Tras la polémica acaecida con Control: Ultimate Edition, nos preguntamos si sigue mereciendo comprar juegos de lanzamiento.
Hubo un tiempo pretérito en que las ediciones definitivas, las ediciones mejoradas y las ediciones del juego del año eran consideradas como una “puñalada trapera” para aquellos jugadores que compraban juegos de lanzamiento. El argumento que se esgrimía desde esta trinchera era que estas nuevas ediciones salían al mercado con un precio menor que las versiones de lanzamiento y encima incluían mejoras y DLCs lanzados a posteriori. Sin embargo, estas versiones “definitivas” fueron finalmente aceptadas por todos desde hace ya algún tiempo e incluso hay quienes prefieren disfrutar aún así de un juego de lanzamiento, ya sea por la novedad o por que sean muy fans de ello, y les merece la pena pagar el coste inicial. Sin embargo, en los últimos años ese valor añadido se ha ido perdiendo un poco y parece estar incluso empeorando para disgusto de los fans.

Esta semana nos enteramos de la existencia de Control: Ultimate Edition. Esta versión incluirá el juego estándar y todo el contenido que los jugadores han estado esperando. Tendrá un precio de unos 40 dólares en EEUU e incluye todo el contenido lanzado para Control hasta este momento. Sin embargo, hay una diferencia clave entre esta y todas las demás versiones del juego: incluirá una actualización gratuita de mejora para Xbox Series X. El resto de jugadores, incluidos los que compraron el juego en el lanzamiento, tendrán que desembolsar otros 40$ si quieren poder jugar a la mejor versión de Control en su nueva consola. Eso son 40$ además de los 90$ que los fans habrían gastado si compraran el juego y su pase de temporada. No se sabe muy bien en qué estaba pensando Remedy al llevar a cabo esta fea estrategia, pero esto no es un trato justo para los compradores del día del lanzamiento.
Este asunto se suma a los problemas de inicio ya habituales que se han visto en muchos lanzamientos de juegos importantes. La lista de juegos que supusieron un fracaso en su lanzamiento es larga, con juegos como Fallout 76, Anthem, No Man’s Sky, Mass Effect Andromeda o Destiny 2. Afortunadamente, no todos los juegos tienen un lanzamiento catastrófico, pero ya no es sorprendente descubrir que un juego nuevo sale al mercado con problemas importantes que tratan de solventar a la desesperada con parche Day 1. Y es que amigos, últimamente los lanzamientos de juegos se parecen más a pruebas beta que a un lanzamiento final. Y no, una beta no cuesta lo que un juego completo ni de cerca.

Hace un par de años la única diferencia palpable entre las versiones de lanzamiento y las versiones completas era el contenido incluido. Ahora, sin embargo, la diferencia radica tanto en el contenido añadido como en la experiencia de juego que se ofrece en general. Cuando la versión completa sale al mercado, los desarrolladores han tenido al menos un año más para resolver los principales problemas descubiertos en el lanzamiento por los jugadores. Por lo tanto, la versión completa suele ofrecer a sus jugadores una experiencia mucho más consistente y agradable, aunque sin la emoción que supone comprar un juego de lanzamiento. Si juntamos eso con un precio a menudo más barato e incluso actualizaciones gratuitas de mejora en casos como el de Control: Ultimate Edition, esperar a la versión completa es sin duda la mejor opción.

Para muchos (entre los que me incluyo), la emoción que supone ir a comprar un nuevo juego en el día del lanzamiento es algo que sin duda puede merecer la pena. Al final sigue siendo divertido participar en las discusiones con colegas sobre los juegos que acaban de salir al mercado. Sin embargo, los grandes juegos tienden a presentar muchos más problemas en el momento de su lanzamiento que hace 15 años. Además, suelen tener algún tipo de pase de temporada para contenidos posteriores, que al final no es más que un sacacuartos. Los juegos también son mucho más caros en el momento del lanzamiento. Comparado con la versión completa con todos los bugs corregidos, todo el contenido incluido y posiblemente incluso más extras por un precio más barato, las ventajas son más que obvias. El bombo y la expectación que se genera cuando va a salir un nuevo juego puede que pronto deje de ser suficiente para compensar todos los inconvenientes que nos acarrea comprar los juegos antes de tiempo. Pero eso solo el tiempo lo dirá.