Análisis de Graven para Xbox Series X. Un FPS de corte retro con muy buenas ideas que no terminan de cuajar del todo.
En un mercado saturado por juegos que salen cada mes, está empezando a surgir una tendencia basada en rescatar fórmulas clásicas. Títulos antiguos de la década de los 90 que se han pulido para ofrecer una experiencia más apta a los nuevos tiempos (un ejemplo reciente de esto ha sido el remake de System Shock). Ahora, Slipgate Ironworks, junto con la distribuidora 3D Realms, nos presentan Graven. Un juego que, tras estar tres años en Early Access y haber pasado por muchos altibajos, ha acabado llegando a consolas.
También te puede interesar
Graven es un FPS ambientado en un mundo medieval de fantasía oscura que pretende ser el sucesor espiritual de grandes clásicos como Hexen o Heretic. ¿Lo consigue? Pues lo cierto es que no del todo. Pero antes de quemarlo con un hechizo de fuego, mejor vayamos analizándolo punto por punto para ver exactamente lo que ha fallado.
Traición, exilio y redención
Graven es un juego de acción, puzles y exploración en primera persona que nos pone en la piel de un virtuoso sacerdote de la Orden Ortogonal que es juzgado y condenado al exilio por sus camaradas tras cobrarse la vida de un compañero cuando éste intentaba sacrificar a su hija en un oscuro e impío ritual. Aceptando nuestro destino, acabaremos vagando por el desierto, rezando por que la muerte nos libere del sufrimiento que cargamos en los hombros.
Pero antes de desfallecer, un misterioso poder nos otorga una segunda oportunidad transportándonos por arte de magia a una misteriosa embarcación que nos está transportando, a través de un sombrío pantano, a la ciudad de Ríacrucis. En este tétrico lugar, deberemos enfrentarnos a horribles criaturas y explorar bien cada callejón si queremos enterarnos de por qué hemos acabado aquí.

Si bien el título de Slipgate Ironworks resulta bastante pobre en el aspecto narrativo, la construcción de su mundo lo consigue compensar. Repartidos por ahí encontraremos documentos (no muchos) que aportan algo más de lore y contexto de lo que está pasando en cada uno de los tres biomas en los que se desarrolla la acción.
Magia y ballestas
Para poder sobrevivir a los peligros de Graven, nuestro sacerdote estará bien preparado. Para empezar, contaremos con un libro de hechizos que, de primeras, solo tendrá magia de fuego, pero podremos ir añadiéndole nuevos encantamientos. Como arma a distancia también tendremos una ballesta de mano, bastante básica al principio, pero letal cuando encontremos modelos mejores. Y como último recurso, tendremos a mano un robusto báculo de madera buena de roble para dar para el pelo a los monstruos.

Como es habitual, a medida que avancemos en el juego, iremos mejorando nuestro arsenal con armas nuevas (como espadas y mayales) o encontrando versiones más poderosas de las que ya tenemos. En general, el combate se siente algo irregular. Si bien las armas a distancia resultan contundentes y divertidas de usar, las que son cuerpo a cuerpo son muy ortopédicas. El impacto en los enemigos se siente algo aleatorio y caótico. Con el tiempo nos iremos acostumbrando, pero cuando el número de enemigos aumente acabaremos decantándonos por la magia y las ballestas. Eso sí, a cambio de gastar maná y munición.
Más perdido que un sacerdote en una taberna
Graven es un título muy enfocado en la exploración de niveles y en la inmersión de su lore. De hecho, nada más empezar la partida desde el menú ya se nos advierte que leamos cada diálogo e indicación con atención. La comprensión lectora juega un papel importante, quizás demasiado. Si no tenemos los cinco sentidos activados o no contamos con una buena orientación se nos va a hacer cuesta arriba.

La gente de Slipgate Ironworks ha decidido no incluir mapas ni indicaciones de por dónde ir. Lo dejan todo a nuestra atención. Por una parte, esto fuerza a que hagamos backtracking y exploremos a fondo cada mazmorra, haciéndonos nuestro propio mapa mental. Pero, por otro lado, el juego es tan parco en palabras que resulta hasta obtuso. Muchas veces acabaremos dando vueltas en círculos, buscando esa dichosa palanca que abre una compuerta o el lugar donde tenemos que colocar ese barril explosivo que llevamos a cuestas.
Además, también tendremos que resolver algunos puzles de lógica. En su mayoría, estos requerirán averiguar la combinación de jeroglíficos con la ayuda de ciertas pistas. No son especialmente complejos, pero sí entretenidos de resolver y aportan cierta variedad a la experiencia de juego.
Gráficos con sabor añejo
Personalmente, creo que todo el encanto de Graven reside en su apartado visual. Estamos ante un título que bebe directamente de la estética de los años 90, ya sabéis: texturas pixeladas, polígonos, etc. Si combinamos esto con la potencia del motor Unreal Engine 4 (que nos proporciona una iluminación de alta calidad, entre otras cosas), obtenemos una poción con cierto regustillo a FPS retro como Duke Nukem 3D o Half Life. De hecho, algunas criaturas han sido creadas por el mismo Chuck Jones.
La ambientación también es impecable. Los tres biomas captan a la perfección la esencia de fantasía oscura. El primero nos muestra una ciudad pantanosa asolada por enfermedades, el segundo es un entorno nevado como los de Skyrim y el tercero muestra una ambientación menos lúgubre con entornos más luminosos. En general, todo se ve bien cohesionado y artísticamente nada se encuentra fuera de lugar. No obstante, chocan bastante algunos tiempos de carga entre zonas.

Respecto al apartado sonoro, encontramos melodías que denotan tonos misteriosos con tintes sectarios. Aunque es buena y está bien implementada dentro del juego, no es un aspecto que destaque demasiado. Simplemente funciona.
En definitiva
Graven es un videojuego con muchas virtudes que parece que no deja de autosabotearse. La gente de Slipgate Ironworks consigue encandilar con una ambientación de fantasía oscura memorable, sensación completa de inmersión y una genial combinación entre lo retro y lo nuevo. Por desgracia, las irregularidades del combate, la falta de indicaciones, el obtuso sistema de misiones y las cargas acaban dejando un sabor agridulce en la boca. Está claro que Graven es una propuesta arriesgada que necesita algo más de pulido. Aún así, si te gustan los juegos duros de exploración a la vieja escuela y estás dispuesto a perdonar sus fallos, es un título a tener en cuenta.