidades de apoyo sobre otro, se incrementará esta afinidad. Pero cuando no peleamos también habrá que tenerlo en cuenta. Si, por ejemplo, decidimos seguir el consejo de uno de ellos y se contradice con el de otro, probablemente empiece a crearse una enemistad entre ellos. Esto reducirá la efectivad de ambos héroes cuando realicen ciertas habilidades, algo que es muy importante, pues podremos encontrarnos ante el caso de que lleguen a rehusar curarse, protegerse, etc.
La luz de la esperanza
Aquellos que ya os aventurasteis en el tenebroso mundo del primer Darkest Dungeon lo sabréis, pero los iniciados debéis tener claro que estáis ante un título muy exigente con el jugador. Una mala decisión en un momento determinado puede acabar en desastre. Además, hay momentos donde el RNG o la suerte parece que tienen más importancia que la que deberían y hacen que el juego se sienta algo injusto.
Como es habitual en el género roguelite, morir significa volver a empezar y perder todos los objetos que hayamos conseguido por el camino. No obstante, la gente de Red Hook Sudios ha sido algo más benévola en esta segunda entrega al incorporar las Velas. Estas son un recurso permanente que podremos gastar entre partidas para mejorar a nuestros personajes, desbloquear nuevos ítems, clases de héroes, aumentar el límite de espacio de nuestro inventario y otras muchas cosas.

De esta manera, se crea una sensación de progreso y que nos alienta a seguir intentándolo una y otra y otra vez hasta conseguir la ansiada victoria final. En este sentido estamos ante un título que puede convertirse en un verdadero pozo de horas.
Belleza macabra
Pero si hay algo que hace especial a Darkest Dungeon es su fantástica estética grimdark, y esta segunda entrega no podía ser menos. El equipo de arte se ha recreado de lo lindo diseñando escenarios y enemigos que reflejan perfectamente la crudeza de un mundo que se nos quiere comer vivos (casi literalmente). Ahora los personajes tienen modelados 3D, pero mantienen esa sensación de estar viendo un cómic en movimiento que tenía el original. El bestiario también es muy variado, encontraremos desde bandidos hasta criaturas y abominaciones sacadas de las peores pesadillas de Lovecraft.

Respecto a la banda sonora, continuamos encontrándonos con melodías lúgubres que acentúan aún más la atmósfera asfixiante de la obra. Los efectos de sonido son contundentes y nos transmiten a la perfección el impacto de las armas e incluso su peso.
En definitiva
Darkest Dungeon 2 es una secuela que, sin trastocar lo que hacía grande al título original, remodela la fórmula para crear un juego más accesible. Pero cuidado, porque esto no quiere decir que sea más fácil. De hecho, si sois nuevos en la saga, la inmensa cantidad de información que se nos da (algo difícil de entender por estar explicada con símbolos) puede suponer una barrera inicial bastante alta. Además, sus combates siguen siendo igual de duros. Encontraremos muchas situaciones frustrantes e incluso injustas. No obstante, si persistimos, podremos disfrutar del regreso de uno de los mejores indies de los últimos años. Esta vez con un apartado artístico más llamativo si cabe y alguna que otra sorpresa.
Darkest Dungeon 2
38,99 €Pros
- Sistema de combate milimétrico y entretenido
- Más profundo a nivel narrativo
- Fantástica ambientación y trabajo de arte
- Ofrece mayor variedad de situaciones
Cons
- Aunque es más accesible que su antecesor, su dificultad puede hacerse cuesta arriba
- La ingente cantidad de información abruma al principio
- A veces la suerte y el RNG tienen demasiado peso en combate