El esperado título de Ebb Software llega a Xbox y PC de la mano de Xbox.
Scorn por fin ha llegado a nuestras consolas de nueva generación. Ha tardado casi 8 años en llegar, pero parece que la espera ha merecido la pena puesto que nos encontramos aquí con una experiencia como ninguna otra. Presentado por primera vez en 2014, el juego ha sufrido numerosos retrasos y ha vivido dos campañas de Kickstarter. Tras una nueva presentación en 2020 de la mano de Xbox, Scorn por fin está aquí, y es exclusivo para la nueva generación de consolas Xbox Series y PC. Solemos comentar que los juegos que tardan tanto en hacerse no suelen ser muy buenos, pero Scorn rompe esa tendencia, aunque no está exento de algunos detalles no tan positivos.
Inspirado en gran medida por H.R. Giger (responsable creativo de Alien) y Zdzislaw Beksińsk, Scorn no tiene en cuenta a los aprensivos ni a los débiles de corazón. Esta experiencia enmarcada dentro del género de ‘body horror’ renuncia a los medios convencionales para dar miedo, lanzándote a una narración conceptual con una atmósfera y ambientación de las que se quedan marcadas.
Es difícil hablar de lo que es Scorn desde un punto de vista narrativo sin arruinar las cosas o sin que suene demasiado vago para ser comprendido. Eres un personaje sin nombre, un ser sin piel que ha despertado de un profundo sueño en un planeta alienígena. Sin un mísero diálogo ni pista que te diga por qué estás haciendo lo que estás haciendo, tu personaje vaga por el planeta para presumiblemente escapar o dar sentido a su existencia. Cuando digo que la estructura narrativa de Scorn es minimalista, lo digo en serio. No hay ni una sola línea de diálogo en todo el juego; el único aspecto del juego que guía tu comprensión es completamente no verbal. No hay registros de audio ni documentos que den contexto a las extrañas y macabras imágenes que estás viendo. Eres tú el que se deja caer en un mundo ajeno para que lo explores, dejando que saques lo que quieras de tus observaciones.
Este enfoque tiene sus pros y contras. Por un lado, te permite sumergirte completamente en la atmósfera y sublime ambientación de Scorn. Pero, por otro lado, me parece un poco básico en términos de estructura narrativa. Al terminar los créditos, no pude evitar pensar que las cosas eran intencionadamente vagas. Tal vez me equivoque, pero no cabe duda de que es un juego que dará pie a discusiones y teorías mucho después de que los jugadores lo hayan terminado. Está claro que se han centrado en crear el entorno en primer lugar. Al fin y al cabo, los desarrolladores han afirmado que quieren que el mundo de Scorn actúe como un personaje en sí mismo. Y creo que han dado en el clavo en ese sentido.
Scorn, como juego, se describe mejor como una aventura en primera persona con algunos elementos de terror. Y no amigos, aquí no hay sustos. En su lugar, Scorn crea una atmósfera intensa y desagradable para infundir una sensación de miedo en el jugador. Cuando jugué a Scorn me aterraba la situación (estar tan aislado y solo en este extraño mundo) más que lo que había alrededor. A lo largo de la historia, explorarás, resolverás algunos puzzles y te encontrarás con extraños enemigos por el camino. El quid de la experiencia es explorar e interactuar con el mundo para crear un camino que te permita adentrarte en él. Los puzles en sí son los típicos que se pueden encontrar en la mayoría de los juegos basados en rompecabezas ambientales.
Scorn es una experiencia sencilla a la hora de explorar y resolver los puzles. Es en momentos como estos cuando las cosas cobran sentido, y la dedicación del equipo a la hora de construir una atmósfera tan increíble merece la pena. No es ni de lejos tan desafiante como muchos jugadores dicen, pero es verdad que si no prestamos suficiente atención al entorno podremos quedarnos atascados en más de un punto.
Junto a la mecánicas de puzzles, tenemos la mecánica de combate. Este es un punto que me hace pensar que Scorn no está seguro de lo que quiere ser. Está claro que no es un shooter (la munición que te dan en cantidades tan pequeñas así lo indica) pero tampoco es una survival horror. El combate, en general, es lento y engorroso. Puedes intentar evadir a los enemigos en cualquier momento, pero los entornos son tan estrechos y nuestro movimiento es tan lento que en ocasiones en lugar de escapar acabaremos pereciendo.
Si a esto le añadimos un sistema de salud que no se regenera y un suministro finito de objetos de recuperación de salud, Scorn puede resultar frustrante para muchos. El combate de Scorn parece algo tan secundario que me pregunto por qué se incluyó. Todos los demás aspectos del juego son tan buenos que el combate sólo sirve para arruinar un poco la experiencia, salvo un encuentro memorable hacia el final del juego.
El autoguardado es otro tema bastante polémico en el juego, ya que pueden pasar muchos minutos hasta que encontramos uno. Esto se traduce en que si morimos, deberemos empezar otra vez una misma sección y hacer todo desde 0. Y no, no podremos guardar partida por nosotros mismos.
Dicho esto, Scorn sigue siendo una propuesta interesante y convincente de principio a fin. Dejando a un lado las mencionadas áreas centradas en los enemigos, el título nos durará entre entre seis y ocho horas. Aunque es lineal, el mundo de Scorn está presentado de forma tan magistral que no importa. Sinceramente, el punto fuerte del juego, la forma en que Scorn construye su mundo con tan poca exposición o explicación abierta, es realmente magistral. La atmósfera y el encanto se construyen desde el principio sin necesidad de música chirriante ni de estridencias que destaquen lo que te debe asustar.
Para terminar, no puedo dejar de insistir en lo bien construido que está el mundo de Scorn. Apenas pasa nada en él y, sin embargo, es uno de los lugares más aterradores en los que me he adentrado. Así pues, te recomiendo encarecidamente entrar en el aterrador mundo de Scorn.