Ultimate Games nos ha traído los simuladores más extravagantes que hemos podido probar. Aquí se junta con Departure Interactive para ofrecernos toda una panoplia de bebidas para que nuestro bar nunca esté vacío.
Antiguamente (sentaros, niños) los simuladores eran una especie de juego donde el rigor de los procesos que se estaban simulando estaba por encima de cualquier adaptación para que la experiencia sea más llevadera. Los Flight Simulator tenían más de Excel que de juego. Los gráficos no eran tan importantes como que la secuencia de botones que apretar fuese el correcto. Ahora que tenemos hasta simuladores de cabra se potencia también el aspecto divertido de la simulación, se gamifica más la experiencia . Bartender Hustle no pretende ser riguroso pero al final lo consigue ya que hay poco más que hacer. Hagamos copazos.
Un Gintonic sin mucho misterio, por favor.
En sus tres modos de juego nos encontramos detrás de la barra, con pocas variaciones en la disposición de los elementos. Tenemos una variedad asombrosa de botellas, complementos y vasos para crear nuestras pociones etílicas y un recetario inacabable que esperamos que los clientes nos pidan con gran variedad. Pero no, hasta las últimas fases es un verdadero simulador de camarero: te piden las mismas copas una y otra vez.

En el modo Historia encarnamos a una mujer que tras dejar la universidad decide dedicarse al noble arte de mezclar alcohol. Lo primero que te enseña el juego es que si vas vestida sexy te dan más propinas…que vamos a ver, desgraciadamente puede ser cierto, pero que sea de las primeras lecciones es de tarjeta roja. Y tampoco es que tengamos muchas opciones para ponernos monas.

Pero bueno, es muy pronto para dejarlo aquí. Nos contratan en un bar y recibimos a clientes aguantando las historias que son lo más genérico: Una mujer despechada, un hombre que se intenta sobrepasar y una fauna que no tiene nada de particular y todo de lo genérico. Entre conversaciones anodinas te van pidiendo combinados y con ayuda del recetario vas haciendo poco a poco sin ninguna presión. Este modo historia puede funcionar de tutorial, pero la progresión de dificultad no se ve en ninguna parte. Cada cliente te pide 2 o 3 copas completamente aleatorias y a medida que vas ascendiendo a bares cada vez mejores los elementos que tienes a tu disposición siguen siendo los mismos. Este modo está muy descompensado y resulta repetitivo sin ningún desafío de verdad. Son los otros dos modos los que presentan el verdadero reto.

Esta cerveza está caliente.
En el modo arcade regentamos nuestro propio local limpiando y arreglándolo cada mañana antes de abrir, ganando dinero y remodelándolo, haciendo que crezca. Los parroquianos se van sucediendo y tenemos que atenderles a buen ritmo y sin perder tiempo. Puedes crear un menú de cócteles a medida controlando la dificultad desde el principio. Este es el modo que implica más mecánicas para llevar el negocio, pero sin profundizar mucho, la verdad. Además que tiene inconsistencias como verdadero simulador. Me me puedo preparar las cervezas ya tiradas antes de abrir el bar y servirlas a según me las piden. Por menos ha habido asesinatos

El último modo de juego, denominado Sandbox es un contrarreloj para mejorar nuestras destrezas como cocteleros. Elegimos un combinado y tratamos de mejorar el tiempo de elaboración. En ningún momento se nos exige sabernos ninguan mezcla, tenemos el recetario simepre a mano, pero cuanto más practiquemos menos tenemos que verlo y más rápido daremos de beber a los clientes.
Mezlcado pero no agitado.
En cuanto a mecánicas no nos esperemos manejar las botellas haciendo malabares como Tom Cruise (el que entienda esa referencia se tiene que examinar la próstata). Aquí ni se derraman las copas ni se desaprovecha la cerveza. Solo situamos los elementos y donde podemos fallar es en el orden o las cantidades que vertemos. El orden está marcado por el recetario y es fácil de seguir, es en echar el líquido donde está casi el único minijuego. Tenemos que poner la cantidad exacta para tener la máxima puntuación. Esta mecánica es el único toquecito jugable que realmente requiere de una atención mínima. Pero la falta de fineza en todo el juego a la hora de mostrar animaciones y movimientos deja entrever que no han sido capaces de hacer mucho más en cuanto a jugabilidad.

El diseño es tan genérico, de stock de motor gráfico que destaca por su falta de alma. Cada personaje está creado de manera aleatoria y su falta de movimiento les hace cascarones vacíos. Un juego de servir copas que se quedan en la barra, llenas, sin que el cliente las coja haga ningún gesto, ni siquiera facial, recuerda a aquella época de los simuladores excel. Se ve en primera persona pero tampoco manejamos nuestro utensilios. La botellas, vasos e ingredientes vuelan delante nuestro como si tuviésemos poderes telequinéticos. El apartado audiovisual en general deja mucho que desear.
Conclusiones
En Bartender Hustle el posible mimo que puedan tener por su obra se ha visto superado por sus carencias técnicas. Resulta un juego vacío con mecánicas simples y repetitivas que no evolucionan. Puedes hacer un cóctel con 15 ingredientes que vas a hacer lo mismo que uno con tres. Eso no lo hace más complicado ni estimulante, sino tedioso. Tiene un recetario tan extenso que resulta muy difícil de entender cómo no han podido meter más mecánicas o variables en la creación de cócteles. Se me ocurren ejemplos como el de Red Stings Club que logran mucho más con sistemas que no son complicados pero sí vistosos y mucho más jugables que lo que pretenden con este juego.A esto hay que sumarle que no resulta vistoso y los controles de la primera persona no son finos, por lo que la experiencia final se parece bastante a lo que hace Moe: servir siempre lo mismo, sin pasión.