Wonder Boy: The Dragon’s Trap, un homenaje de culto con mucho amor y encanto.
Muchas veces echamos la vista hacia atrás para ver de dónde venimos y lo que hemos dejado en la posteridad, haciendo lo que comúnmente denominamos un ejercicio de nostalgia. Por ello, no es de extrañar que en muchas ocasiones comparemos lo actual con lo pasado con el fin de dilucidar si hemos evolucionado, o no. Esta práctica también la podríamos aplicar en el sector del videojuego, en el cual estamos constantemente comparando lo nuevo con lo viejo de una forma casi innata.
Por ello, en cuanto vemos alguna propuesta que nos recuerda a otra anterior no tardamos en referenciar su procedencia. Además, son muchas las obras del pasado que a día de hoy se han convertido en grandes clásicos o juegos de culto, los cuales son tomados como referencia para muchos desarrollos nuevos. Y ese podría ser el caso de Wonder Boy III: The Dragon’s Trap, un título lanzado originalmente para Master System en 1989 y que ahora el estudio Lizardcube ha decidido rehacer para recordar como es debido tal joya.
Lizardcube, un equipo de apenas cuatro personas, y DotEmu (como colaboradores) han querido rendir homenaje a este clásico de casi 30 años de la mejor forma posible, en el que es uno de los mejores remakes que recordamos hasta la fecha. Para la ocasión se ha rehecho todo el apartado gráfico a mano y se ha modernizado el apartado sonoro, manteniendo la jugabilidad y las mecánicas del original, y lo que es más importante la esencia del este.
Hoy en día cuando escuchamos la palabra remasterización o remake, nos echamos a temblar, bien por temor a que no respeten el material original o bien por no saber aprovechar la ocasión para realizar el trabajo que se merece la licencia. Sin embargo, siempre hay excepciones, como es el caso de Wonder Boy: The Dragon’s Trap.
Wonder Boy: The Dragon’s Trap es en esencia todo lo que fue en su momento la entrega de Master System, ya que el juego sigue manteniéndose inalterable incluso 30 años después. Es impresionante como un título que fue diseñado hace tantos años consigue mantener el tipo en la actualidad, aunque, eso sí, con ciertas flaquezas. En este sentido se nota que esta obra fue algo adelantada a su tiempo al igual que, por ejemplo, la obra de Tolkien aunque poco tenga que ver en este aspecto. Decimos esto, porque al jugar a esta aventura percibimos algunos pequeños atisbos de conceptos como el “metroidvania”, el cual ni si quiera se había establecido por aquellos años. Y además, es capaz de combinar y gestionar lo que podríamos denominar un pequeño esqueje de “backtracking” y ciertas pinceladas de rol, factores que incorporan dinamismo y rejugabilidad al título.
No obstante, y a pesar de ser el mismo juego, sentimos como si se tratara de dos totalmente distintos, y esto es capaz de conseguirlo tan solo con un excelente lavado de cara tanto a nivel visual como a nivel sonoro. En este sentido, nos parece un título muy portentoso en el aspecto técnico, no solo por el encanto y la belleza que nos encandila desde un principio, sino por la capacidad de mover dos versiones del juego a la misma vez. Nos explicamos, Wonder Boy: The Dragon’s Trap incorpora la posibilidad de cambiar en cualquier momento entre los gráficos actuales y los originales de 1989, con solo pulsar un botón. Además, también podemos cambiar las melodías actuales, por las antiguas de la misma forma. Esta opción nos ha encantado y nos parece todo un acierto, ya que inevitablemente no hemos podido parar de comparar lo que estábamos viendo con lo que pudimos ver.
De esta forma, podemos ver el gran trabajo de adaptación, creatividad y recreación que se ha realizado, así como el gran contraste que ello conlleva. Y nos diréis, bueno esta funcionalidad ya fue incorporada en otros remakes como Halo: Combat Evolved Anniversary, y tenéis toda la razón. No obstante, ningún otro título ha logrado lo que sí ha hecho The Dragon’s Trap, utilizar esta opción de una forma muy fluida y natural. El cambio entre unos gráficos y otros, o el sonido, se realiza como hemos dicho con tan solo un botón, lo que es un intercambio instantáneo sin necesidad de cargas o ralentizaciones.
Comentadas estas características tan atractivas de título, podemos ver que nos propone a nivel argumental, aunque en este sentido la aventura tiene poco que ofrecer. La premisa del juego es sencilla y nos sirve como objetivo, o excusa para avanzar por los diferentes niveles. En Wonder Boy encaremos a un chico (o una chica, ya que en esta ocasión se puede elegir) que tras derrotar a un dragón meca es maldecido con una transformación. A partir de aquí, este se embarca en un duro viaje con el fin de recuperar su forma original, aunque por el camino será maldecido unas cuantas veces más.
Las transformaciones citadas en el anterior párrafo, fruto de las maldiciones de los distintos jefes que derrotemos, son el eje principal de la jugabilidad del título. Empezamos siendo un hombre lagarto que escupe llamaradas, pero en el intento de recuperar nuestra forma humana nos convertiremos también en un hombre ratón, una piraña, un león y un halcón.
Cada transformación tiene sus propias habilidades y será útil para superar los distintos obstáculos de la aventura, la cual carece de cualquier indicativo o guía como referente para el jugador. En ningún momento contaremos con ayudas o consejos que nos faciliten el avance en el juego, por lo que es bastante sencillo perder el rumbo o no saber cuál es el siguiente paso que debemos tomar. Esta fue una práctica muy habitual en los juegos antiguos, y The Dragon’s Trap mantiene esa estructura con la dificultad que ello acarrea. Y volviendo a las transformaciones, cada una de ellas cuenta con sus propias habilidades, por ejemplo, el hombre ratón es capaz de adherirse a ciertas paredes y caminar por ellas, el hombre piraña puede moverse con mayor facilidad por el agua, el león cuenta con una fuerza descomunal que le permite romper piedras con su espada, y el halcón puede volar para alcanzar lugares altos e inaccesibles para los demás. De este modo, deberemos saber que transformación utilizar en cada momento y encontrar el equilibrio entre ellas para sacar el máximo partido, aunque su uso es bastante obvio en la gran mayoría de ocasiones.
A lo largo de la aventura nos podremos pertrechar con distintos escudos, armas o armaduras que se sumarán al poder de nuestras transformaciones y nos ayudarán a hacer frente a nuestros enemigos. Esta posibilidad aporta al juego cierto carácter “rolero”, el cual le sienta a las mil maravillas. Sin embargo, no será sencillo conseguir el equipamiento, ya que para ello tendremos que recolectar, cual hormigas trabajadoras, cada moneda, o saco de estas mismas, que los enemigos suelten al morir con el fin de adquirir las mejores armas, escudos o armaduras en las distintas tiendas dispuestas a lo largo del juego. Por norma general, el armamento se consigue de la forma descrita anteriormente, aunque hay ciertas armas que requieren más esfuerzo por nuestra parte, como la “Espada Gallic”. Dicha espada, se consigue al superar un reto oculto para cada transformación, una vez que superemos dichos retos nos recompensarán con una piedra por cada uno de ellos. En total hay seis piedras, y cuando las tengamos todas podremos comprar la espada citada anteriormente, la cual es la más poderosa del juego.
Y eso no es todo, puesto que a todos los elementos citados anteriormente tenemos que sumarle otro elemento, los poderes o magias. Las magias son herramientas muy importantes en el combate, ya que estas son una gran ayuda a la hora de eliminar rivales con mayor facilidad. Entre ellas encontramos: una bola de fuego, una flecha, un remolino, un rayo o un boomerang. Cada una de ellas es útil en su cierta medida y circunstancia, por lo que tendremos que aprender en que momentos debemos utilizarlas. Estas se pueden obtener de distintas maneras: al eliminar enemigos, encontrarlas en cofres, o bien comprándolas en tiendas de suministros.
Como veis las herramientas que se nos disponen para hacer frente a esta aventura son bastante variadas, y todas ellas conforman un conjunto bastante sólido, a pesar de estar representadas por mecánicas bastante sencillas. Por otra parte, puesto que contamos con todos estos ingredientes para defendernos, no podemos pasar por alto comentar algunas cosas referentes a los enemigos. Estos son bastante variados, y según la ambientación de cada escenario siguen una temática distinta. Por ejemplo, en las tierras con tintes orientales nos encontraremos con ninjas y samuráis, mientras que en los niveles subterráneos nos toparemos con murciélagos. El diseño de todos ellos es sencillamente brillante, y en este sentido el juego ha mantenido un patrón de color para diferenciar la dificultad de cada uno de ellos. De esta forma, los distintos colores de los enemigos representan su nivel de amenaza, contando con la siguiente gama ordenada de menos a más difícil: rojo, verde, azul y dorado.
Todos estos elementos descritos, y otros que merecen la pena ser descubiertos por el propio jugador, son los que conforman esta gran aventura de acción y plataformas. Wonder Boy: The Dragon’s Trap es una propuesta muy gratificante y desafiante para todo aquél que decida darle una oportunidad. Nosotros no hemos podido desprendernos de esta joya en ningún momento, y es que a lo largo de las cinco o seis horas que pueda durar el título se nos ofrece un compendio de vivencias que se nos quedarán grabadas a fuego en la memoria. Y aunque la duración del juego puede parecer escasa para muchos usuarios, esta aventura esconde una cantidad de secretos ocultos bastante amplia que nos llevarán a alargar esa duración unas pocas horas más.
Llegados a este punto, poco más nos queda por comentar acerca del título que su apartado audiovisual, el cual es el motivo causante de que hoy estemos hablando de esta obra de culto, y que a nuestro parecer ha pasado un tanto desapercibida a lo largo de los años. Como hemos ido adelantando a lo largo del análisis, el apartado audiovisual ha sido rehecho por completo. Y es en esta faceta, dónde se nos hace muy difícil recalcar o destacar algún aspecto en concreto. Esto es debido a que todo este conjunto es una maravilla artística, así como una oda de amor en toda regla, la cual solo se puede lograr desde la admiración, la pasión, el amor y el respeto con el que se ha realizado este trabajo por parte de Lizardcube.
De esta forma, estamos ante un juego bello, bonito y encantador, con una dirección de arte asombrosa que utiliza un tipo de animación tradicional, la cual le sienta como anillo al dedo. Las animaciones, los diseños de los personajes y el dibujo en sí, son aspectos que se han cuidado hasta un nivel extremo, consiguiendo que el jugador se quede atónito y asombrado ante tal preciosidad. Y lo mismo podríamos decir del apartado sonoro. Si en lo visual nos quedamos embobados, el sonido nos acaba de encandilar por el oído. En este apartado, es la banda sonora la que toma el protagonismo, ya que ha sido reinterpretada por una orquesta. Esta ha sabido sacar el máximo partido de las melodías originales, además de aportar otras tonalidades y reinterpretaciones que encajan a la perfección. En definitiva, toda una delicia para nuestros sentidos.
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