Nunca antes habíamos visto una ardilla tan enfadada y con tanta sed de violencia como en Zero: The Kamikaze Squirrel

Reconozco que en la gloriosa época de los 8 y 16 bits sentía admiración por los juegos protagonizados por “mascotas”. Que si el el icónico erizo azul, Earthworm Jim, la estrella fugaz de Ristar, peces que se creían James Bond… Un listado enorme de genialidades, aunque siempre se me quedó en el tintero la propuesta que precisamente tenemos sobre la mesa. Su nombre es Zero The Kamikaze Squirrel, y seguramente muchos le conoceréis por ser uno de los enemigos de Aero The Acro-Bat.

Kung-Fu animal

Este spin-off de la saga de Aero the Acro-Bat salió al mercado en el año 1994 de la mano de Sunsoft e Iguana Entertainment. Ahora, 30 añazos más tarde, la gente de Ratalaika Games recuperan este juego donde el desafío con las plataformas está a otro nivel. Como en la entrega original, seguiremos controlando a Zero, una ardilla que dará de lado a su maestro Ektor por ir a salvar el bosque donde vive su familia. Este gesto no le hace mucha gracia al malo de turno, e impedirá de todas las maneras posibles que nuestro amigo cumpla con sus objetivos.

Poco o nada ha cambiado de la entrega original a la que tenemos hoy en día. Zero: The Kamikaze Squirrel es un port en toda regla, de una forma muy similar a la que hemos visto con otros juegos que suele traer Ratalaika. Eso puede ser bueno si queremos conservar la “esencia” de estos clásicos, pero malo porque arrastra ciertos aspectos jugable que no casan con los tiempos actuales.

Precisión esciúrida

Estamos ante un juego muy difícil. Y no porque los enemigos sean complejos de derrotar, sino por unos saltos que requieren de mucha destreza y horas de ensayo/error. Zero tiene un doble salto muy particular que dependiendo de la inercia antes del salto y del momento que presionemos el botón, se comportará de una manera u otra. Este es un problema grande cuando tienes que realiza largo, ya que nunca sabes con certeza si vas a lograrlo.

Tampoco nadie te dice nada sobre los controles, y aunque parezca a simple vista que esta ardilla peleona no tiene combos, hay algún que otro movimiento que necesitamos saber sí o sí para superar ciertas partes de cada fase. Por poner un ejemplo, si en un salto das una vez al Rb, caerá hacia abajo en picado. Pero si durante ese trayecto en picado vuelves a darle al mismo botón, nuestro héroe empezará a planear durante un buen rato. Yo no sabía que estábamos ante una ardilla voladora, y saber ese truco “me costó” ir a una guía para ver cómo narices se hacía eso. Y este es sólo un ejemplo, que hay varios durante toda la partida.

Viaje retro, pero echamos en falta el aire acondicionado

Sé que estamos ante un port prácticamente 1:1 respecto al original, pero hay cosas que se podían haber tocado para mejorar la calidad de vida del jugador. Zero the Kamikaze Squirrel tiene un campo de visión muy limitado, y a poco que ganes velocidad, lo más seguro es que te estampes ante un adversario o una trampa. Si a esos encontronazos le añadimos un pixelado que penaliza en pantallas grandes… pues tenemos un problema.

Ojo, al igual que digo que tiene sus carencias para aquellos que esperen un título de plataformas “contemporáneo” pero de la vieja escuela, lo cierto es que es un viaje directo a nuestro pasado sin tapujos. El tipo de fase que tiene, los extra que ganamos por el camino, su música tan acorde a la época… Todo es muy noventero. Además, tiene algún que otro extra para los más viejunos, como son las portadas, assets y ciertas ilustraciones referentes a Zero the Kamikaze Squirrel. ¡Ah! Y tenemos el famoso rebobinado manual, que viene estupendamente genial en este tipo de propuestas tan difíciles.

Conclusión de Zero the Kamikaze Squirrel

Ratalaika sigue con su gran gesta de traer del pasado títulos que pasaron desapercibidos y que necesitan urgentemente una segunda oportunidad. Al igual que Aero the Acro-Bat, estamos ante un título de plataformas de la vieja escuela donde el desafío reside en la precisión con los saltos. Para desgracia de los usuarios más actuales, Zero the Kamikaze Squirrel no ha cambiado ni un ápice, y eso significa que estamos ante un campo de visión irrisorio, con unos píxeles como puños en pantallas grandes, y un esquema de control sin guías ni tutoriales que nos harán la vida imposible. Por suerte, tenemos el bendito rebobinado rápido que a este tipo de juegos le va de maravilla. Recomendado sólo para los más puristas y veteranos del sector.

Zero the Kamikaze Squirrel

4.79€
5

Nota Final

5.0/10

Pros

  • Vuelta a un clásico
  • Bendito rebobinado de partida
  • Extras para los más puristas

Cons

  • No hay mejoras visuales, y en pantallas grandes duelen los píxeles
  • Mecánicas de salto obsoletas
  • Poco cambiod e visión, que acentúa la dificultad

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