El cuidado del medio ambiente es el reclamo que tendrá The Forest Cathedral
Seguro que aquellos más afines al cuidado medioambiental conocen la figura de Rachel Carson. Esta bióloga marina fue de las primeras personas en abogar por el cuidado del planeta, especialmente en el cambio climático que estábamos provocando con todo tipo de contaminantes, gases nocivos y pesticidas. De hecho, entre sus libros más interesantes está La Primavera Silenciosa, donde precisamente habla sobre este tema que por desgracia sigue siendo un problema a día de hoy. ¿Y por qué viene tanto interés por esta figura? Básicamente, porque The Forest Cathedral es un sentido homenaje a sus estudios, tal como os relataremos a continuación.
Nada es lo que parece
Whitehorn Games y Brian Wilson son los encargados de traernos esta propuesta. Estamos ante un título que mezcla varias mecánicas jugables, aunque en conjunto estamos ante un título de plataformas con alta carga narrativa. Nosotros encarnaremos a la propia Rachel Carson, la cual tiene que investigar los efectos de un nuevo pesticida en una isla remota. Este pesticida, llamado DDT, parece increíblemente eficaz para eliminar todos los molestos mosquitos. Pero hay otra verdad oculta tras ese hecho que deberemos averiguar…
Ecosistema 2.0
Aunque The Forest Cathedral nos transporta a una época, a priori, pasada, lo cierto es que se mezcla con elementos de un futuro alternativo. Para activar ciertos automatismos e instrumentos, tendremos que resolver puzles que se encuentran en unos monitores esparcidos por el escenario. En estos monitores tendremos el control de un personaje diminuto llamado Little Man, el cual tendrá que abrir compuertas, activar botones y llegar al final del recorrido para que en la vida real funcione el objeto en cuestión.
De esta manera, el juego combina los elementos de un juego en 3D cuando controlamos a Rachel con momentos más “retro” en 2D de la mano de Little Man. Una simbiosis que viene aderezada por esos momentos argumentales que son interesantes. De hecho, conocer la historia y saber qué es lo que sucede en la isla será nuestro mayor reclamo para seguir jugando al título.
Vuelta a los orígenes
No os voy a negar que antes de jugar a The Forest Cathedral me sentí atraído por esos momentos de plataformas en 2D. Por un momento, pensé que el título tendría ciertos parentescos The Pedestrian. Pero poco o nada se parecen, ni en su sistema de puzles ni en su jugabilidad. Y es en ese aspecto donde el título de Whitorn Games se desinfla un poco.
Vale que los momentos con The Little Man quieran emular esos momentos clásicos con nuestro Spectrum o derivados de la época. La música, los gráficos y el concepto de puzle bebe mucho de lo que vimos hace más de 35 años en las consolas de la época. Pero si falla el control… pierde toda la esencia. El muñeco no responde al instante a nuestras acciones, ni en el propio salto, ni en el ataque que dispone ni tan siquiera en el dash. Saltar de pared en pared a menudo resulta en una lotería. Y si ya hablamos de los bloques “bugueados”, entonces se quitan todas las ganas.
Puedo perdonar el control de Rachel en los mundos tridimensionales. En estos momentos el título actúa como un walking-simulator y tampoco es necesario una respuesta inmediata con el mando. Pero para los momentos de saltos y reflejos echo en falta mayor soltura. Especialmente cuando uno viene de jugar a propuestas “retro” con una precisión milimétrica en cada pulsación.
¿De dónde salen estas interferencias?
Visualmente el título no destaca por sus gráficos. Me gustan mucho los cambios de planos, en especial aquellos momentos donde la protagonista pierde un poco la cordura. El terreno por donde nos moveremos es variado, y alternar ese mundo real con la otra dimensión más “pixelada” da un contraste muy bueno. Lástima la ausencia de traducción a nuestro idioma. No es un juego que exija mucho, pero lo poquito que dura (menos de dos horas…), podrían haber sido más llevadero en nuestro idioma.
Conclusión de The Forest Cathedral
Cuidar el medio ambiente es algo que nos concierne a todos para nuestro propio bienestar, y siempre es bueno recordar la figura de aquellas personas que, literalmente, dieron su vida por el cuidado del planeta. Una de estas personas fue Rachel Carson, protagonista de The Forest Cathedral. Mezclando partes de exploración tridimensional con partes más “retro” en 2D, viviremos una breve pero intensa historia sobre el uso del DDT. Lástima que los momentos de plataformas no sean tan finos como uno podría esperar, aparte de varios problemas técnicos que empañan un poco el trabajo final. No obstante, es una apuesta distinta que seguro que interesará a muchos jugadores que busquen una narrativa original.