¿Has soñado alguna vez con explorar nuevos planetas? ¿Descubrir nuevos mundos? Pues quizás la propuesta de Lifeless Planet te interese…
Hay algo que se suele cumplir cuando una empresa relativamente externa a esta industria decide lanzar un videojuego: nos encontramos ante buenas ideas, posiblemente una base excelente en cuanto a argumento, pero en la mayoría de ocasiones mal ejecutadas. Lifeless Planet no es una excepción.
La trama nos sitúa en un lejano planeta al que llega nuestro protagonista, un astronauta americano. Supuestamente debería encontrarse un planeta con vida y repleto de posibilidades, pero tras un accidentado aterrizaje se encuentra en una tierra yerma y sin rastro de vida. A partir de ahí tendrá que explorar la zona, buscando a su tripulación e intentando descubrir qué ha pasado en este planeta para que, en los 15 años de sueño inducido del viaje, todo haya cambiado tanto. Finalmente ante su sorpresa encuentra una abandonada colonia de la Unión Soviética y tratará de desentrañar toda esta historia mientras lucha por mantenerse vivo. Como veis la premisa no está nada mal, y guarda algunas sorpresas a lo largo del juego.
Lifeless Planet consigue en sus primeros minutos, quizás su primera media hora, transmitir sensaciones muy interesantes. En estos minutos en lugar de en mecánicas el juego se centra en hacernos sentir que estamos solos, que somos muy pequeños, que no tenemos ninguna posibilidad y que aquí han pasado cosas muy extrañas. Esta situación de incertidumbre y agobio la consigue gracias a un terreno visualmente abierto y monótono, la ausencia casi absoluta de música, los sonidos ululantes del viento y nuestras pisadas, no tener claro si estamos recorriendo el camino correcto… Sin duda el juego sale victorioso cuando intenta sobrecogernos de esta manera. Pero por desgracia sus creadores debieron pensar que esto no era suficiente para sostener las 5 horas de juego y solamente volveremos a sentir algo similar en determinadas zonas del juego.
Así pues, mientras vamos descubriendo más detalles de la historia, se nos van introduciendo nuevas mecánicas de plataformeo y puzzles que nunca llegan a funcionar del todo bien. En las zonas de saltos descubrimos cómo el control no es lo suficientemente preciso, mientras que los puzzles son cosas realmente sencillas donde incluso alguno más gratificante en la parte final del juego no deja de ser una tontería muy fácil de resolver.
Uno de los mayores problemas para mí de Lifeless Planet es que se muestra dando bandazos durante todo el juego. Esa sensación de estar ante un planeta, o por lo menos ante una zona de mapa, y no tener muy claro a donde ir y sentirse pequeño e indefenso, es abandonada y machacada convirtiendo el juego simplemente en seguir un rastro que encontramos en el suelo. Pese a ello hay momentos en los que no sabemos muy bien qué hacer, hacia donde tenemos que saltar… que vuelven a contrastar con convertir el juego en una experiencia demasiado guiada. Por ejemplo al lado de una pared que debemos romper siempre encontraremos dinamita y tras terminar una zona complicada de saltos se nos quita rápidamente la habilidad de salto múltiple. Si este tipo de cosas hoy en día ya chirrían, lo cierto es que en contraste a las sensaciones que el juego demuestra ser capaz de transmitir lo hacen aún más.
El motor Unity demuestra una vez más ser una herramienta increíble para equipos pequeños como este, formado básicamente por una persona. Pese a valorar el mérito y mostrar a la gente cómo con estas herramientas hoy en día un equipo pequeño puede construir incluso un mapeado tan extenso como este, lo cierto es que gráficamente deja muchísimo que desear. No solamente por sus modelados, que serían flojos hace un par de generaciones, sino también por su rendimiento, animaciones… En general un producto al que si decidimos acercarnos no debería ser nunca por su aspecto visual.
En cambio la música y efectos sonoros rayan a un nivel magnífico, especialmente su brillante banda sonora. Lo mejor que podemos decir de este apartado es que trabaja en conjunto para, con su ausencia o su presencia, crear sensaciones en el jugador, combinándose de manera perfecta con las situaciones del juego. Su mezcla entre orquestación y electrónica consigue darle a cada momento el tono preciso. Sin duda uno de los puntos fuertes del juego pese a pasarnos en ocasiones minutos sin escuchar ni una sola nota.
Recomendar la compra de Lifeless Planet es complicado y más teniendo en cuenta un precio quizás un poco elevado (19,95€) es realmente complicado. Si eres fan de la ciencia ficción clásica el juego te resultará muy interesante, porque su historia está realmente bien y su final personalmente me ha gustado bastante. Su planteamiento sin embargo sufre demasiados altibajos, alejándose de la que parecía era la idea inicial del juego: transmitirnos esa soledad e insignificancia en un planeta extraño y sin vida. Por ello no recomiendo este juego a su precio actual, salvo si te interesa especialmente la historia contada.
Ah, y Solaris es una gran novela.
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