Análisis de Nobody Wants To Die, un film noir de bandera

Nobody Wants To Die, es un thriller negro ambientado en un “retrofuturo” donde nadie quiere morir y la moral se ha esfumado.

Nobody Wants To Die es, resumiendo mal y rápido, una aventura gráfica muy cinéfila que se nutre por los cuatros costados del cine negro americano de los años 50. ¿Y qué significa esto?, pues como en toda historia de este género tendremos una ciudad podrida y corrompida donde los crímenes abundan y los gánsteres tienen su némesis en tipos como nosotros, los detectives con pasados oscuros.

Nueva York retrofuturista

Ambientado en la ciudad de Nueva York alrededor del año 2300, vivimos un futuro donde los coches vuelan y la tecnología ha conseguido que el ser humano perpetue su existencia. La Icorita, un implante cerebral, hace que podamos transferir nuestra conciencia de un cuerpo a otro consiguiendo de alguna manera la inmortalidad para todos, o el que pueda pagarla. Alrededor de todo esto se ha generado un negocio y unos intereses que pudren a la sociedad desde sus cimientos, y es que Nobody Wants To Die no es solo un juego, es una reflexión de la degeneración de la sociedad ante la inmortalidad.

No muerte, no moral.

Con una frase lapidaría sacada del mismo juego y que versa algo así: “Sin el miedo a morir, el paso del tiempo acaba borrando la humanidad del ser humano y el miedo a las consecuencias”. Y nunca mejor dicho, porque de eso va Nobody Wants To Die. Es una reflexión de una sociedad que ha conseguido la inmortalidad y que nada teme.

En Nobody Wants To Die daremos vida al detective James Karra. Un investigador del cuerpo de policía de Nueva York al que atormenta el recuerda de su mujer fallecida. Tras varios cambios de cuerpo, Karra comienza a tener fallos en su icorita y sus recuerdos se entremezclan. Con esta premisa nos embarcaremos en la investigación del suicidio de Edward Green, un miembro de la alta sociedad de Nueva York, que ha perpetuado su vida durante más de 300 años.

Art Decó y el Jazz

En nuestra aventura en Nobody Wants To Die viviremos una historia retrofuturista con un toque Cyberpunk al fundir, por un lado, máquinas y humanos (la Icorita) y por otro lado con un toque muy steampunk. Y es que esta Nueva York del año 2300 es más parecida en estética a la de los años 20 (1920) que a la de un futuro lejano. Estaremos sumergidos en una estética claramente influenciada por el Art Decó y el Jazz.

Todo la ambientación mezcla los avances tecnológicos con acabados rudimentarios y una estética que nos recuerda por todos lados al cine negro americano. Los sombreros y las gabardinas son un “must” en los hombres y en las mujeres el estilo New Look o Pin Up son los que predomina a nivel estético.

Estética retrofuturista

Las calles están atestadas de coches voladores. Sin embargo, no son modelos futuristas, estaremos rodeados de máquinas clásicas con sus capós alargados y aperturas laterales. Con mucho metal y chapa, evocando por todos lados la cultura Art Decó de mediados del siglo pasado. Las casas, los hogares, oficinas y demás escenarios por los que nos movemos también estarán plagados de esta estilo.

¿A que vamos a jugar?

En cuanto a jugabilidad Nobody Wants To Die es una aventura gráfica que introduce alguna mecánica nueva pero bastante lineal. Estamos ante un juego donde tendremos entornos predefinidos en tres dimensiones por los que investigar.  A nuestra disposición tendremos tres o cuatro herramientas futuristas que nos permitirán reconstruir la escena del crimen con hologramas para saber que ha ocurrido realmente y así poder esclarecer los hechos. A lo largo de la historia tendremos que tomar diversas decisiones que sin duda influirán en el desenlace.

Indagando un poco más en la mecánica central del juego, la de reconstruir escenas del crimen, esta es un poco repetitiva. Todas se resuelven más o menos de la misma manera, no tendremos tiroteos ni persecuciones, estamos ante un juego de ritmo pausado y centrado en el diálogo, con toques point and click y con donde el hilo argumental lo es casi todo.

Visualmente un espectáculo.

Y decimos casi todo, porque a nivel Visual Nobody Wants To Die es una locura. Estamos ante un juego de gran altura en el apartado técnico.  Es cierto que en el juego tiene algo de downgrade, al menos en Series X, con respecto a los tráileres que vimos de salida. Pero aún así, luce espectacular. Su magnífica ambientación está acompañada de una ejecución que hace que a los escenarios no les falte detalle.

Si el apartado gráfico es bueno el sonoro no se queda atrás. Como buena película de cine negro americano, la lluvia será un compañero de viaje habitual en nuestra aventura. Esta suena de manera sublime y tintinea por todos lados apagada de vez en cuando por los ritmos de una música a medio camino entre el folk y rock que embriaga todo el ambiente.

CONCLUSIÓN

Nobody Wants To Die es un gran juego. Destaca sobre todo su apartado técnico y cuenta con una historia sólida y fiable que no tiene lagunas aparentes. Ésta tiene la suficiente fuerza para mantenerte pegado al televisor y querer resolver los crímenes de la retrofuturista Nueva York del año 2300.

Además nos acompaña una ambientación de diez que nos sumerge de lleno en la cultura y estética del cine negro americano. Su estilo artístico nos hará sentir en una atentica película de gánsteres y detectives de 1930. Sin embargo, Nobody Wants To Die se queda cojo en la jugabilidad. Es cierto que su mecánica sorprende en un primer momento, pero acaba siendo muy repetitiva y plana, aportando poca variedad una vez pasada las primeras horas de juego.

Aun así, Nobody Wants To Die es una de las mejores aventuras gráficas de los últimos años, con una historia genial y un mensaje profundo: “¿Si no tuvieras un final,  y la inmortalidad fuera real, existiría en tu cabeza un sitio para la moral, la decencia y humanidad?”