Once Upon a Puppet es una aventura de plataformas y puzles en 2.5D con una entrañable historia y un apartado visual hermoso
Siempre es un placer cuando pequeñas desarrolladoras logran sorprendernos con experiencias frescas y con ese toque especial que a menudo falta en las grandes producciones. Un claro ejemplo de esto es Once Upon a Puppet, un título desarrollado por el estudio Flatter Than Earth y publicado por Daedalic Entertainment. Con una historia profunda y un apartado visual y sonoro encantador, el juego no descuida la jugabilidad, que recuerda a propuestas como Little Nightmares. Si este título ha despertado tu curiosidad, en Comunidad Xbox te contamos todo lo que necesitas saber. ¡Comenzamos!

El rey Calibán ha perdido la cabeza
La historia de Once Upon a Puppet comienza con Nieve, una sastre al servicio del rey Calibán. Tras diseñar un traje que no satisface al monarca, Nieve es arrojada al Foso, un lugar al que van a parar todos aquellos que no cumplen con sus expectativas. Allí conoce a Derín, otra marioneta desechada que, por accidente, queda enredada con ella. A partir de ese momento, ambos deben colaborar para desenredarse y ayudar a Nieve a confeccionar el traje perfecto que le permita recuperar el favor del rey.
A lo largo de la aventura, también descubriremos las trágicas historias de los habitantes del Foso y las razones por las que terminaron allí. Mientras tanto, la desaparición del príncipe ha llevado al rey Calibán a un estado de desesperación, haciendo que deseche sin control a todo aquel que considera inútil. Esto ha transformado al Foso en un lugar tan peligroso como fascinante.
Nos encontramos ante una historia que, si bien no pretende revolucionar el género, logra destacar por su tono íntimo y melancólico. Todos los habitantes del Foso irradian una profunda sensación de tristeza y añoranza por un pasado más feliz. Os recomendamos hablar con todos los personajes que encontréis. Cada conversación aporta matices que enriquecen la experiencia y, sin duda, merece la pena. Como aspecto negativo, es cierto que la trama pierde algo de fuerza con el paso de las horas. Sin embargo, esto no llega a hacerse pesado gracias a la corta duración del título, que ronda las 5-6 horas.

Una jugabilidad simple, pero efectiva
La jugabilidad podría considerarse el aspecto más flojo del videojuego, aunque no por ello resulta mala. Estamos ante un título de plataformas y puzles en 2.5D que, como comentábamos antes, recuerda a Little Nightmares, salvando las distancias.
Una de las mecánicas más ingeniosas es el control conjunto de los dos protagonistas. Con el stick izquierdo manejamos a Derín y con el derecho a Nieve. Sin embargo, esta idea se siente algo desaprovechada, ya que, salvo en momentos puntuales, como algunos acertijos o habilidades concretas, basta con controlar a Derín ya que Nieve, al estar enredada con él, lo sigue automáticamente, lo que limita el potencial del control dual.
Otro aspecto positivo es la progresiva incorporación de nuevas habilidades a lo largo de los capítulos. Al principio, nuestras acciones se limitan a saltar y mover ciertos objetos, pero con el paso de las horas desbloqueamos mecánicas como planear, realizar un doble salto o utilizar un arco. Esta evolución constante se agradece y mantiene el interés durante la partida. No obstante, el diseño de niveles presenta cierta irregularidad. Algunos acertijos resultan ingeniosos y desafiantes, mientras que otros pecan de ser excesivamente simples. Además, las secciones de plataformas se apoyan demasiado en el ensayo y error, lo que puede resultar frustrante, especialmente cuando el control no responde con precisión y provoca muertes injustas. Además, la exploración es muy limitada. Es cierto que existen muchos coleccionables ocultos, tanto estéticos como otros que añaden información a la historia, pero la mayoría son bastante fáciles de encontrar.

Un mundo desechado pero precioso
El apartado visual y artístico de Once Upon a Puppet es, sin duda, sobresaliente. Los escenarios destacan por su belleza y están cuidadosamente diseñados para reforzar la atmósfera melancólica y triste que impregna todo el juego. Cada entorno encaja a la perfección con el tono narrativo, y la iluminación contribuye de forma notable a esa sensación. Los personajes también presentan un diseño muy trabajado, y las cinemáticas, dibujadas a mano, aportan un nivel artístico admirable. Como único inconveniente en este aspecto es que los escenarios se parecen mucho entre si en muchas ocasiones, o tenemos la sensación de ya haber estado ahí.
En cuanto al apartado sonoro, el propio juego recomienda jugar con audífonos, y no podría estar más de acuerdo. La banda sonora es simplemente maravillosa. Cada melodía está compuesta para acompañar de forma precisa el tono emocional del momento, oscilando entre la desesperanza, la ternura y la inquietud. El juego está traducido al español, aunque apenas cuenta con voces. Los personajes no hablan, y sus diálogos se presentan a través de viñetas, lo que refuerza su estilo narrativo visual.

Conclusiones
Once Upon a Puppet es una de esas pequeñas sorpresas que nos recuerdan por qué vale la pena prestar atención a la escena independiente. Su apartado artístico es precioso, con un estilo visual muy cuidado y una ambientación que transmite mucho con muy poco. La historia, aunque sencilla, consigue tocar la fibra gracias a su tono melancólico y a unos personajes entrañables.
Es cierto que la jugabilidad no termina de estar del todo pulida y que el diseño de niveles puede resultar irregular, pero la introducción progresiva de habilidades y una corta duración de unas 5-6 horas hacen que la experiencia nunca llegue a cansar. Si te gustan los juegos con personalidad, mimo artístico y una narrativa que se aleja de lo convencional, este título te va a dejar buen sabor de boca.
