El gato de Mousecraft no come ratones, sino que experimenta con ellos
Todos conocemos de la existencia del gato de Schrödinger y su curioso dilema sobre si el animal está vivo o muerto. Bueno, pues os anuncio que en este juego está más vivo que nunca, realizando experimenos de aquí para allá que le llevan incluso a la bancarrota. ¿De qué experimento se trata? Bah… eso es lo de menos. Lo que importa en Mousecraft es el proceso para obtener buenos resultados.
Este título desarrollado por Crunching Koalas y Curve Games se trata de un juego de puzles sencillo, pero con encanto. Podríamos resumir su propuesta como una mezcla entre el Tetris y juego de los Lemmings, cambiando a estos simpáticos seres de los años´90 por ratones de laboratorio.

Faltan Pinky y Cerebro
A lo largo de cuatro mundos con 80 fases en total trataremos de que los tres roedores que tenemos en nuestro poder lleguen sanos y salvos a la plataforma donde les espera una cuña de queso. Como no podía ser de otra manera, segun vayamos completando los niveles las trampas, obstáculos y desafíos irán en aumento. No resulta excesivamente complicado llegar al final de cada fase, ya que el verdadero reto se esconde detrás de este objetivo principal…
El gato de Schrödinger tiene que ganarse la vida, y para ello deberá recolectar gracias a los ratones una serie de cristales que se encuentran esparcidos en cada nivel. Estos cristales, llamados fragmentos de Anima, son los verdaderos desafíos que esconde Mousecraft. Conseguir todos de una sentada será muy difícil, y en más de una ocasión habrá que dividir a nuestros roedores por diferentes vías, con el riesgo y concentración que ello implica.

Pensemos de manera cuadriculada
Parte de la gracia es planificar la estrategia antes de la acción. Podremos coger los tetrominos que tenemos a nuestro alcance y empezar a contruir escaleras, aplastar enemigos o crear plataformas para que nuestros pequeños amiguitos no se ahoguen en el agua. También podremos destruir los bloques para abrir paso a los ratones, poner piezas de gelatina para que no mueran aplastados, etc. Cada pocos niveles descubriremos una nueva habilidad o reto, y cogerle el truco no es nada complicado, cosa de agradecer.

Siempre el mismo experimento
Es un juego que engancha, no lo voy a ocultar. Tiene una duración justa para su puesta en escena (menos de cuatro horas) aunque es rejugable si queremos obtener todos los fragmentos de Anima. Un aspecto que puede resultar negativo es su repetición de escenarios y assets en pantalla. Siempre es lo mismo, y aunque muy de vez en cuando el fondo cambia, no encontramos mayor diferencia en los elementos habilitados en pantalla, aspecto que acaba lastrando la experiencia.
Por supuesto, es un tema completamente secundario comparado con lo verdaderamente importante en Mousecraft, y son sus rompecabezas. Puede que al principio la idea resulte curiosa, pero pese a ir aumentando la dificultad mediante gadgets y nuevos objetos está bien, noto que es demasiado conservador en lo que hace. El estudio podría haberle dado una vuelta más a sus mecánicas jugables. De hecho, a modo de idea, faltan más pinceladas del juego de Lemmings, que le hubiesen sentado de maravilla al título.

Conclusión de Mousecraft
Los amantes de los puzles tienen una cita con el gato de Schrödinger. Los rompecabezas que esconden el trabajo de Crunching Koalas y Curve Games son aptos para todo el mundo, con una curva de dificultad muy ajustada para no sentir frustración ante una fase.
Las mecánicas que unen lo visto en Tetris con la jugabilidad de Lemmings le sientan muy bien, ya que todo el mundo sabrá perfectamente cómo jugar con unas solas partidas. Eso sí, saber jugar no es lo mismo que saber jugar BIEN, y aquellos completistas que quieran recoger todos los fragmentos de Anima tendrán que darle un poco a la cabeza hasta encontrar la solución. ¿Eres ese tipo de persona? Pues entonces no te lo pienses más.