Sonic Frontiers irrumpe a la velocidad de la luz con una aventura muy distinta a lo que estamos acostumbrados

Cuando tienes a un personaje tan antológico como es Sonic, no vale con mirar al pasado y repetir la fórmula una y otra vez. Está bien un bocadito de nostalgia, pero también hay que innovar e intentar ofrecer nuevas mecánicas que modernicen la saga. Eso es lo que ha intentado SEGA con esta nueva entrega, Sonic Frontiers, que no duda en coger la esencia de los juegos tridimensionales del erizo azul y expandirlo a un nivel nunca antes visto. Habrá que ver si esta vuelta de tuerca funciona, y os lo contamos en el siguiente análisis.

Tails, arranca la avioneta

La búsqueda de las Chaos Emeralds ha llevado a Sonic y sus amigos a Starfall Islands, un complejo de islas donde se ocultan secretos que están esperando ser descubiertos. Para variar, nuestros compañeros de aventura se meten en líos, siendo atrapados en cada una de las zonas que componen este territorio, y no nos quedará otra que liberarlos, aunque para ello tengamos que enfrentarnos a todo tipo de seres robóticos y fuerzas sobrenaturales.

Hablando de seres robóticos, no podía faltar Eggman en todo esta trama, aunque su presencia será más irrelevante que en otras entregas. O mejor dicho, indirecta, pues es la persona que maneja todos los hilos desde las sombras. En Sonic Frontiers, nuestra némesis particular será una especie de ente artificial que nos pondrá trabas en nuestro trabajo de investigación por las islas. Más allá del cambio de rival, llama la atención el diseño de enemigos que esto conlleva, contando con titanes y bestias colosales capaces de invadir todo el escenario.

¿Seremos un androide?

El nombre del análisis no está puesto de manera aleatoria. A su manera, este Sonic Frontiers me recuerda a NieR Automata. Para empezar, el niño que nos pondrá las cosas difíciles podría ser perfectamente un androide YoRHa, tanto por su físico como por su comportaiento. No sólo eso, toda la narrativa que subyace, con viajes al pasado, la exploración de una civilización antigua, y las Inteligencias Artificales que predominan el mundo es un claro reflejo de lo que vimos en la obra de Platinum Games.

Starfall Islands es otra de las protagonistas de Sonic Frontiers. Es la primera vez dentro de la franquicia que nos movemos por un basto terreno lleno de secretos y puntos de interés. Al principio me chocó ver a Sonic en unos paisajes tan realistas. Me recordó a Super Mario Odyssey cuando viaja a Nueva Donk, para que os hagáis una idea. Pero poco a poco nos acostumbraremos a ver al puercoespín moviéndose a toda velocidad entre bosques, praderas y desiertos.

Aquí viene el traspiés entre tanta carrera

Y pese a ser un mundo que no habíamos visto antes, con grandes zonas para correr y desplazarnos, tiene ciertos problemas que conviene citar. Primero, hay demasiados coleccionables. Y ojo, el problema no está en la cantidad, ni en la manera de conseguirlos. El problema está en que cada dos pasos pararemos el juego para ver nuestro siguiente objetivo, y eso corta mucho el ritmo. Más aún cuando estamos hablando de un personaje que destaca por su velocidad. Aunque algunos de estos objetos son necesarios para continuar con la aventura, os recomiendo ir recolectando solo aquellos que nos encontremos, en pos de hacer la aventura mas dinámica.

El segundo problema es el apartado técnico que tiene Sonic Frontiers, específicamente el popping que posee en sus entornos abiertos. No solo afecta a la parte visual, sino que condiciona el apartado jugable. Volviendo a los coleccionables, hay algunos que están en el aire entre plataformas y raíles. Si la distancia de dibujado es muy limitada, no podremos hacernos una idea de cómo acceder ahí arriba. Básicamente porque no veremos donde empieza el recorrido ni cómo prosigue. Y eso frustra bastante cuando buscamos la compleción de cada isla.

Loopings de recuerdos

Pese a estos inconvenientes citados, hay aspectos que los fans del erizo azul mirarán con buenos ojos. Para conseguir las Emerald Chaos de Starfall Island, primero habrá que conseguir unas llaves de célula. Estas llaves las encontraremos en niveles externos al mundo abierto, en una zona que el juego llama el ciberespacio. Habrá tanto fases clásicas de scroll horizontal como otras mas modernas con un formato tridimensional. Independientemente del tipo de fase, siempre habrá que cumplimentar cuatro objetivos: superar el nivel, conseguir cinxo monedas rojas, finalizar con una cantidad mínima de anillos y llegar a meta antes del tiempo establecido. Tranquilos, no hace falta que sea todo a la vez, asi que tendremos cierta rejugabilidad en todos estos escenarios mas concretos y cerrados.

En estos niveles es donde la nostalgia florece. Tendremos viajes al pasado constantemente, recorriendo escenarios basados en Green Hill, y otros que nos recuerdan a los diseños que disfrutamos en Sonic Adventure. Es cierto que en los niveles en 2D, el salto de Sonic no es tan fino como uno podría esperar, pero al menos se ha corregido bastante si lo comparamos con lo experimentado en Sonic Generations.

Desata el poder de las Esmeraldas del Caos

Los combates son otra de las nuevas facetas que nuestro puercoespín puede realizar. Aunque aparentemente son cuatro movimientos (de hecho, la rama de habilidades que podemos desbloquear es muy pequeña), sí que podemos encadenar varios de estos ataques y hacer verdadero daño al enemigo.

Aparte del dash teledirigido que ya todos conocemos, habrá movimientos muy particulares como el cibergiro, con el cual levantaremos al enemigo por los aires dejándolo sin defensas. También existe el Sonic Boom, donde atacaremos desde la distancia con ráfagas poderosas. Podremos hacer otro tipo de movimientos especiales como un lanzamientos de bolas de energía con duplicados de Sonic cual ataque de Naruto. Si, he dicho Naruto y lo digo completamente en serio. Ojo a la transformación que Sonic realiza a Super Sonic. Al final de cada isla, tendremos un trepidante combate contra una bestia enorme. Para poder plantarle cara, el aclamado erizo podrá usar las Emerald Chaos y de esa manera sacar toda su fuerza para derrotarlos.

Conclusión de Sonic Frontiers

Si habéis leído el análisis, os habréis percatado que la última propuesta de SEGA tiene muchas vertientes novedosas. Sus escenarios, enormes y con mil rincones para explorar; la amplia gama de ataques de Sonic y una historia oscura que incluso deja en un segundo plano al mismo Robotnik. ¿O era Eggman? La cosa es que todo esto nunca o muy pocas veces lo encontramos en la saga, y se agradece es cambio en busca de unas nuevas vertientes para la mascota predilecta de SEGA.

Por desgracia, estos factores novedosos no son suficientes para tenernos expectantes y se diluyen con el paso de las horas. Las fases secundarias están bien, con un bonito viaje a la nostalgia con escenarios de ayer y de hoy. Pero el mundo principal, es decir, las zonas que componen Starfall Island, no acaban de cuajar. Primero, hay un ritmo que es contrario a los principios de Sonic, con paradas constantes para ver el mini-mapa, guiarte y localizar tu siguiente objetivo. Y segundo, el popping puede llegar a condicionar la búsqueda de los coleccionables y objetos por el escenario. No obstante, se agradece el esfuerzo del estudio por ofrecer algo diferente que se sale de lo preestablecido, y al final, arriesgando y probando seguro que darán con la tecla perfecta.

Sonic Frontiers

59.99€
7.5

Nota Final

7.5/10

Pros

  • Cambio de aires para Sonic
  • Los ataques están bien implementados
  • Las fases cortas apelan a la nostalgia, y eso siempre es bueno

Cons

  • Demasiados coleccionables...
  • Se corta constantemente el ritmo de la aventura
  • El popping es un fastidio

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