Sonic Superstars es una oda a las juegos clásicos del erizo azul, con nuevas funcionalidades para jugar en equipo
Todos sabemos lo que es capaz de hacer la mascota de SEGA por sí sólo. El erizo más conocido de los videojuegos es capaz de plantarle cara a un ejército sin la ayuda de nadie, destrozar complejos planes de sus adversarios e incluso salvar planetas con su velocidad y el poder de las Chaos Emeralds. Pero hacerlo sólo es un rollo, no lo vamos a negar. Por suerte, en Sonic Superstars contará con la intervención de sus amigos más allegados. Tails, Knuckles e incluso Amy se unirán a esta última aventura de Sonic para plantarle cara (de nuevo) al mismísimo Dr. Eggman. ¿Preparado para la diversión más frenética?
Fusión de conceptos
Si en Sonic Frontiers vimos una nueva faceta del erizo por mundos tridimensionales, en esta nueva entrega contaremos con todo lo contrario. Sonic Superstars quiere recuperar la esencia de los Sonic más clásicos, pese de dotar al título de su propia personalidad y características. Todo ese ambiente “retro” se percibe desde el primer minuto: los saltos de nuestros personajes, los entornos tan familiares que recorreremos, e incluso algunas fases de bonus extraídas de las primeras entregas que aparecieron en Mega Drive hace tres décadas.
Todo cambia cuando nos encontramos nuestra primera Chaos Emerald. Si conseguimos hacernos con una de estas gemas poderosas, desbloquearemos una habilidad especial que podremos utilizar a lo largo de nuestra aventura. Desde un dash de fuego, convertirnos en agua para subir cataratas o incluso plantar una enredadera que nos permitirá ascender por el escenario. Todos y cada uno de estos poderes son bastante peculiares, y aunque no es necesario usarlo en ningún momento, sí que nos facilitarán la vida en según qué pantallas.
Azul, rojo, naranja y rosa
Pese a esa vuelta al Sonic más clásico, su aspecto visual es completamente tridimensional, dejando a un lado el píxel-art que pudimos apreciar por ejemplo en Sonic Mania. Es un aspecto que me escamaba, ya que la precisión de los saltos cuando se diseña en Sonic en 3D particularmente no me resultaba agradable ni natural. Incluso en obras tan importantes como Sonic Generations no lo encontraba fluido del todo. Por suerte, tengo que decir que en Sonic Superstars todo va como la seda. Cada salto se percibe muy natural, y en todo momento tendremos la acción total de nuestro protagonista, controlemos a quien controlemos.
Y hablando de controlar, ya he comentado que podemos encarnar otros personajes que no sean el erizo azul. La gracia de controlar a los amigos de Sonic es que cada uno tiene sus propias habilidades únicas que han sido su santo y seña desde hace años. Tails podrá volar por el escenario, Knuckles planear y escalar muros, mientras que Amy usará un martillo para romper todo a su paso. Pese a sus habilidades, me faltan atajos únicos para estos protagonistas que hagan cada escenario diferente como sí que sucedía en clásicos como Sonic & Knuckles. Por supuesto que el juego es muy rejugable dependiendo de a quién controlemos, pero podrían haber estirado un poco más esta idea.
Frenetismo multiplicado por cuatro
Una de las gracias más icónicas que tiene este Sonic Superstars es la posibilidad de jugar en cooperativo con hasta otros tres amigos más. Pese a que sobre el papel parece una idea muy divertida, lo cierto es que tengo mis dudas al respecto. Si ya seguir la estela de Sonic es algo difícil en según qué pantallas, cuando se juntan los cuatro protagonistas a la vez es un descontrol. La cámara sólo seguirá al personaje que esté más avanzado, y si nos quedamos atrás, tendremos que teletransportarnos a la primera posición. Estaremos haciendo eso en todo momento, ya que es imposible que todo el mundo actúe a la misma velocidad. Una locura que sólo se disfruta en momentos más pausados, o cuando nos enfrentamos a los jefes finales, con la cámara estática.
Y hablando de jefes finales, el Dr. Eggman volverá a la carga con sus invenciones. Esta vez no estará sólo ya que aparte de los robots que fabricará, tendremos a Fang haciendo trastadas con al ayuda de un compinche. Y aunque hay algún final boss que nos haga sudar un poco, en general son enfrentamientos muy divertidos y variados. Además, si nos trabamos mucho con el rival, siempre podremos usar el poder de las Chaos Emeralds para que pongan la balanza a nuestro favor.
El cariño está presente
Seguramente me haya gustado mucho este Sonic Superstars por esa seña nostálgica de la que hace gala, pese su aspecto tridimensional. He tenido muchas reminiscencias a Sonic 3, y eso es bueno. Desde la búsqueda de anillos para entrar en las fases de bonus, la posibilidad de encarnar a otros personajes e incluso algún escenario como la Jungla y el Templo del Cielo que irremediablemente me devuelven a mi infancia. También me devuelve a mi infancia la típica fase bajo el agua, pero mis recuerdos ahí no son tan buenos. Las fases por el desierto, el típico casino, el primer acto con ese toque a Green Hill que enamora a primera vista… todo está hecho adrede para que retrocedas en el tiempo un buen puñado de años.
Eso sí, pese a ese viaje en el tiempo, me ha faltado “epicidad” en cada escenario, y me explico. Mientras que en la primera fase tenemos que huir de una bestia marina colosal (algo parecido a la que vivimos en Sonic Adventures, pero con la orca gigante), en el resto de etapas no hay ningún elemento diferenciador que rompa los esquemas de cada fase. Creo que le hubiese sentado de maravilla tener ese puntito único que rompiese con lo preestablecido, como sí tenía por ejemplo Sonic Mania. No obstante, si queremos algo distinto, tenemos las pantallas especiales a las que sólo accederemos si encontramos la fruta perdida por el escenario, aunque no se vive de la misma manera.
La liga de los robots sin gracia
Lo que es completamente distinto (y no precisamente para bien) es su modo multijugador. Aparte de su campaña, tendremos una serie de pruebas que podremos realizar contra otros usuarios. Se trata de un campeonato donde tendremos que completar mini-juegos, y cuando completemos tres de estas pruebas, quien más puntos tenga será el ganador. Pero ni las pruebas son divertidas, ni tienen el encanto visual que sí posee la aventura principal.
Encontraremos desafíos donde quien más estrellas obtenga será el ganador, otro donde habrá que resistir en el escenario el mayor tiempo posible, existe una modalidad donde tendremos que electrocutar al oponente… Todo muy variadito pero con una ejecución simple que ni siquiera casa con el espíritu de Sonic. Me ha parecido un poco desangelado, y sinceramente no creo que tenga la repercusión que sí tiene la aventura principal.
Conclusión de Sonic Superstars
Sonic y sus amigos vuelven a la carga en una aventura que nos devuelve a las primeras entregas del erizo azul. Sus escenarios, sus detalles, el control de los saltos… todo nos devuelve a nuestra infancia, pese a que contaremos con un aspecto tridimensional en vez del típico pixel-art. Eso sí, no todo es un viaje al pasado, ya que tenemos nuevas funcionalidades como los poderes especiales que desbloquearemos con las Emerald Chaos. Y aunque es algo opcional, resultará muy útil en ciertos compases de la campaña.
El principal reclamo de Sonic Superstars posiblemente sea lo más flojo de esta entrega. Sobre el papel, poder jugar con hasta tres amigos más puede resultar una maravilla, pero lo cierto es que debido a las velocidades que alcanzan Sonic y sus compañeros, se hace muy difícil que todos estemos en sintonía en la misma pantalla. Un caos que para ratitos cortos puede ser gracioso, pero que no nos permite jugar su modo principal de manera fluida. Pese a esta problemática, estamos ante una entrega que se hace muy disfrutable, y que exprimiremos al máximo para dar con todos los secretos que se esconden bajo sus loopings y rampas de velocidad. Ahora solo falta decidir a qué personaje vas a escoger para salir a toda pastilla por sus coloridos escenarios.