Rainbow Cotton nos invita a vivir un remake que pese a las novedades que ofrece, sigue apostando por esa jugabilidad arcade noventera
Remasterización y remake. Son dos términos que poco a poco han ido calando en nuestro vocabulario videojuegil. Unos conceptos que hemos ido asimilando, ya través de varias entregas, ejemplos y versiones hemos sabido diferenciar… aunque no siempre queda claro. Lo que sí es claro como el agua cristalina es el remake que los chicos de Kritzelkratz 3000 e ININ han hecho con Cotton Rainbow. Una experiencia extraída de la mismísima Dreamcast y que regresa para ofrecer unas buenas partidas llenas de disparos y acción.

El azúcar mueve montañas
Aquellos que conozcan joyas como Space Harrier, Star Fox o el reciente Air Twister sabrán de lo que hablo. Estamos ante un shooter tridimensional puramente arcade, donde controlaremos a una brujita llamada Cotton que deberá echar un cable a las hadas del reino. Eso si, nuestra ayuda no será para nada altruista, sino que nos moveremos por conseguir unos caramelos enormes llamados Willows, con la única meta en la vida de saborearlos una vez completemos nuestra tarea.
Para hacer realidad nuestros sueños, viajaremos por 6 escenarios distintos donde habrá que dar matarile a todo bicho que se nos ponga en el camino. Tendremos que saber apuntar de manera correcta, y a la vez estar atentos de las balas de los rivales para no perder nuestra valiosa vida. Y aunque al principio Rainbow Cotton parece una propuesta enfocada para un público infantil, os aseguramos que como buen juego japonés, se complica bastante en las últimas fases.

Power-ups de fantasía
Pese a que nuestra arma no tiene ningún tipo de misil guiado, ni una potencia de fuego abrumadora, contaremos con la ayuda de las propias hadas. Según vayamos avanzando en la pantalla y desbloqueando los potenciadores oportunos, sumaremos los disparos de estos seres aladas. Muy útiles para salir airosos de las situaciones más peliagudas, al igual que los ataques especiales que iremos recolectando para usarlos en los momentos oportunos.
Me ocurre una cosa con este título, y es que hay momentos donde mi poder de ataque no da más de si, lo que provoca que la pantalla se colapse de enemigos. Una situación que empeora cuando empiezan a atacar, ya que el caos se apodera de cada esquina con una cantidad ingente de proyectiles. Y esto ocurre no porque yo sea malo jugando (que ojo, lo soy), sino porque como no vayas bien pertrechado en los momentos donde hay más “marcha”, es imposible hacer tu trabajo. Está mal equilibrado, y llegar “desnudo” a un tramo complicado puede hacerse muy cuesta arriba.

Un tour inolvidable
Creo que todo radica en la dificultad inicial que tiene Rainbow Cotton. Nadie te explica para qué sirven los potenciadores, de qué tipo hay, o cómo se usan los ataques especiales. Hay objetos que como en Pop´n TwinBee con sus campanas, si los tocas cambian de color. Y esto hace que tengan propiedades diferentes. Además, su sistema de apuntado no termina de ser especialmente preciso, y dependiendo de la situación del rival necesitaremos una concentración que ni los mismísimos francotiradores veteranos.
Como he comentado en los primeros párrafos, estamos ante un remake. Esto implica que contaremos con gráficos mejorados, una banda sonora remasterizada y una jugabilidad retocada para la ocasión. Pese a esos cambios, quizás hubiese hecho algo más para diferenciar el remake de la versión antigua. Un lavado de cara más a fondo, o incluso meterse de lleno en las propias texturas rehaciendo el juego como hemos visto en Spyro Reignited Trilogy. Pese a todas mis demandas, el juego es completamente disfrutable y está adaptado a los tiempos modernos.

Conclusión de Rainbow Cotton
Aquellos que quieran darle caña a un shooter tridimensional de la vieja escuela, que lean atentamente este análisis. Kritzelkratz 3000 e ININ nos ofrecen una joya que nunca salió de Japón ni de Dreamcast para que lo disfrutemos ahora en las mejores condiciones posibles. Rainbow Cotton puede que no sea el mejor de su género, pero ese lavado de cara, una jugabilidad directa y la esencia arcade que rebosa en todo momento seguro que nos engancha más de una tarde.
Lástima que este remake no sea más completo, con añadidos de peso, o un lavado de cara en condiciones. Pese a sus carencias, seguro que muchos disfrutan la vuelta de Rainbow Cotton y su viaje por los reinos de las hadas.