El trasgo más alocado del panorama de los videojuegos vuelve con su segunda aventura en Styx: Shards of Darkness, mejorando lo visto en la primera entrega.
Cyanide Studios y Focus Home Interactive no han querido olvidarse del trasgo más cleptómano del mundo de los videojuegos, y esta vez cuenta con el apoyo de BadLand Games para su distribución y apoyo en España. Cierto es que Styx: Master of Shadows, la primera aventura que salió allá por el 2014, ya causó un gran revuelo y obtuvo buenas críticas debido a la propuesta que ofrecía, siendo uno de los primeros juegos para las consolas de nueva generación que no se podía catalogar ni como triple A, ni como título independiente. Pese a las buenas impresiones, el título presentaba defectos, algunos de los cuales se han subsanado en esta segunda entrega, Styx: Shards of Darkness, aunque existirán otros que comentaremos en este análisis.
Quienes conozcan el primer título ya sabrán perfectamente por dónde van los tiros con esta continuación. Seguiremos controlando a Styx, un trasgo mal hablado que se venderá al mejor postor para conseguir recompensas jugosas ya sea en forma de dinero o ámbar. En esta ocasión, la búsqueda de un cetro poderoso desencadenará una serie de consecuencias que afectará tanto a su persona, como al grupo militar que defiende a la población de la temida “plaga verde” causada por la aparición de estos trasgos. Pese al llamativo argumento y a los giros de guión que acontecen entre misión y misión, nuestra tarea siempre se centrará en robar un objeto pasando lo más desapercibido posible, hasta conseguir poner el fin a la amenaza que el cetro supone para los habitantes de Thoben.
Pequeñito pero matón
Muchos aspectos se han mejorado desde la primera entrega, y en Styx: Shards of Darkness gozaremos de un control más fluido de nuestro trasgo. Es un gusto ver a nuestro verdoso amigo discurrir entre habitaciones, ocultarse debajo de las mesas o subir a los tejados, con ese movimiento tan característico de este tipo de criaturas. Control mejorado, pero lejos de ser perfecto. Tendremos problemas en la realización de ciertos saltos, y su propia corrección en el aire. Especialmente he encontrado algún problema saltando de cuerda en cuerda, aunque gracias al guardado rápido, podremos respirar tranquilos si queremos salvar nuestros progresos antes de cometer una osadía.
Pese a su estatura, Styx será tan mortal como los enemigos armados que nos iremos encontrando a lo largo de la aventura, con la salvedad de que tendremos que usar la infiltración y el sigilo a nuestro favor para atacar cuando nuestro adversario esté desprevenido. Eso no quita que podamos afrontar un combate cara a cara, pero casi siempre tendremos las de perder: primero por el control, que se vuelve más tosco, y segundo por la misma complexión de Styx, el cual no está preparado para eso.
Las artes oscuras preparadas bajo la sombra
Como buen ladronzuelo, Styx siempre tiene un as bajo la manga, y en esta ocasión contaremos con cinco habilidades que podremos ir mejorando a medida que vayamos consiguiendo puntos de experiencia. Estas habilidades comprender artes tan dispares como la percepción, sigilo, asesinato, alquimia o la clonación. Dependiendo nuestra forma de jugar, nos decantaremos más por una vía de habilidades que por otra, aunque es cierto que algunas de estas ramas juega en desventaja, como el sigilo. Esta rama volverá a Styx invisible por breve periodo de tiempo, pero consumiendo tanto maná que apenas saldrá a cuenta usar esta habilidad. La clonación resulta muy curiosa, ya que permite crear un doble nuestro para despistar a los enemigos y de esa manera pasar por una zona instransitable.
Junto con estas habilidades, tendremos un pequeño elemento de “crafteo” donde podremos fabricar diversos utensilios. El más práctico es un dardo que eliminará a nuestro enemigo al instante, aunque también podremos crear pociones, bombas y demás enseres para facilitarnos la aventura. Mientras que el árbol de habilidades sí que está bien implementado, esta otra disciplina no está tan bien conseguida, básicamente por la dificultad en encontrar las “materias primas” necesarias, y en localizar cada una de ellas de forma aleatoria.A nuestro favor, parece que Styx ha aprendido de los mejores dentro del mundo del sigilo, y contaremos con una “visión de águila” copiada de la saga Assassin´s Creed, o la visión de detective de los Batman Arkham para localizar los objetos de interés de una manera más rápida. Pero, como he dicho, ninguna de estas destrezas o acciones es obligatoria para acabar Styx: Shards of Darkness, y dependerá de nosotros y nuestra forma de jugar.
Todos los caminos conducen al tesoro
Otro de los puntos destacables de Styx: Shards of Darkness es su mapeado, y en cierta forma, su diseño artístico. Encontramos escenarios acotados, pero de un tamaño considerablemente bueno, con muchas formas de acceder al objetivo marcado. Es un gustazo poder crear tus rutas y estrategias, planificando cómo acabar con nuestros enemigos (si es que queremos acabar con ellos, claro…) y pararte un minuto para considerar las opciones disponibles. En una de las fases, subido a bordo de un teledirigible, tendremos por ejemplo la opción de ir por fuera de la aeronave, por su techo, a través de las habitaciones o incluso bajar hasta la zona de almacenaje. Todo ello abre un gran abanico de posibilidades, aportando mucha rejugabilidad y a la vez otro elemento interesante: una verticalidad que no siempre se consigue en este tipo de juegos.
También me ha gustado el plantel de fases de las que consta Styx: Shards of Darkness. Serán 8 misiones, cada una de ellas con sus zonas independientes y con localizaciones diferentes. Pensaba que me iba a encontrar con un título completamente sombrío, donde la oscuridad iba a ser parte fundamental o el protagonista de la pantalla, pero me equivocaba. En su lugar tenemos escenarios abiertos, llenos de luz y vistosidad, con una iluminación cuidada y una fluidez correcta. Incluso encontramos varios puzles para que no todo sean reflejos, sino que tengamos una parte más sesuda. Eso no quita que tengamos fases nocturnas o que apaguemos antorchas para mantenernos en la completa penumbra, lo que engloba un compendio de escenarios que sorprende gratamente.
Sobrepasando la tercera pared
Si bien los escenarios pueden resultar agradables visualmente hablando, los enemigos, y los objetos que rellenan las habitaciones pecan de ser un poco genéricos. No encontramos gran variedad ni personalidad entre habitación y habitación, y los enemigos serán clones que a medida que avancemos en la aventura se irán equipando con mejores armaduras (salvo pequeñas inclusiones de adversarios con cambios en sus mecánicas de ataque). Las físicas no están bien conseguidas, y de vez en cuando encontramos algún error de popping o “levitación paranormal” que nos saca del contexto, pero por general todo se queda ahí y no estropea la aventura.
El apartado sonoro luce bastante bien. Es cierto que Styx habla en un rudo inglés, aunque contamos con textos en español. Serán muchas las veces que este malhablado trasgo traspase esa cuarta pared y nos hable directamente a nosotros (y no para decirnos cosas bonitas, precisamente) lo que aporta un tono gracioso a toda la aventura. El resto de sonidos y melodías cumplen, sin más, y simplemente acompañan son ser pretenciosas en ningún momento.
Mejor dos trasgos que uno
Como novedad en la prematura saga, podremos vivir la aventura de Styx: Shards of Darkness junto con un amigo gracias a la opción cooperativa que nos brinda el título. Esta inclusión tiene su lado bueno y su lado malo. Lo bueno, como es lógico, es la posibilidad de crear estrategias en equipo, ayudarnos mutuamente en los combates y a vivir situaciones divertidas y alocadas. Todo esto se tuerce cuando el objetivo es completar fases sin ser descubierto. Las probabilidades de ser visto se multiplican por dos, además de que jugando en cooperativo, el guardado rápido no está disponible, por lo que tendremos que repetir un buen tramo de la fase si dan la voz de alarma. Por lo tanto, más vale que encontréis a alguien que quiera jugar en serio y meterse de lleno en la piel del trasgo si no queréis romper amistades.
[…] que Cyanide Studio es famosa por llevar la vida juegos como los dos Styx, Space Hulk: Deathwing, Blood Bowl II, Of Orcs and Men y diversos títulos de ciclismo como la […]