Uno de los exclusivos más esperados por los jugadores de Xbox y Windows 10 está apunto de aterrizar. Abran paso a Cuphead.
Tres largos años han pasado desde que supimos de la existencia de Cuphead, el original y esperadísimo juego de Studio MDHR que cambiaba radicalmente el estilo visual al que estábamos acostumbrados retrotrayéndonos al dibujado de los años´30 .Tanto personajes, como escenarios y por supuesto, los jefes finales, nos embaucaron de tal manera que lo hemos estado esperando como agua de mayo. De hecho, tal expectación ha sido la culpable de que Cuphead se atrasase para incluir nuevas pantallas y estilos jugables que alargasen la vida útil del juego. Por suerte, hoy por fin se pone a la venta, regalándonos una experiencia única que aquellos poseedores de Xbox One o Windows 10 no deberían perderse.
No trates con el diablo
Pese a que en un principio Cuphead se presentaba como un “Boss Rush”, pronto los chicos de Studio MDHR ampliaron horizontes para incluir nuevas mecánicas y hacer de su título algo más variado. Por eso, aparte de los enfrentamientos contra enemigos finales (que viene a ser la mayor carta de presentación) también tendremos lo que ellos denominan “Run ´n Gun” (fases más comunes con un principio de pantalla y un final) así como otros niveles que cambian el registro habitual de Cuphead para alargar la vida útil del juego de manera satisfactoria.
La historia no es que sea transcendente, pero nos sirve como excusa para lidiar contra los curiosos enemigos que habitarán en Inkle Island. Cuphead y Mugman, dos traviesas tazas, acabarán en el casino del diablo, en un día glorioso para ellas ya que parece que la buena suerte nunca llega a su fin. Cubiertas de dinero y radiantes de avaricia, el mismo diablo hace acto de aparición proponiéndolas un trato: si ganan una partida más, se harán con todo el dinero del casino…pero si pierden, perderán sus almas para siempre. Como os podréis imaginar, nuestras afables tazan “pican” ante el engaño, pero antes de perder sus preciadas almas, ruegan al diablo una segunda oportunidad para redimirse y recuperar lo que las pertenece. Compasivo pero siempre pensando en su bienestar, el diablo decide romper el trato si consiguen eliminar a todos los deudores que posee, y bajo esa premisa, nuestras dos amigas deciden iniciar una peligrosa y difícil aventura recorriendo todo tipo de parajes y escenarios.
Obedezcan al patrón
Que no nos engañen sus gráficos simpaticotes y sus tiernos enemigos. El juego esconde un verdadero reto y desafío sólo apto para los más avezados y experimentados del sector. Es cierto que los enemigos finales que encontraremos se rigen por patrones más o menos establecidos, pero no quita de que nuestro nivel de concentración tenga que ser absoluto para poder derrotarlos (más aún si queremos sacar “buena nota”). Los adversarios pasarán por ciertas fases evolutivas, donde cambiarán su plan de ataque y el patrón visto con anterioridad, teniendo que conocer al dedillo cómo actuar frente a cada transformación. Un ejemplo claro lo tenemos con las dos ranas boxeadoras al comienzo del juego: al principio solamente rodarán por el escenario, para después convertirse una de ellas en ventilador y la otra dedicarse a disparar bolas que rebotan, y más tarde acabar siendo una máquina tragaperras con muy malas pulgas. Tres situaciones diferentes (o alguna más en casos aislados) a la que tendremos que enfrentarnos solamente con tres vidas, lo que nos obliga prácticamente a hacer una partida perfecta, sobre todo en los últimos compases de la aventura donde los enemigos parecen haber salido del mismo infierno debido a su dificultad.
Tazas con gatillo fácil
Para conseguir la victoria y aplastar a todos los deudores del diablo, sólo tendremos la habilidad de disparar chasqueando los dedos de nuestra mano. Empezaremos la aventura con un disparo recto sencillito, pero a medida que vayamos recogiendo monedas en los escenarios “Run ´n Gun”, así como completando otras tareas secundarias por el mapeado, tendremos la oportunidad de comprar nuevas modalidades que se ajusten mejor a los patrones de ataque o movimiento de nuestros adversarios.
Aparte del disparo tradicional, a medida que vayamos infligiendo daño al enemigo iremos rellenando una especie de medidor a base de cartas que nos proporcionarán un disparo especial mucho más fuerte. Si conseguimos rellenar 5 de estas cartas, podremos ejecutar lo que Cuphead llama Super Art, un ataque final mucho más poderoso y devastador. No será fácil rellenar este medidor, pero por suerte hay maneras de conseguir cartas al instante, y eso es gracias al “parry” que nuestros protagonistas pueden hacer. Existirán por el escenario objetos de color rosa (pueden ser disparos del enemigo o pequeños lacayos con ganas de fastidiar) que si tocamos en el momento exacto haciendo un doble salto, nos otorgarán una carta extra al instante. En nuestras manos estará arriesgarnos y conseguir ese parry o dejarlo pasar para asegurarnos no perder una vida.
Aunque en la mayoría de las ocasiones abordaremos a nuestros enemigos por tierra, habrá momentos donde los atacaremos por aire, rompiendo los esquemas y la jugabilidad conocidos hasta ahora. Montados en una avioneta, seremos libres de desplazarnos por todo el escenario y poder atacar a nuestros rivales tanto con el disparo estándar como con una especia de mini-bombas muy útiles si el objetivo se encuentra en la parte inferior de la pantalla. Tendremos otro tipo de esquive, donde encogeremos de tamaño para evitar las balas y dispondremos de habilidades especiales cuando rellenemos el medidor de Super Art. Otro tipo de pantalla que hemos mencionado en párrafos anteriores son los niveles “Run´n Gun”, mucho más elaborados que lo visto en otros gameplays pasados, sin llegar a ser tan lineales como se esperaba en un principio y manteniendo ese toque de dificultad alto y exigente.
Dificultad férrea adaptada a todo tipo de tazas
No os miento si os digo que a veces tenía ganas de estampar el mando contra el suelo. El nivel de dificultad puede llegar a exasperar según que fases, llegando a convertirse en un baile de tiros y esquives digno de cualquier juego de naves japonés. Que esto no os asuste, ya que el juego ofrece la oportunidad de jugar una versión abreviada del nivel (y mucho más fácil) para que cualquier persona pueda disfrutar de los encantos de Cuphead. Otra de las opciones para que el nivel sea más asequible es poder jugarlo en cooperativo local junto con otro amigo, pero que no os confunda, ya que la vida de los rivales se doblará y exigirá lo mejor de ambos jugadores para salir airosos del nivel. Si nuestra demencia va más allá y queremos algo más difícil (todavía), siempre podemos cumplir los objetivos de cada nivel, como no perder ninguna vida, realizar una serie concreta de parrys o realizar un super art, aunque esta opción sólo es apta para los que quieran exprimir al máximo Cuphead y batir sus propias marcas personales.
Por ese mismo motivo de poder ajustar la dificultad, es muy difícil valorar la duración estimada de Cuphead. Cada combate contra un jefe final puede terminarse en menos de tres minutos, pero conseguir vencerlo nos puede llevar entre 5 minutos hasta la media hora o más, dependiendo de nuestra habilidad para reconocer los patrones de ataque y nuestra habilidad con el mando. Por redondear, y en el caso que me ocupa, completar el título en su dificultad normal me ha llevado aproximadamente unas 6 horas, aunque como digo es susceptible de cambio.
Mucho antes que el pixel
Cuphead pasa gran parte de su encanto en ese estilo visual tan característico de los dibujos animados de los años ´30. Es increíble ver y experimentar en tus propias carnes el trabajo que se ha realizado para dotar de vida tanto a los protagonistas como a cualquier enemigo que aparezca en escena. El color, ese filtro clásico como de película desgastada, y parte del encanto de aquella época como las pantallas en negro con letras blancas tan típicas del cine mudo son sólo unos pocos ejemplos de la grandiosidad que encontraremos. De hecho, una vez que superemos una fase, querremos ir a la siguiente para ver qué genialidad se le ha ocurrido al estudio y cómo será el próximo jefe final a abatir.
La música tampoco se queda atrás, ya que contaremos con una BSO a la altura de las expectativas. Como ya dijimos hace unos días en la web, el trabajo del compositor Kris Maddington y los 43 músicos que lo acompañan para dar vida a sus partituras es inmejorable, con unas piezas basadas en el Jazz que nos recodarán a las melodías de aquella época. Lástima que las voces (y textos) vengan en inglés, porque hubiese sido todo un acierto incluir los diálogos en nuestro idioma con ese acento tan característico que tenían los dibujos animados clásicos.