Análisis de The Last Case of Benedict Fox para Xbox Series X.
H.P. Lovecraft es uno de los autores más famosos del género de terror. Este escritor estadounidense ha creado novelas y relatos de terror y ciencia ficción que han servido de inspiración en el mundo del cine y los videojuegos. Seres marítimos o entidades cósmicas como el impronunciable Cthulhu y relatos oníricos son algunos de los temas que ya se han ganado el adjetivo de “lovecraftiano”. The Last Case of Benedict Fox es uno de esos juegos merecedores de esta etiqueta.
El título independiente del estudio polaco Plot Twist viene llamando la atención desde su anuncio por su ambientación y su toque de thriller de misterio. Una aventura en la que acompañaremos al detective Benedict Fox por un oscuro mundo de criaturas de otras dimensiones, tentáculos y alquimia. Si estáis preparados para afrontar lo inexplicable podemos comenzar con el análisis.
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Secretos de familia
Al acabar la Primera Guerra Mundial, una secta conocida como el Primer Círculo se dedicó a realizar grotescos experimentos para investigar, explorar y controlar el vacío. Pero existen fuerzas desconocidas que no se pueden dominar. Para evitar el colapso y la destrucción de la propia realidad surgió la Ordo Ira Dei, una orden creada para mantener a raya los oscuros planes del Primer Círculo.
Tras este prólogo, nos pondremos en la piel del afamado detective Benedict Fox en su último caso. La trágica noticia de que nuestro padre ha muerto nos llevará de vuelta a nuestro antiguo hogar. Una enorme mansión envuelta en misterios, crímenes, rituales y toda clase de secretos que arrojarán luz para descubrir la oscura verdad que esconde la familia de Benedict.
Descenso al limbo
La historia de The Last Case of Benedict Fox está fragmentada. Lo que significa que habrá que explorar bien todos los rincones para poder progresar en la trama. Es aquí donde el juego saca provecho de las mecánicas de metroidvania.
Gracias a un demonio interior que le acompaña, Benedict puede adentrarse en la mente de las personas fallecidas y viajar al limbo. Este siniestro mundo esconde las pesadillas más aterradoras del subconsciente y será el lugar que habrá que explorar a fondo para encontrar pistas u objetos que nos ayuden a superar determinados puzles y avanzar en el caso. Para defendernos, contaremos con una daga para ataques cuerpo a cuerpo y con una pistola de bengalas para ataques a distancia. Ambas se podrán mejorar si encontramos al personaje indicado para desarrollar esta tarea.
El poder de la tinta
Al acabar con los enemigos conseguiremos tinta. Este material servirá para mejorar a nuestro compañero-parásito-demonio interdimensional. Gracias a unos tatuajes que nos hará cierto personaje que desbloquearemos avanzando en la trama, podremos dotarle de nuevos poderes o movimientos que nos ayudarán, principalmente, a alcanzar nuevas zonas de los mapas.
Si nos matan y no la hemos asegurado en unos portales de teletransporte que aparecerán en algunos lugares del nivel, la tinta desaparecerá. Por consiguiente, el enemigo que haya acabado con nosotros se hará más fuerte y tendremos que volver a derrotarlo para recuperarla.
Puzles que hacen perder la cordura
Otro elemento muy importante en The Last Case of Benedict Fox son los puzles. Como comentábamos antes, para avanzar en la trama del juego y llegar a nuevas zonas de los mapas será necesario resolver ciertos rompecabezas. Dichos acertijos se basan principalmente en el empleo del Transcriptor Arcano. Este objeto con forma de brújula codifica cifras que, gracias al diario de nuestro padre, podremos traducir para introducirlas en los puzles o para que nos ayuden a descifrar combinaciones.
No os voy a mentir, el diseño de los rompecabezas me ha parecido muy creativo. Pero la necesidad de depender de elementos adicionales para resolver algunos de ellos o las nulas pistas que nos da el juego hacen que se vuelvan muy tediosos y confusos.
Un mundo onírico plagado de luces y sombras
Una de las cosas que más llama la atención de la obra de Plot Twist es su apartado visual. Las tres zonas en las que se desarrolla el juego están llenas de detalles y juegan muy bien con la iluminación. El diseño de escenarios es bonito y cuidado, con muchos elementos que me han recordado a los metrajes de Guillermo del Toro. Además, el limbo de cada personaje está muy bien diferenciado y delineado acorde a sus vivencias pasadas.
En cuanto a los personajes, su estilo se asemeja al de las películas de Tim Burton. Figuras delgadas de rostros lánguidos que hacen muy buena combinación con el aura de oscuridad y melancolía que acompaña al título.
Por desgracia, hay momentos donde todo esto se ve algo empañado por algún problema en las animaciones. Problemas que también hay en los subtítulos. El juego está perfectamente doblado en inglés y traducido al castellano de forma correcta. Pero hay ocasiones donde los subtítulos no están bien sincronizados. No obstante, estos fallos son bastante puntuales y podrían solucionarse con una actualización.
Respecto a la banda sonora, esta se compone de temas de jazz y de canciones con un estilo al de los años 20. Si os gusta, podéis adquirirla a través de la página de Steam del juego.
En definitiva
The Last Case of Benedict Fox es un buen juego, pero podría haber sido mucho mejor. El sistema de exploración de niveles saca a relucir su esencia de metroidvania, animándonos a hacer bactracking cuando conseguimos nuevas habilidades para Benedict que nos servirán para encontrar objetos importantes. El problema es que esta libertad se ve entorpecida por puzles bastante confusos (especialmente al comienzo de la aventura) que nos harán sentir muy perdidos dando vueltas por la misma zona del mapa sin saber qué hacer. Pero si contáis con la paciencia y el ingenio necesarios para resolverlos, disfrutaréis de una buena trama con crímenes y misterios de otra dimensión.